LA "PLATAFORMA DE INTELECTUALES" Y EL NACIONALISMO
Artículo de Diego Luis Baño en “El Semanal Digital” del 02.07.05
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
2 de julio de 2005. Mucho
se habla estos días del manifiesto "no nacionalista" que una plataforma de
intelectuales ha publicado en Cataluña, y de su intención de crear un nuevo
partido político que represente y defienda los principios expuestos en ese
manifiesto. Un partido que, según han explicado los promotores, tendría como
objetivos inmediatos la paralización del nuevo Estatuto y el cierre de las
Oficinas de Garantías Lingüísticas de la Generalitat. Poca sustancia por ahora
para formar un partido, aunque sus impulsores ya han advertido que esto no es
sino el principio y que sólo darán vida a la nueva formación si reciben los
apoyos suficientes y consiguen una mínima coherencia ideológica.
Sin embargo, del manifiesto se desprenden algunas ideas significativas que
resultan orientativas de cara a entrever lo que sería el corpus
ideológico del nuevo partido. Destaca de una forma especial su particular idea
de nación fundada en conceptos ambiguos e imprecisos como la ciudadanía o las
leyes, en contraposición al concepto que atribuyen a los nacionalistas basado en
la identidad y el territorio. Y precisamente aquí es donde radica su parte más
débil y vulnerable, ya que el error del nacionalismo no radica en defender la
identidad y la cultura de Cataluña sino en haber desvirtuado su verdadera
identidad inventándose una "nación catalana" contrapuesta y enfrentada a España.
El nacionalismo catalán se nutre de unos dogmas sin fundamentos ni razón
histórica, y por lo tanto lo más correcto sería combatirlo con los argumentos
que la historia y la razón nos proporcionan. Sería un grave error tratar de
acabar con el nacionalismo negando la existencia de las identidades colectivas y
vaciando a las personas de sus sentimientos de amor a una tierra, una historia,
una cultura o un proyecto común encarnado en la nación. La experiencia de los
últimos 30 años nos demuestra que esto sólo ha conseguido fortalecer al
nacionalismo.
Por mucho que se empeñen, la existencia de grupos humanos organizados en torno a
unos elementos comunes para llevar a cabo unos objetivos compartidos se remonta
a los orígenes de la existencia humana. De otro modo sería inexplicable la
existencia de los Estados, que no son sino una forma evolucionada de esas
primitivas organizaciones. La nación es un concepto identitario antes que un
concepto legal. Lo contrario equivaldría a decir que la nación española nació en
1812 con la primera Constitución, idea que no tiene fundamento alguno. Más bien
porque existe la nación española como identidad colectiva forjada a través de un
largo proceso histórico, se recoge su realidad a través del artículo 2 de
nuestra Carta Magna. Es en la existencia de la nación y en su unidad en las que
se fundamenta nuestro orden constitucional como espacio de igualdad y
solidaridad, y no al revés.