ESCENARIOS CATALANES
Artículo de Fernando González Urbaneja en “La Estrella Digital” del 05.10.06
Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Atrapados en el bórico, en las banderías de los jueces, en los enredos policiales y en las extravagantes obsesiones de los políticos principales, pasa a segundo plano la agenda electoral y, especialmente, los comicios catalanes que están en puertas, a tres semanas.
Lo que decidan los votantes catalanes interesa mucho allí, pero también al resto de España. Cataluña es demasiado grande y demasiado importante como para que lo que allí ocurra no influya en el conjunto del país. El Gobierno actual tiene que mantener siempre un ojo en Cataluña, donde tiene que sustentar su mayoría parlamentaria, al igual que le pasó al primer Gobierno Aznar y al último de González, que cayó en cuanto los aliados catalanes dejaron de apoyar.
La noche del miércoles 1 de noviembre, fiesta de todos los Santos y víspera de Difuntos, las urnas catalanes hablarán y el resultado influirá decididamente en la recta final de la legislatura y en la estrategia de Zapatero.
Una primera incógnita que despejaremos a media tarde es la participación electoral, que ahora lleva a maltraer a los socialistas de Montilla: una baja participación puede ser a costa de sus votos. Los precedentes no son brillantes, las dos elecciones autonómicas anteriores se resolvieron con participaciones del 63% (2003) y 59% (1999), que significaron, respectivamente, 3,3 y 3 millones de votos válidos. Y que dejaron a los dos partidos principales con diferencias decimales, poco más de cinco mil votos más socialistas que convergentes y clara ventaja de escaños para éstos. La diferencia entre una y otra cita fue que si en 1999 los dos grandes partidos sumaron más del 75% de los votos, en el 2003 se quedaron en el 62%. Ambos perdieron por sus izquierdas, a favor de ERC y de ICV.
Qué se apunta para la noche de los Santos a los Difuntos? Las encuestas inducen modificaciones de tipo medio, más votos para CiU, que tendría mayoría clara pero insuficiente, y menos votos para casi todos los demás, pero no tanto como para considerar un desastre y modificar sus estrategias y liderazgos con carácter inmediato.
La clave está en el Gobierno que pueda formarse, respecto al que cabe formular varias hipótesis con probabilidad creciente:
Minoría de CiU al estilo de la última de Pujol, con pactos parlamentarios coyunturales. Requiere mucha recuperación de votos convergentes que no aparece en ninguna encuesta.
Gobierno de coalición de los dos grandes con presidencia para el que obtenga más votos. No parece inevitable y por tanto es muy improbable, ya que sólo sería consecuencia de la necesidad aritmética.
Gobierno nacionalista con coalición de CiU y ERC; no interesa a ninguna de las dos fuerzas y sólo se daría el caso si fuera inevitable.
Otro tripartito, que inquieta a muchos pero que puede ser inevitable por cuanto es lo posible por la aritmética electoral. Montilla tejió el actual tripartito, con el inesperado resultado del 16 de noviembre del 2003 y puede hacer otro tanto.
Las hipótesis son sólo eso. Hasta la noche del 1 de noviembre todo es imaginable, a partir de ese momento sólo cuenta lo posible. Y tras esa conclusión la política nacional tomará otro sesgo.