LOS OLVIDOS DEL MEMORIAL
Artículo de Daniel Sirera, Portavoz Adjunto del PP en el Parlament de Cataluña, en “ABC” del 11.04.06
Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
EL Gobierno tripartito acaba de
remitir al Parlamento catalán el proyecto de ley del Memorial Democrático. Este
hecho coincide en el tiempo con el anuncio del Consejero de Relaciones
Institucionales y Participación, Joan Saura, de «colgar» en la web de la
Generalitat los 130.000 consejos de guerra que se celebraron en Cataluña durante
el franquismo y cientos de cartas de republicanos exiliados. Sin duda la
iniciativa de Saura es una noticia relevante para todos aquellos que investigan
este periodo tan oscuro de nuestra historia, sus orígenes y sus consecuencias.
Ahora bien, el Memorial Democrático impulsado desde el Gobierno tripartito va a
nacer traicionando a la historia y a los principios democráticos de nuestra
constitución. Según señala la exposición de motivos de esta ley «en Cataluña y
en España -como si fueran cosas distintas- el sistema democrático actual tiene
su origen y se ha construido en el antifranquismo». Una de las virtudes de la
Constitución española de 1978 y de la transición fue la superación de las dos
«españas». No se quiso, premeditadamente, mirar al pasado ni sacar cuentas. Los
españoles, todos, quisieron construir juntos el futuro. Y no podemos decir,
veintiséis años después, que las cosas no nos hayan ido razonablemente bien. Por
eso resulta tan extemporáneo e injusto para quienes construyeron nuestra
democracia, después de cuarenta años de dictadura, que la ley impulsada por el
tripartito señale que «uno de los déficits de la transición a la democracia fue
la institucionalización de la desmemoria».
La ley que Saura ha enviado al Parlamento establece que el Memorial Democrático
tiene por objeto «desplegar las políticas públicas del Gobierno dirigidas a la
acción cívica de recuperación, conmemoración y fomento de la memoria
democrática, es decir, del conocimiento de la segunda república, de la
Generalitat republicana, de la guerra civil, de la represión de la dictadura,
del exilio y de la deportación, de los valores y de las acciones del
antifranquismo y, por tanto, de todas las tradiciones de la cultura democrática,
con la finalidad prioritaria de estimular la comprensión del tiempo presente».
Sin duda, una iniciativa muy loable si no fuera porque olvida, de manera
sectaria y consciente, los asesinatos y las barbaridades cometidas también por
el bando republicano. El Memorial Democrático del tripartito no incluye a los
2.039 religiosos asesinados por la represión republicana en Cataluña (6.842
obispos, sacerdotes seculares, religiosos y monjas en toda España). El Consejero
Saura también ha olvidado en su ley del Memorial Democrático los nombres de las
iglesias quemadas por los republicanos el 19 de julio de 1936 (sólo en
Barcelona, Santa Maria del Mar, San José y Santa Mónica, San Agustín, San José
Oriol, Nuestra Señora del Rosario, Nuestra Señora de la Bonanova, Cristo Rey,
San Juan y Santa Teresa de Horta, Santa Madrona, Nuestra Señora de Lourdes, San
Andrés de Palomar, Nuestra Señora de los Desamparados, Nuestra Señora de la
Milagrosa, Sagrado Corazón de Jesús, Santa Maria de Pueblo Nuevo, San Ramón
Nonato, San Ángel Custodio y Nuestra Señora de Belén). Tampoco recogerá el
Memorial Democrático las declaraciones del máximo responsable del Partido Obrero
de Unificación Marxista que aseguró, en declaraciones recogidas por La
Vanguardia que «la clase obrera ha resuelto el problema de la iglesia,
sencillamente, no dejando ni una de pie». El memorial Democrático del tripartito
tampoco subvencionará ni catalogará las múltiples «checas» de Barcelona que
sirvieron para torturar y asesinar a todos aquellos que no pensaban como las
«milicias ciudadanas» nacidas con el objetivo de «aniquilar en toda Cataluña los
últimos núcleos fascistas existentes» según el decreto de 23 de julio de 1936
firmado por el presidente Lluís Companys. No estoy de acuerdo en reabrir viejas
heridas que quedaron cicatrizadas con la llegada de la democracia, pero si se
pretende abrirlas, abrámoslas de par en par. Aprovechemos el Memorial
Democrático para estudiar y denunciar las barbaridades del franquismo pero
también las cometidas por los republicanos.