RECHAZO MORAL DEL ESTATUTO
Artículo de JORGE TRIAS SAGNIER en “ABC” del 17.10.05
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
Hay cinco motivos
esenciales para rechazar este Estatuto que nos trae de cabeza. Razones morales,
razones filosóficas, razones políticas, razones económicas y, por último,
razones prácticas. Comencemos por el final. El Estatuto es inviable en la
práctica y sólo prosperará proponiendo otro nuevo que tenga pies y cabeza, pues
éste no tiene ni los unos ni la otra. Todo el que haya estudiado el actual
proyecto estatutario catalán con un poco de rigor y de sentido común habrá
llegado, sea cual sea su ideología, nacionalista o no, a la misma conclusión. El
Estatuto es un batiburrillo legal y constitucional que pasa de la contemplación
de derechos universales a la descripción de las competencias más insignificantes
o grotescas, como «el buceo profesional» o «la competencia exclusiva en materia
de tiempo libre» (sic). Si Boadella hubiese metido su hilarante pluma en este
texto no lo hubiese hecho mejor. La realidad, una vez más, ha superado con
creces a la ficción.
No hay, además, ni una razón económica que aconseje este escenario farragoso y
complicado, intervencionista hasta el menudeo, que provocaría, con toda
seguridad, el aislacionismo de Cataluña y la deslocalización de muchas empresas.
¿O acaso piensan los empresarios catalanes que el resto de España está medio
atontada y que aceptará situaciones de ventajismo y asimetría económica como la
que se propone desde el Estatuto? ¿No contribuyen a las cargas del Estado Madrid
y Baleares, tanto o más que Cataluña? ¿Es factible una España insolidaria en la
que cada comunidad pueda tirar por su lado prescindiendo del resto? ¿Qué sentido
económico tiene deshacer una empresa como España que funciona aceptablemente
bien? ¿Cómo se guisa este engendro legal en el marco constitucional español y en
el seno de la Unión Europea? ¿Se han parado a pensar los parteros de este bodrio
lo que podría suponer en Europa la aparición de una nueva nación? Sencillamente,
tal como se propone el nuevo Estatuto, resulta inabordable. Sería incluso más
sencillo plantear una modificación radical de la Constitución o el planteamiento
de otra nueva. Resulta imposible embutir el nuevo Estatuto en nuestro vigente
sistema constitucional y en el marco de la Unión Europea.
La filosofía que subyace en este Estatuto es, así mismo, rechazable. El
pensamiento débil, la dictadura del relativismo en suma, o ese lenguaje entre lo
«correcto» y lo mentiroso -el «bonisme» catalán- que se utiliza para colar por
la puerta trasera aquello que no se atreven a presentar frontalmente, están
presentes en todos y cada uno de sus artículos. Y, por último, me parece un
planteamiento inmoral, ya que responde sólo a criterios de poder y no a
motivaciones morales o éticas. Ni el Bien ni la Verdad sobrevuelan por encima de
este texto fundamental. Ésta es, pues, la hora del rechazo moral de Cataluña, y
también del resto de España, de un Estatuto perverso.