TALANTE MAQUIAVÉLICO
Artículo de JORDI BARBETA en “La Vanguardia” del 13/02/2005
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
Andaban los tripartitos del Ayuntamiento y de la
Generalitat desbordados pero arremangados por la tragedia del Carmel y va su
Gobierno amigo y les somete a una sobredosis de talante maquiavélico más
desagradable que una lavativa y más dolorosa que una puñalada trapera.
La lealtad, para que funcione, ha de ser siempre de ida y vuelta, y ni el
Gobierno de la Generalitat, ni el Ayuntamiento de Barcelona, ni Pasqual
Maragall, ni Joan Clos, ni el esforzado Joaquim Nadal, se merecían, después de
todo, y con lo que les está cayendo, el estilo populista que desarrolló el
viernes el presidente Zapatero, en su visita relámpago al barrio del Carmel para
repartir calderilla y de paso quitarse el muerto de encima en lo que respecta a
él y sólo a él.
No se están portando tan mal con Zapatero los socialistas catalanes como para
que se presente en Barcelona a denigrarles en público impartiendo lecciones de
buen gobierno en un momento tan dramático, cuando no es que sus ministros hayan
demostrado precisamente capacidades tan enormes. No fue solidaridad ni siquiera
respeto lo que demostró el viernes Zapatero con las instituciones catalanas, con
los representantes legítimos de Catalunya y con sus correligionarios, a los que
sometió sin derecho a un escarnio impropio desde cualquier punto de vista. Pero
¿quién se ha creído que es?, ¿quién se ha creído que son? A Zapatero le
escribieron un guión equivocado que sin duda tendrá consecuencias, porque una
cosa es discrepar y otra, ofender.
Agobernantes democráticamente elegidos y legítimamente competentes que estaban
sacando fuerzas de flaqueza para hacer frente a una tragedia de la que serán
evidentemente responsables, pero que se mire como se mire se ha producido muy a
pesar suyo, les cayó del cielo un ángel salvador que sin comerlo ni beberlo se
erigió en defensor de los derechos del pueblo, de la transparencia informativa,
del rigor de la Administración, de la capacidad de diálogo y de todas las
virtudes democráticas habidas y por haber... ¿Era un ángel o un auténtico
demonio? En cualquier caso, eso no se hace. O como mínimo, hacía tiempo que no
se hacía.
Y que nadie se lleve a engaño. Los vecinos del Carmel son gente educada pero no
tonta y no se chupan el dedo. No tenían por qué mostrarse antipáticos cuando el
viernes se presentó el presidente del Gobierno en el barrio, pero todos tienen
muy claro que lo que les prometió no es más que calderilla y que con quien
tendrán que administrar la tragedia será inevitablemente con los políticos de
casa. No le van a levantar altares a Zapatero como a Evita Perón, porque los
tiempos hace tiempo que han cambiado y en el Carmel también saben que con la
infinitésima parte de los impuestos que pagan -y que no les son devueltos en
forma de servicios- podrían tener el barrio como los chorros del oro.
No es de recibo aprovechar un momento de desgracia para contrarrestar las
reivindicaciones del autogobierno, pero lo que ocurrió el viernes tenía más
enjundia política: por primera vez el PSOE le disputaba los votos al PSC. Porque
todo lo que pretendía ganar Zapatero el viernes era a costa de Clos y de
Maragall. Si tuviera memoria recordaría que 900.000 votos del 1.300.000 que le
sacó de ventaja al PP proceden de Catalunya. Para comprobar si los 900.000 son
mérito de su talante, sólo ha de someterse a la prueba del algodón. Con un par.