POR LA CONVIVENCIA, CONTRA EL FANATISMO
El pasado 30 de junio el diario Avui publicaba un artículo titulado "Falangistes
taxidermistes", en el que su autor, Oriol Malló, arremetía contra los
intelectuales firmantes del manifiesto "Por un nuevo partido en Cataluña".
En dicho artículo, Oriol Malló invitaba, en primer término, al acoso social
contra los que él califica de "intelectuales antinacionalistas" y, en última
instancia, a su exterminio:
"Boicoteémoslos, marquémosles a fuego ardiente, hagámosles la vida imposible
para que sufran en campo propio aquello que ellos dieron cuando mandaban
realmente. Y mataban. (...) Haberlo dicho durante la Segunda República y
haberos expuesto a que gente como yo, gente mejor que yo, perdón, os metiera
el tiro de gracia antes que vosotros, sin cojones para disparar, delegaseis
en la chusma las órdenes de asesinarnos. No deleguéis más ni deis lecciones
de democracia y respeto. No exijáis lo que vuestros mentores nos negaron.
Decidlo claro, amigos de afables conversaciones y visiones magistrales, nos
queréis exterminar, ahora que sabéis, además, que somos pocos, cobardes y
frágiles, y que todos os escuchan con temor reverencial. Pues nosotros
también queremos exterminaros. Qué caray. Divirtámonos hasta morir que la
guerra, a cara descubierta, tal vez ya ha empezado."
Las ideas son delirantes, pero no inocuas. Tampoco el lenguaje, que es el de
la exclusión y la muerte. Con demasiada frecuencia llegan de Cataluña
noticias alarmantes sobre episodios de quiebra de la convivencia democrática
que hace unos años podrían parecer patrimonio del País Vasco. Las agresiones
y el boicot que se han producido en la Universidad de Barcelona contra
Fernando Savater, Francisco Caja, Jon Juaristi, Gotzone Mora y Aleix Vidal
Quadras, a quienes se ha negado el ejercicio de sus derechos y libertades
constitucionales, así como los intentos de agresión que padecieron los
dirigentes del PP, Rodrigo Rato y Josep Piqué durante la manifestación
contra los atentados del 11-M en Barcelona, son la expresión real de las
metáforas descabelladas de Malló, que encuentran en la crispación ambiental
campo abonado para fructificar.
Un artículo como el de Oriol Malló no se había publicado nunca en la prensa
española en democracia, ni siquiera en los medios cuyo cierre han ordenado
los tribunales por ser instrumentos de una organización terrorista.
El diario Avui es propiedad, en un 40%, del grupo La Vanguardia, en otro
40%, de Editorial Planeta y en el 20% restante, de la Generalitat de
Cataluña, mediante un acuerdo que rescató este diario de la quiebra a
comienzos del presente año. Ni la dirección del periódico ni los grupos de
prensa y la institución que soportan las cuantiosas pérdidas del diario se han
creído obligados a reaccionar de manera inequívoca, rotunda e inmediata
contra esta intolerable agresión a la convivencia. La falta de reacción del
Gobierno de la Generalitat es especialmente preocupante, porque si bien el
exterminio de los adversarios requiere una organización criminal que
materialice los sueños de Malló, para la exclusión basta con que los
fanáticos cuenten con la complicidad, expresa o tácita, de las
instituciones.
Por todo ello, los abajo firmantes queremos dirigirnos a las instituciones
democráticas, a los medios de comunicación y a la opinión pública con el fin
de:
Solidarizarnos con las acciones legales que los firmantes del manifiesto han
emprendido por la posible concurrencia en el artículo citado de delitos de
incitación al odio y a la violencia y amenazas de muerte contra las personas
hechas con publicidad.
Instar a la opinión pública a armarse de coraje democrático para rechazar
con energía las actitudes guerracivilistas y a defender el espíritu de
entendimiento que trajo consigo la transición y ha hecho posible el periodo
más largo de convivencia en libertad que se ha registrado en la historia de
España.
Requerir a los medios de comunicación que hagan uso de la libertad de
expresión que recoge y garantiza el artículo 20º de la Constitución, con
respeto a los derechos fundamentales y a las libertades públicas, en los
términos que expresa el propio artículo 20º-4 del texto constitucional.
Exigir a los poderes públicos en general, y a la Generalitat de Cataluña en
lo que atañe a este caso, que extremen su vigilancia y su celo contra los
atentados a la convivencia, que sustituyan la ética de la convicción por la
de la responsabilidad y que no permitan, que bajo ninguna circunstancia,
hechos como el que aquí denunciamos vuelvan a producirse ante la
indiferencia y la pasividad de las instituciones. En definitiva, que cumplan
y hagan cumplir la ley, que constituyen sus dos primeras obligaciones.
En Bilbao, a 6 de julio de 2005
FUNDACIÓN PARA LA LIBERTAD
Santiago González, Fernando Savater, Agustín Ibarrola, Nicolás Redondo Terreros,
Rosa Díez, Emilio Guevara, Nicolás Redondo Urbieta, Fernando García de Cortázar,
Javier Corcuera, Eduardo Vírgala, Teo Uriarte, Maite Pagaza, Chelo Aparicio, Ana
Aizpiri, Lucía Martínez Odriozola, Herman Terstch, José María Calleja y ochenta
firmas más.