¿DEBE LA PLATAFORMA CONTRA MARAGALL IMPULSAR LA CREACIÓN DE UN PARTIDO POLÍTICO?
Palabras cruzadas en “ABC” del 08.06.05
ESE PARTIDO YA EXISTE
Edurne Uriarte
Toda mi admiración hacia los intelectuales que osan levantar la voz en ese empacho de corrección nacionalista en que se ha convertido Cataluña. Pero ese partido que reclaman ya existe. Es el PP. Félix de Azúa decía que el PP no es moderno. Pero ¿qué es la modernidad frente a los nacionalismos? Cosmopolitismo, apertura y ciudadanía. Y sí, la derecha tiene todo eso, y aún más en Cataluña y en el País Vasco, por el contexto histórico en que le ha tocado vivir. Pero a la derecha le falta el reconocimiento de los intelectuales, y no por lo que le falta a la derecha, sino por la revolución pendiente de una elite intelectual que sigue siendo incapaz de diferenciar la derecha actual del franquismo. Ése es el problema de Cataluña, del País Vasco, y de España. Y, por supuesto, tiemblo ante las vocaciones políticas de los intelectuales. Hace tiempo que llego a la misma conclusión en las reuniones de los foros cívicos vascos: ¡menos mal que no somos un partido político! Los intelectuales son incompatibles con los partidos. Porque son ferozmente individualistas e indisciplinados, y muy propensos a poner los ideales, buenos o malos, por encima de los intereses, todo ello muy estimulante para la creatividad, pero completamente disolvente en el seno de un partido político.
CONTRA LA OPRESIÓN NACIONALISTA
I.Sánchez Cámara
Lo mejor del Manifiesto avalado por unos doscientos intelectuales catalanes es la exhibición de rebeldía cívica contra la opresión nacionalista. El tripartito ha empeorado las cosas: de un nacionalismo de derechas se ha pasado a otro, más exacerbado, de izquierdas. El Manifiesto avala la creación de un nuevo partido que se oponga a las tesis catalanistas, cuya hegemonía filototalitaria no se corresponde con la realidad social catalana. Esta iniciativa merece un apoyo total, al menos mientras se mantenga la situación actual, sobre todo en el seno del PSC. Hoy la única fuerza política no nacionalista es el PP. Su trabajo es muy estimable, aunque bastantes añoren la etapa de Vidal-Quadras. Lo cierto es que muchos catalanes, especialmente los no nacionalistas de izquierda, no tienen una opción que puedan votar. Una nueva corriente crítica apunta en el seno del socialismo catalán. Mientras no se imponga, la existencia de unas siglas nuevas será una urgente necesidad. Es una iniciativa que demuestra que muchos catalanes no están dispuestos a aceptar la prolongada siesta de la dictadura nacionalista. La Cataluña real se opone a la oficial.