EL SEGUNDO HARAKIRI DE LAS CORTES ESPAÑOLAS
Artículo de José Javier Esparza en “El Semanal Digital” del 14.03.06
Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Estamos asistiendo al segundo
harakiri de las Cortes españolas. El primero fue, hace treinta años, la votación
de la Ley de Reforma Política en unas Cortes que venían de Franco. El segundo
está siendo la subrepticia modificación del sistema constitucional por el nuevo
Estatuto de Cataluña. Por más humo que echen encima el partido socialista, los
poderes fácticos y la prensa adicta, basta leer el texto del Estatuto para ver
lo que ha pasado: se han puesto las bases para una redefinición confederal de
España. Eso significa, lisa y llanamente, un cambio de régimen. Como hace
treinta años.
Hace treinta años, las voces del régimen trataron de presentar la "apertura"
como un proceso inocuo para el viejo Estado. Era un autoengaño, porque la
reforma terminó siendo letal. Hoy contemplamos un autoengaño semejante. El
afamado preámbulo del Estatut, que tanto ha dado que hablar, contiene tres
falsedades: dos en el texto y una en el contexto. Primera, que el texto expresa
la "voluntad de la ciudadanía"; pero ni los catalanes se han expresado nunca
sobre este punto, ni el actual parlamento catalán fue elegido para hacer un
nuevo Estatut. Segunda, que el término constitucional "nacionalidad" reconoce la
"realidad nacional" de Cataluña; pero eso ha salido del magín socialista para
hacer compatible lo incompatible, para fabricar dos naciones en el seno de una
sola nación. Y tercera falsedad, en el contexto: que esto es inocuo, que España
"sale fortalecida"; engaño de la acreditada factoría Rubalcaba que ni siquiera
irritaría si no hubiera tanta gente dispuesta a engañarse. En conjunto, el
autoengaño certifica la defunción de la Constitución española. El harakiri.
Harakiri. También puede decirse seppuku, según el orden en que se escriban los
caracteres en japonés. Como se sabe, es un suicidio ritual que consiste en
abrirse el vientre. Originalmente era un rito de caballeros: permitía, en
trances delicados, salvar el honor y también las posesiones. El seppuku consta
de dos movimientos. En el primero, el suicida se abre el vientre. En el segundo,
un asistente lo decapita; de lo contrario, la agonía duraría horas, como le
ocurrió al jefe kamikaze Takijiro Onishi.
La decapitación de las Cortes orgánicas fue el referéndum del 15 de diciembre de
1976. Su correlato en este nuevo harakiri sería un referéndum como el que
proponen Rajoy y la plataforma Todosdecidimos.com, pero todos sabemos que el
resultado sería contrario al Estatut; por eso los poderes actuales del Estado
harán cuanto puedan para que no salga adelante. La decapitación vendrá, más
bien, por dos vías posibles: unas nuevas elecciones que confirmen la mayoría de
ZP o nuevos estatutos homólogos en otras comunidades.
- ¿Y si esas elecciones las gana el PP?
Entonces no habrá decapitación. Pero si alguien no interviene a fondo, con
bisturí y aguja, en este cuerpo abierto, la España así eventrada se desangrará
lentamente. Tal vez, es verdad, sin dolor. También sin honor.