EL ESTATUTO, EL ARZOBISPO Y EL PP
Artículo de JORGE TRIAS SAGNIER en “ABC” del 26.09.05
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
QUE en el siglo XIX o,
incluso, en gran parte del XX, los políticos se adueñasen de la opinión y
enarbolasen banderas que creían mayoritarias, pero que en realidad sólo apoyaban
minorías, podía resultar lógico y, hasta cierto punto, comprensible. No existían
entonces las técnicas de conocimiento de la opinión pública que permiten hoy,
por lo general, conocer lo que piensa la gente casi, casi, con precisión
matemática. Ahora los políticos ya no pueden darnos gato por liebre y, por
ejemplo, sabemos desde hace meses que a la inmensa mayoría de los catalanes, más
del 80 por ciento, no le interesa nada la discusión sobre el Estatuto, en
realidad una Constitución independentista catalana encubierta. Resultan tan
evidentes la insensatez y frivolidad de quienes pretenden adueñarse de
«Cataluña» que produce vértigo el resultado que se avecina.
Pero esa insensatez y frivolidad catalana alcanza, también, a instituciones y
personas que, bien por su ministerio o por su ideología, tendrían que dar, en
momentos así, ejemplo testimonial. Ayer nos desayunábamos con la increíble
noticia de que el arzobispo metropolitano de Barcelona, Lluís Martínez Sistach,
probablemente con un corazón más nacionalista que católico, se refería, nada
menos que en una homilía, a las autoridades catalanas, pidiendo a la Virgen que
las bendijese «especialmente por el trabajo que están realizando en la reforma
del Estatuto». Un estatuto insolidario, injusto y sectario que, además, resulta
inaceptable para los católicos, ya que abre la puerta explícitamente al aborto
libre y a la eutanasia. ABC recogía hace unos días en su editorial varios
párrafos del texto estatutario, como ése que instituye el principio de «libre
decisión de la mujer al propio cuerpo y a su salud reproductiva sexual» o «el
derecho a morir con dignidad», vinculando lo primero con el aborto libre y la
«dignidad» con la elección de la muerte. Quizás el arzobispo debería meditar
sobre las causas del porqué Cataluña es una de las zonas más descristianizadas
de Europa.
¿Y qué me dicen del PP catalán? La instrucción de Piqué a los diputados del
Parlamento de Cataluña es, hasta el día de hoy, la de abstenerse en la votación
del próximo día 30, como si lo del Estatuto-Constitución no fuese con ellos o,
mejor dicho, para que la historia nacionalista -¡vaya historia!- no les cuelgue
el sambenito de «anticatalanes». Si eso ocurre, no lo permita Rajoy, en pocas
ocasiones podrá manifestarse una actitud más vergonzante, tibia y cobarde como
en ésta. Tan cobarde, que de ser ésa la posición del PP catalán provocaría una
ruptura en el partido. Afortunadamente, como hace ya treinta años que resido en
Madrid, no tendré que depositar mi voto en las próximas elecciones en Barcelona.
Si lo tuviese que hacer, y ante la imposibilidad moral de poder votar a los
nacionalistas o a los socialistas, me abstendría. ¿Votar a un partido sin
principios aunque sea el mío? ¡Nunca! Al fin y al cabo la economía tanto monta,
con Solbes o con Rato, y de lo que estamos hablando, ¡a ver si se enteran!, es
precisamente de principios.