ENTREVISTA A FÉLIX DE AZÚA
«Me inquieta que el nacionalismo fanático extienda en Cataluña el odio a los españoles»
TEXTO: IVA ANGUERA DE SOJO en “ABC” del 04.06.05
Por su interés y relevancia, he seleccionado la entrevista que sigue para incluirla en este sitio web. (L. B.-B.)
Barcelona. El próximo martes, un
grupo de intelectuales catalanes de ámbitos diversos presentará el Manifiesto
«Por un nuevo partido enCataluña», iniciativa que llega un año y medio después
del acceso de los socialistas a la presidencia de la Generalitat. Están
convencidos de que el nacionalismo sigue mandando en el gobierno catalán. Félix
de Azúa es uno de los impulsores de un plan que busca romper el discurso único
imperante.
-¿Cual ha sido el detonante que les ha llevado a promover este manifiesto?
-Los que hemos firmado el escrito somos muchos y diversos. En mi caso, lo que me
produce mayor inquietud es la extensión del odio a los españoles y el proyecto
de los nacionalistas fanáticos para reproducir en Cataluña la situación vasca.
-¿Hasta dónde están dispuestos a comprometerse
políticamente?
-Cada cual actuará libremente y según sus capacidades. Yo no estoy
particularmente interesado en la política práctica.
- ¿Le preocupa que les cuelguen la etiqueta de
«lerrouxistas»?
-No, en absoluto. De hecho hay un lerrouxismo a la inversa, mucho más verdadero.
Un diputado independentista y sus columnistas de pesebre nos califican de «pijos
resentidos» con la intención de azuzar el espantajo de la «burguesía catalana»
de Pedralbes, antiobrera y españolista. A la gente normal estos infantilismos le
dan risa.
-Cuando estalló el «caso Carod» usted escribió:
«Suponíamos que la izquierda podía ser menos incompetente (que CiU). Una
ingenuidad». ¿Un año y medio después de la llegada del PSC a la Generalitat, se
siente frustrado o desamparado?
-No es cosa que deba juzgarse sentimentalmente. Mi impresión es más bien
pragmática. Creo que el lugar en donde vivo se está deteriorando y trato de que
no vaya a peor. Me da mucha pereza cambiar de domicilio.
-¿Cree que se ha impuesto en Cataluña el discurso
único?
-Los vascos tienen un partido al que votar, el PSE, que no plantea la hostilidad
hacia España (por ahora). En Cataluña no lo hay. El PP es premoderno y no sirve.
-Pasqual Maragall sostiene que la contraposición
entre discurso social e identitario es una dicotomía falsa. ¿Qué opinión le
merece esa postura, teniendo en cuenta que viene de un líder socialista?
-Nacionalismo y socialismo son incompatibles. No conozco ni un solo nacionalismo
de izquierdas. Quizás Dios ha bendecido a Cataluña con esa diferencia, pero será
difícil de demostrar. Los jefes del nacionalismo europeo se llaman Le Pen o
Haider y en España, Blas Piñar.
-¿Atribuye ese discurso de Maragall a la influencia
de Esquerra o a méritos propios?
-Es evidente que Maragall está preso de los votos de los independentistas. Y no
sólo él. Convergencia compite con ellos en fanatismo. El mayor problema es la
falta de convicciones profundas entre los políticos catalanes. Les come la moral
el que grita más fuerte.
-¿Qué hay de cierto en las quejas de Maragall y
Carod en el sentido de que la derecha española magnifica sus errores para atacar
al Gobierno de Zapatero?
-Hay millones de catalanes a los que la caricatura del «Madrid satánico» no les
impresiona absolutamente nada. Saben que es el telón que esconde una bien
demostrada incompetencia local.
-¿Cree que el pensamiento nacionalista se ha
impuesto en el PSC o el problema es el de un partido acomplejado ante el
nacionalismo catalán?
-El problema es el grupo de viejos dirigentes que no tienen nada mejor que
ofrecer que más nacionalismo. Si fueran jóvenes estarían en el partido de Carod.
El PSC tiene que renovarse si quiere conservar una voz propia.
-¿Coincide con la definición del catalanismo del
PSC como «nacionalismo implícito» que denuncian algunos militantes socialistas?
-Sí, es la herencia de los años setenta. Algo totalmente rancio que por desdicha
ha convertido a los de Iniciativa, ¡la extrema izquierda!, en un jardín de
infancia.
-¿Cree que hay voluntad en ese sector de romper con
el PSC y crear ese partido que ustedes reclaman?
-Será muy difícil, pero supongo que ganas no faltan.
-Denuncian que ningún partido en Cataluña les
representa. ¿Tampoco el PP?
-El PP no es un partido moderno. Es inconcebible que quiera imponer clases de
religión, que impida la investigación científica o que se tome en serio al
Vaticano. Cuando ese partido acabe con los restos de franquismo que le asfixian,
cambiará todo el panorama político de España.
-¿Cree que el giro catalanista de Piqué ha plegado
a los populares al discurso nacionalista?
-¡Qué remedio! Les apedrean las sedes, les tiran huevos cuando ponen flores a
los héroes catalanes, les impiden hablar en la universidad, les desprecian
constantemente, se burlan de ellos en todos los medios públicos... Y sus colegas
sonríen y les dan palmaditas en la espalda.
-¿A qué sector de la sociedad catalana representan?
¿Está de acuerdo con quienes los identifican con los emigrantes del resto de
España que llegaron en los cincuenta y sesenta?
-Cada cual debe de representar una parte distinta, porque hay miles de llamadas
de gentes que quieren adherirse al escrito. Sin embargo, no queremos representar
nada más que la insumisión o el disenso. Son los partidos los que debieran
representar a las clases, pero el nacionalismo, como usted sabe, disimula que
aún hay clases.
-Usted secundó también el manifiesto de
intelectuales contra la «Barcelona antitaurina». Se ha convertido en un experto
en batallas políticamente incorrectas.
-La incorrección política de hoy es la corrección política de mañana...
-Como profesor universitario, ¿cree que la política
lingüística en defensa del catalán resta potencialidad a la universidad
catalana?
-No podría afirmarlo con datos. Más bien creo que la educación en general es un
desastre. Proporcionalmente, el presupuesto catalán de educación es el más bajo
de España.
-Como escritor, ¿qué opina de la marginación de los
escritores en castellano de la Feria de Frankfurt?
-Me parece muy bien. Creo que habría que darle la vuelta. Dado el desprecio que
manifiestan las autoridades (aunque no los colegas) hacia estos escritores, a
Frankfurt no debería acudir ningún escritor en lengua castellana, de manera que
los alemanes se enteraran de cuál es la situación real en Cataluña. Es un error
bailarle el agua a los intolerantes.