MONTILLA, LA GRAN PRUEBA
Artículo de Wifredo Espina del 22-08-2006
* Wifredo Espina es periodista y ex director del Centre d'Investigació de la Comunicació, Generalitat de Cataluña.
Con una apostilla a pie de título: No creo que el problema de Cataluña sea ya hoy si puede presidirla un "charnego" con síndrome de charnego, sino como se arreglan las barbaridades estatutarias y se depura de nacionalismo miope la cultura política catalana. Es decir, cómo se transforma el sistema de partidos (L. B.-B., 2-9-06, 8:30)
Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Montilla será la gran prueba en
esta campaña electoral catalana, que ya ha comenzado incluso antes de finalizar
agosto, el mes vacacional por excelencia, como hace notar José Cavero. Por
varios motivos, pero, sobre todo, para ver hasta qué punto es una realidad (o
hay algo de ficción) la tan proclamada integración de los inmigrantes en la
sociedad catalana. Hasta qué punto es verdad la igualdad fáctica en deberes y
derechos. Hasta dónde han sido asumidos como unos ciudadanos más. Incluso con
posibilidades reales de llegar a ser presidentes de la Generalitat de Cataluña.
Montilla será la gran prueba real.
El debate irá más allá de si socialistas o convergentes, las dos fuerzas
importantes en esta lid. Se irá más al fondo: la cuestión será de si
nacionalismo o catalanidad. O de si catalanismo -que es más amplio- o
simplemente catalanidad -ciudadanía catalana... Ya hace días que,
soterradamente, se ha iniciado este forcejeo. De una forma disimulada,
naturalmente, porque nadie se atreve a decir públicamente que un catalán de
origen andaluz no puede ser presidente de la Generalitat. Hay aún un cierto
pudor, y también un gran miedo a que esto restara votos. Pero se viene
expresando de diferentes maneras. Se quiere guardar las formas, la compostura,
pero todo queda claro, muy claro.
Los mensajes que circulan son de este tipo: Montilla no puede ser catalanista
porque no procede de la cultura catalana; no procede de la tradición
catalanista; difícilmente puede un foráneo asumir el espíritu catalanista, etc.
La lucha, más o menos subterránea, irá poniendo el acento en este aspecto. Hay
ya muchas expresiones de Artur Mas, de Carod Rovira, de algunos socialistas del
PSC y de entidades y figuras de la política, la cultura y de la sociedad
catalana, muy significativas en este sentido. E Irán en aumento.
El fenómeno de Montilla como candidato a la presidencia de la Generalitat será
todo un test, ya lo está siendo, y desenmascara muchas hipocresías. Pondrá al
descubierto no pocas falsedades. Será un revulsivo en profundidad. ¿Sólo pueden
ser presidentes de la Generalitat los pura sangre de siempre? ¿Los surgidos de
unos sectores o clanes ideológicos con marca de autenticidad? ¿Somos o no una
sociedad fruto del mestizaje que históricamente nos ha caracterizado -y
enorgullecido- a los catalanes? Un ciudadano catalán, no nacionalista ni
catalanista, ¿no puede aspirar a presidir a todos los ciudadanos de una Cataluña
tan plural como la nuestra? La gran prueba será Montilla.