CONSEJOS DE AMIGO
Lo que aúllan en la COPE se llama 'oposición'. Y hay que aceptarla aunque no sea educada.
Artículo de Félix de Azúa, escritor, en “El Periódico” del 28-12-05
Por su interés y relevancia he seleccionado el
artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
El inexorable descenso en las expectativas de voto de Esquerra Republicana,
acompañado por el ascenso también inexorable de los convergentes (lo que ilustra
sobre un electorado nacionalista más transversal que la Coca-Cola), se ha
acentuado en las últimas semanas. Ello nos induce a recomendar a los
independentistas que se pongan en manos de algún asesor de imagen. Alguna
empresa sólida, elegante, bien trajeada, carísima, en fin, de izquierdas. No
obstante, como adelanto y de un modo desinteresado, paso a recomendarles algunas
correcciones prácticas y baratas.
Queda feo ponerse como fieras cuando el Gobierno quiere cerrar el diario Egin o
el Egunkaria o cualquier otro fenomenal panfleto étnico y exigir simultáneamente
que cierren la COPE. Es una recuperación desdichada del proteccionismo catalán
que casa mal con el progresismo. Es cierto que resulta más cómodo acabar con la
competencia y poner unas fronteras fiscales tremendas, lo que nos permite vender
nuestros productos al precio que nos pase por la boina, pero va contra la moda.
Si cerramos todos los medios que nos critican y abrimos todos los que nos
alaban, la gente acabará harta de nosotros. Un poco de juego democrático es
conveniente.
Recomendación: ayuden ustedes a la COPE, por ejemplo con artículos de Salvador
Sostres que tanto dignifican las páginas del Avui y que parecen paridos por
Federico Jiménez Losantos. Sean simpáticos.
No pueden ustedes llamar cobarde al pobre señor Raventós, o Freixenet, que los
confundo, sólo porque teman que se les caiga encima la empresa. Incluso si
ustedes creen que todos los empresarios catalanes son unos cobardes, cosa que se
les oye decir de vez en cuando, no lo digan. Tengan en cuenta que ustedes viven
del Estado y en cambio los empresarios, por lo general, de su trabajo. Está muy
feo exigir a la gente que se sacrifique cuando uno mismo vive como un cura, no
corre riesgos, viaja gratis, cobra la jubilación entera a los ocho años de
empezar a firmar y sólo tiene que decir un par de bobadas cada día por la radio
o por la tele.
Recomendación: reúnan ustedes los sueldos y comisiones de todos sus diputados en
este mes de diciembre y dediquen esa porrada de millones a comprar cava. Lo cual
tendrá un doble efecto. Por un lado sabremos lo que ustedes cobran de verdad,
algo muy difícil de averiguar. Y por otro, los empresarios catalanes les verán
realmente de su lado. El cava, luego, pueden repartirlo entre los pobres, con lo
que aún ganarán en imagen y pondrán las Ramblas como le gustan a Clos.
Poco acertado (cosa realmente extraña) estuvo Carod-Rovira el otro día, cuando
tras la manifestación del PP por la Constitución, etcétera, dijo que, para salir
de su provincianismo, Catalunya tenía que dejar de mirar hacia España. La idea
es buena, pero está mal expresada. Somos provincianos, pero no tontos. Por
ejemplo, yo dejo de mirar a Hacienda y me ahorro un dinero, pero tendré que
gastarlo en la cárcel. O bien, usted coge el coche y deja de mirar a las
gasolineras, lo que también le reporta un beneficio, pero se queda tirado en la
autopista. Claro, si dejo de mirar a España y me miro a mí mismo, corro el
peligro de quedarme bizco. La idea, digo, es buena, pero le falta elaboración,
como al señor Tardà.
Tomen ustedes el método De Madre. Con sutileza admirable dijo haber huido del
franquismo que la mataba de hambre en Almería o en Jaén, que no me acuerdo, y
haber encontrado refugio, consuelo y un sueldo en Catalunya, donde (se deduce)
no había ni un franquista que la matara de hambre. ¡Menuda alegría se llevaron
aquellos generosos empresarios que pagaban enormes estipendios a los inmigrantes
de los años 60! Ése es el estilo socialista. Así se ganan amigos.
Recomendación: en lugar de no mirar a España, exijan ustedes que miremos a Prats
del Lluçanès, o a Hostalets de Pierola. Lo contentos que se pondrán...
Vean que he vivido ya mucho y puedo darles unos cuantos consejos más, si me lo
permiten. Se les nota un tanto verdes en esto de la democracia. Habituados a que
en Catalunya no se haya puesto en marcha ese mecanismo (quizá innecesario, no lo
niego) llamado oposición, carecen ustedes de reflejos. Lo que aúllan en la COPE,
en la manifestación del PP o con el boicot de productos catalanes (¡qué mal
corazón, señor!) se llama oposición. A veces es educada y a veces, no. Pero,
claro, no tiene mérito aceptar sólo la educada. Eso lo hace cualquiera.
Ustedes han de dar muestras de que son más demócratas que nadie y aguantar todo
lo que les echen. Miren qué papel está haciendo Montilla, un político tan poco
habituado a que le lleven la contraria. Ahora se la han llevado, y el pobre ha
tenido que hablar por primera vez en su vida. No sigan ese camino. O bien
quédense en casita, que se está muy bien, nadie te canta las cuarenta y en el
mercado te dicen rei y reina.
Aunque yo creo que deberían intentar hacer política en un lugar serio, o sea,
peligroso, como Madrid, donde hay políticos bravos, o sea, perversos,
retorcidísimos. De ese modo harán músculo y, cuando vuelvan a Catalunya, los de
aquí les parecerán unas nenazas y se los comerán de un bocado.