ROCA IMPULSA UN MOVIMIENTO CÍVICO PARA ACABAR CON EL «DERROTISMO»

 

 Informe en “El Mundo” del 16.12.07

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el informe que sigue para incluirlo en este sitio web.

  

Barcelona.- Miquel Roca, histórico líder de Convergència ya retirado de la primera línea política, se ha buscado una asociación para seguir haciéndo lo que más le gusta: contribuir al desarrollo de la sociedad catalana y la española. La Sociedad Económica Barcelonesa de Amigos del País concluye que pese a la crisis del momento no convienen «caer en el derrotismo»

 

Durante la presentación del informe -que definió como «un canto» contra ese pesimismo-, Roca llamó a los ciudadanos a rebelarse contra la percepción de que no sirve de nada pelear para mejorar la situación: «La mejor manera de ser derrotistas es decir que todo va mal». La solución, en su opinión, es apostar por un «ambicioso proyecto colectivo que reúna voluntades mayoritarias». «Ese es nuestro gran reto», apostilla.

Que esté alejado de los focos no significa que Roca desatienda sus ocupaciones de siempre. Padre de la Constitución, diputado en el Congreso desde 1977 hasta 1995 y concejal en el Ayuntamiento de Barcelona posteriormente, se propuso, desde que se situó al frente de la SEBAP en 2004, articular un movimiento civil que sirva para proponer a los políticos vías para solucionar los problemas.

En la iniciativa participan activamente Carles Duarte, ex secretario de Presidència en la época de CiU y presidente de la comisión de cultura de la Sociedad -en la que están como miembros el historiador Josep Maria Ainaud de Lasarte y Vinyet Panyella-, el presidente de la Caixa, Isidre Fainé; Joan Oliveras i Bagués, Joaquim Triadú, Aurora Catà, Josep Caminal y la economista Elisensa Paluzie, entre otros muchos intelectuales, políticos y empresarios.

Como principales retos actuales, la sociedad que preside Roca identificó la mejora de la calidad educativa, la defensa de una sociedad civil «fuerte», el encaje de los inmigrantes «preservando la identidad» catalana, la recuperación de la «grandeza» de la política y la revisión del equilibrio entre «los valores individuales y los colectivos».

Dejando claro que la Sociedad no busca hacer política, sino proponer a los políticos vías para solucionar los problemas, Roca puso el acento en las ideas y los valores, más allá de cuestiones tangibles. El primer punto del informe que se presentó ayer habla, por ejemplo, de la importancia del «capital humano, el capital social y el capital ético» de un pueblo, para apuntar que «incluso en un escenario posible y deseable de una sociedad catalana próspera, con tasas de crecimiento altas y con infraestructuras modernas, no implicaría necesariamente que fuera una sociedad con futuro».

Tras reconocer la importancia de los «diversos documentos» que «últimamente analizan críticamente la situación de Cataluña» en materia económica o logística, el informe expone la necesidad de otro tipo de actuaciones. Roca subrayó la importancia, por ejemplo, de la «calidad educativa»: los miembros de la SEBAP consideran «preocupante» la «baja calidad formativa de muchos de nuestros estudiantes», evidenciada últimamente en el informe PISA.

La Sociedad busca recuperar la «autoexigencia como elemento clave y la excelencia como criterio ordenador» de las escuelas catalanas.También reivindica valores como «el esfuerzo, la constancia, la disciplina, el trabajo bien hecho e incluso la abnegación».En un mundo globalizado, asegura, también «la educación superior, la postsecundaria, la formación profesional y el aprendizaje permanente son decisivos».

Roca también habló de la «fatiga» de la sociedad civil, que se refleja en síntomas como la desmovilización, el conformismo o el desánimo. Como causas de ese desánimo identifica algunos hechos que los nacionalistas catalanes suelen usar como argumento político, como «el trato injusto por parte del Estado», el «colapso de las infraestructuras y la insuficiente inversión pública» o «la pérdida de prestigio y reputación en el exterior».

El informe también se ocupa de la inmigración, para subrayar que, pese a que Cataluña debe seguir siendo una sociedad de acogida, a la vez «no ha de diluirse ni renunciar a los valores que forman parte de su cultura pública común, muy especialmente su lengua».Concluye, en este sentido, que «conseguir la plena identificación de los inmigrantes con el proyecto cultural y social catalán es fundamental».

Además, ayer Roca habló de «la grandeza» de la política. Tras constatar como los grandes consensos de la Transición están en horas bajas, la Sociedad pide que se recupere la ilusión con «un proyecto grande de país, unos liderazgos fuertes, confianza y un catalanismo de alcance amplio que vuelva a hacer factible un cierto orgullo de pertenencia».

Para concluir, el informe se ocupa de la «crisis de las instituciones tradicionales», como la familia, la escuela, el trabajo o la religión, que «ha afectado al vínculo entre el individuo y la comunidad». Al tiempo, pide que los «nuevos agentes socializadores», como los medios de comunicación, la publicidad o Internet, asuman su «gran responsabilidad» con la sociedad: «Se necesita a todo un pueblo para educar a un niño», cita el texto.


LOS CINCO PUNTOS DEL INFORME

1. Apostar por la calidad educativa. «No hay suficiente con luchar contra el fracaso escolar, también hay que hacerlo a favor del éxito escolar».

2. Defender una sociedad civil fuerte. «Hace falta una sociedad responsable, con derechos pero también deberes, donde la gente se sienta activa y comprometida».

3. Acoger la diversidad pero preservar la identidad. «La identidad catalana parece haberse convertido en una identidad problematizada y debilitada, con riesgo de fragmentación lingüística».

4. Apelar a la grandeza de la política. «No se atisba un proyecto común claro».

5. Reequilibrar los valores individuales y los colectivos.«Hay que construir referentes cívicos adecuados, sin confundir gente referente con gente famosa»

 

 

  

CONTRA EL DERROTISMO CATALÁN

 

Impresion del Domingo en “El Mundo” del 16.12.07

 

Contra el aparente arraigo de la sensación de fracaso en la que vive los últimos tiempos Cataluña, Miquel Roca y un nutrido grupo de empresarios, políticos e intelectuales de distinta orientación ideológica han decidido actuar. El sentimiento de derrotismo que han generado en Cataluña las sucesivas crisis de infraestructuras corre el riesgo de ser permanente, y del desencanto al inmovilismo hay un paso que no promete ninguna mejora en la situación. Así las cosas, Roca ha impulsado desde la Sociedad Económica Barcelonesa de Amigos del País una nueva forma de abordar el problema, desde un proyecto colectivo que aúne distintas sensibilidades pero con un denominador común: la apuesta por el valor de la sociedad civil, una defensa de la diversidad catalana que convive con el respeto identitario, y la promoción de la cultura y la educación como ejes esenciales para el futuro de Cataluña.

Lo mejor del proyecto es que donde otras plataformas separan, este movimiento es integrador y transversal, y sigue en definitiva la estela de los vivos toques de atención del empresariado ante la alarmante pasividad de una clase política que se ha instalado en la queja sin obtener resultados a cambio.