CRISIS ABIERTA
Editorial de “El Correo” del 05/03/2005
Por su interés y relevancia, he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
La
presentación, por parte de CiU, de una querella por un presunto delito de
injurias y calumnias contra el 'president' de la Generalitat y la interposición
de una moción de censura desde las filas del Partido Popular también contra
Pasqual Maragall configuran una coyuntura de crisis política abierta en Cataluña
cuyo desenlace es imprevisible. El president, que no satisfizo los
requerimientos de Artur Mas de retirar oficialmente sus acusaciones de
corrupción a los gobiernos anteriores, calificó de «hecho gravísimo» la
formalización de la querella sin aportar un solo dato ni para respaldar ni para
desmentir la grave insinuación de las comisiones del 3%. El Ejecutivo tripartito
de coalición en Cataluña está absolutamente superado y desarbolado por las
consecuencias derivadas de la tragedia del Carmel y se muestra incapaz de
reconducir la tensión.
De momento, la política catalana parece encontrarse en un callejón sin salida
por las posturas extremas de sus dos principales formaciones. Mientras CiU se ha
sentido abocada a exigir que se repare su honorabilidad para no arrastrar
indefinidamente el sello de la corrupción que comprometería seriamente su
futuro, la cultivada imagen de Maragall como dirigente político respetable
quedaría irremisiblemente deteriorada y asociada a la frivolidad de acusar sin
pruebas si pidiera perdón o disculpas oficiales. Dos posturas de difícil
confluencia.
En plena batalla, el líder del PP catalán, Josep Piqué, mediante la presentación
de una moción de censura contra el president -basada en una «crisis de
confianza»-, ha tomado un papel protagonista dentro de la oposición, brindado en
bandeja por la incapacidad de CiU y las hipotecas de ERC o de Iniciativa per
Cataluña, comprometidos con el Gobierno del PSC. Un intento de remoción, con
escasas probabilidades de prosperar, que pondrá nuevamente en evidencia tanto el
error de Maragall como la desafortunada reacción de Mas, al condicionar su
cooperación para la reforma del Estatuto a la retirada de la comprometedora
acusación.
El desenlace de la moción de censura, las investigaciones de la Fiscalía sobre
las sospechas de corrupción, el proceso de la comisión de investigación
parlamentaria sobre el desastre urbanístico del Carmel y la querella por
calumnias contra la más alta institución catalana suponen un calendario lleno de
obstáculos que se adivina poco compatible con el imprescindible clima de
consenso para elaborar la reforma del Estatuto.