EL PRIVILEGIO FISCAL
Artículo de MIQUEL PORTA PERALES en “ABC” del 29/04/2005
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
Todo
gobierno catalán que se precie ha de poner sobre la mesa la cuestión del déficit
fiscal y la financiación. El guión: Cataluña tiene déficit fiscal y necesita
mejor financiación. Guión al que el tripartito ha añadido un anexo alternativo:
la Generalitat ha de tener una Agencia Tributaria Autónoma que recaude los
impuestos propios, cedidos y compartidos; la Generalitat ha de aumentar su
capacidad normativa; ha de haber -mediante el cálculo de los servicios y la
fijación de una cuota de solidaridad- una relación entre el esfuerzo fiscal de
una comunidad y las prestaciones recibidas; los ingresos por habitante tenderán
a equipararse progresivamente a los obtenidos en aplicación de los sistemas de
concierto y convenio vigentes en las comunidades autónomas forales. Por lo
demás, se pretende que el sistema de financiación se especifique en el Estatuto.
Para empezar, conviene decir que, efectivamente, en Cataluña existe déficit
fiscal y la financiación de la Generalitat es mejorable. Cosa que conduce a un
par de preguntas: ¿es razonable el déficit fiscal que tiene Cataluña? ¿Cómo
lograr una mejor financiación? Vayamos por partes. En un sistema progresivo como
el español, el déficit fiscal -quizá sería mejor hablar de saldo fiscal o
esfuerzo fiscal superior- es razonable, porque el individuo paga en función de
los ingresos. Quién gana más, paga más. En este sentido, es razonable que en
Cataluña -comunidad cuyos individuos tienen ingresos superiores al de otras
comunidades- existan individuos con déficit fiscal, o saldo fiscal negativo, o
mayor esfuerzo fiscal. Hagamos, al modo del guión nacionalista, la siguiente
pregunta: ¿es razonable el déficit fiscal que tiene Cataluña en tanto que
comunidad? Estamos ante una pregunta-trampa, porque los impuestos no los pagan
los territorios, sino los individuos. En otros términos, Cataluña, en puridad,
no tiene déficit fiscal, sino que son los individuos catalanes los que, cuando
eso sucede, lo tienen. A pesar de lo apuntado, alguien dirá que Cataluña sí
tiene un déficit fiscal, porque el conjunto de los individuos catalanes paga más
de lo recibido. Aun aceptando está valoración-trampa, el déficit fiscal resulta
razonable, porque se da el caso de que la redistribución de la renta se hace
-con alguna desviación poco significativa- en función del número de habitantes
de cada comunidad. A pesar de eso, el victimismo fiscal del nacionalismo resulta
proverbial. Victimismo que olvida que hay comunidades, como la madrileña y la
balear, con un déficit fiscal superior al de Cataluña. Y no protestan tanto, por
cierto.
¿Qué hacer con el déficit fiscal que tienen los individuos? Nada. Hay que
tributar a Hacienda y esperar que el Gobierno, si lo cree oportuno, rebaje
impuestos. ¿Cómo conseguir una mejor financiación para Cataluña? ¿Son razonables
las propuestas del tripartito? Resulta razonable una Agencia Tributaria Autónoma
-siempre que se coordine con la estatal-, pero con ello no se consigue mejor
financiación. Resulta razonable que -hasta cierto punto- la Generalitat tenga
capacidad normativa, pero para conseguir recursos -por ahí la financiación
podría mejorar- hay que atreverse a poner impuestos propios. No resulta
razonable que exista una correlación entre esfuerzo fiscal y prestaciones
recibidas, porque implica que quien paga más reciba más. No resulta razonable la
equiparación con el sistema de concierto foral, porque supone instaurar el
privilegio fiscal en detrimento de la solidaridad interterritorial. No resulta
razonable que el sistema de financiación se especifique en el Estatuto, porque
supondría un trato diferencial -un privilegio- respecto a otras comunidades y
podría acarrear problemas: ¿habría que cambiar el Estatuto si el sistema de
financiación se considera obsoleto? En cualquier caso, lo que sorprende de la
izquierda es que su propuesta fiscal se vertebre alrededor de la idea de
privilegio. ¿No se dice siempre que la izquierda existe para luchar contra todo
privilegio?