LO QUE FALTABA: MARAGALL QUIERE HACER CONSELLER A SU HERMANO
Editorial de “El Mundo” del 16.10.05
Por su interés y relevancia, he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
Como bien dijo ayer el presidente del PP de Cataluña, la capacidad de «sorprendernos» de las hazañas políticas de Maragall «ya ha llegado a su límite». Aunque la última del presidente de la Generalitat, desde luego, es para nota. Cuando el debate sobre la reforma del Estatuto catalán no puede estar más encendido, debido fundamentalmente al rechazo que suscita en la mayoría del PSOE, Maragall se dedica a negociar con Carod-Rovira una remodelación de su Gobierno, sin informar a su partido, el PSC. Sin perder tiempo, ERC filtra las intenciones del presidente y así la plana mayor de los socialistas catalanes se entera de lo mejor del asunto: quiere nombrar conseller de Universidades a su hermano Ernest, que ahora es secretario del Gobierno catalán.
Desde que es presidente de la Generalitat, Maragall ha abusado del mesianismo de origen familiar, pero nombrar a su hermano conseller parece excesivo incluso para quien se cree elegido para hacer Historia en Cataluña. Al margen de las virtudes de Ernest Maragall, ya muy poderoso como apparatchik, no se conoce el caso de ningún presidente que haya sentado a un hermano en el Gobierno. Y el recuerdo de otros «hermanos» famosos dentro del PSOE debería disuadir a cualquiera para hacer uso de este nepotismo. Si no por ética, al menos por estética.
Mucho más grave, desde el punto de vista político, es la actuación de Maragall en relación con su partido, el PSC, y con sus socios de IC-EV. Grave y preocupante porque el presidente exhibe lo que Piqué denomina «dependencia psicológica» de Carod-Rovira que, desde su entrevista con la cúpula de ETA hasta su coronación de espinas en Jerusalén, ha dado muestras de que su combinación de excentricidad e independentismo puede ser letal para el PSOE y el Gobierno de Zapatero. La última jugada de filtrar las intenciones del presidente de la Generalitat, quién sabe si para truncar la prevista remodelación, debería bastar para probar la deslealtad del principal aliado de Maragall y Zapatero. No es de extrañar, en este contexto, que destacados dirigentes del PSC, como Manuela de Madre, no aplaudieran ayer el discurso de Maragall ante el Consell Nacional del partido.
Llevar a cabo una remodelación del Gobierno cuando el proyecto de Estatuto ni siquiera ha comenzado a debatirse en el Congreso podría considerarse como una excentricidad, si no fuera porque están en juego cosas más importantes desde el punto de vista de la estabilidad del Estado. La huida hacia delante del presidente del Gobierno, permitiendo la aprobación de un Estatuto contrario a la Constitución, no sólo ha abierto una crisis nacional, sino que está provocando división en el Gobierno y tensiones en el PSOE. Según publicamos hoy, Zapatero tuvo que defender al ministro Montilla, primer secretario del PSC, de las críticas de sus compañeros del Gobierno y del PSOE durante una tensa reunión en La Moncloa.Estas y otras circunstancias son las que están minando a pasos agigantados su buena imagen como gobernante.