EL CALVARIO
Artículo de JORDI BARBETA en “La Vanguardia” del 29.05.05
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
El calvario que está atravesando el Govern de la Generalitat ha inundado de
pesimismo la política catalana hasta el punto de que en la sociedad
político-económico-mediática se han disparado las conjeturas sobre la
conveniencia de que se convoquen elecciones anticipadas y, en cambio, el
pesimismo es el principal elemento disuasorio de adelantar las elecciones para
quien puede hacerlo, es decir, el president Maragall y el Partit dels
Socialistes.
Entre las paradojas que acumula la política catalana, hay una que resulta
determinante para el futuro inmediato. El PSC tiene más poder que nunca, pero
ese poder nunca había estado tan amenazado. El poder de los socialistas en
Catalunya está en peligro y ese riesgo gravita sobre la política catalana y va a
determinar inexorablemente la política española de los años inmediatos.
Ahora mismo, el PSC vive el sueño de cualquier partido político: gobierna en
todas las administraciones que actúan en Catalunya. Sin embargo, lo está
viviendo como una auténtica pesadilla. Sus gobernantes/candidatos no logran un
grado de aceptación que permita otear el horizonte con optimismo. El PSC se está
quedando sin caballos ganadores. Ahora mismo, ni Pasqual Maragall, ni Joan Clos,
pero tampoco Anna Pagans oManuel Bustos tienen garantizada su reelección, y en
todo caso la posibilidad de mantenerse en el poder ya no depende de su capacidad
de acertar como de la escasa habilidad de sus adversarios en articular mayorías
alternativas.
En cambio, y en el colmo de las paradojas, es un socialista el líder político
mejor valorado en Catalunya. Pero no es el del PSC. Es del PSOE y se llama José
Luis Rodríguez Zapatero. El actual presidente del Gobierno es el único caballo
ganador con que cuentan ahora mismo los socialistas catalanes y de él y de su
capacidad de arrastre dependerá en buena parte que el PSC siga siendo la fuerza
hegemónica. Teniendo en cuenta esta premisa, es de una lógica aplastante que la
principal misión que se ha impuesto la cúpula del socialismo catalán es procurar
no generar desde Catalunya el mínimo desgaste, ni siquiera cansancio alguno a su
mejor caballo.
Este planteamiento estratégico es el que obliga al PSC a asegurar que el
proyecto de nuevo Estatut sea tan digerible en Madrid como para no poner en
aprietos al presidente del Gobierno que se comprometió a respaldarlo. Así pues,
la prioridad del PSC no será de ninguna de las maneras facilitar el acuerdo
-aritméticamente imprescindible- con CiU, máxime teniendo en cuenta que los
intereses de PSC y CiU son en este asunto opuestos por el vértice. Los
nacionalistas necesitan que el proyecto de Estatut que se apruebe en Catalunya
fije el horizonte de la reivindicacion nacional para la próxima generación -de
lo contrario se quedarían sin discurso- y predispuesto a eso en el PSC sólo está
el president Maragall, porque es el único socialista cuyo éxito político
personal depende de que se apruebe el Estatut.
En cualquier caso, el pesimismo socialista no va a cambiar. Los sondeos deprimen
a los socialistas de cara a las elecciones catalanas o a las municipales, pero
les tranquilizan respecto a las generales. Así que con estatut o sin él, y pese
a las espinas del tripartito no parece lógica la convocatoria de elecciones
anticipadas en Catalunya, porque nadie llama a las urnas con la intención de
perder. Siempre es mejor esperar. Ahora bien, el PSOE tampoco puede permitirse
arriesgar los poderes catalanes, imprescindibles para mantener la mayoría en
España, así que siempre convendrá empezar por lo más fácil y, aprovechando la
reforma constitucional, o incluso sin pretexto alguno, adelantar las elecciones
españolas al 2007 para que después de la segunda victoria arrolladora de
Zapatero, Clos, Maragall, Pagans y Bustos puedan ponerse a rebufo del líder
federal.