Artículo de Santiago
Abascal en “El Semanal Digital” del 19 de mayo de 2009
Que si eran
muchos o pocos, que si fue o no un acto de normalidad, que si TVE lo censuró.
Da igual. Fue un ultraje a España, y sus organizadores tienen nombres y
apellidos.
Luis Bouza-Brey (19-5-09, 13:00)
ART. 543 DEL CODIGO PENAL
“Las defensas o ultrajes de palabra, por
escrito o de hecho a España, a sus omunidades Autónomas o a sus símbolos o
emblemas, egectuados con publicidad, se castigarán con la pena de multa de
siete a doce meses”
Lo único cierto y seguro es que unas organizaciones separatistas publicitaron,
orquestaron y acabaron ejecutando la monumental pitada, financiada por la
Generalitat y el Gobierno vasco de Ibarretxe, contra el himno nacional de toda España. Y más
cierto aun es que los ultrajes a España están definidos y tipificados en el
código penal español. Y no lo es menos que en un país democrático la ley ha de
cumplirse. Esto tiene su importancia porque dos entidades sociales, que
pretenden hacernos tragar con las selecciones autonómicas como combinados
nacionales, y que están directamente financiadas por la Generalidad de Cataluña
y por el Gobierno vasco, gastaron los euros en comprar pitos para ultrajar a España
delante del Rey y con la publicidad inevitable de los medios de comunicación.
Quienes
dirigen Esait y
Catalunya Acció,
son sujetos perfectamente identificables, que han incurrido en
responsabilidades penales al instigar y protagonizar un ultraje a España, con
premeditación y publicidad. Sin embargo, el Gobierno de la Nación calla, y la
Fiscalía ni está ni se le espera. Los patrocinadores del evento silbador, dos
gobiernos autonómicos, no han dicho ni esta boca es mía.
Mientras
tanto, desde la Fundación Denaes, para la defensa de la Nación Española, hemos decidido
cumplir con nuestra obligación y en los próximos días iniciaremos acciones
legales para que el ultraje no quede impune. Ya lo hicimos con Rubianes, y conseguimos que fuera
imputado e incluso que hubiera de abonar fianza. Su fallecimiento hizo, en
buena lógica, que desistiéramos de nuestras acciones penales. Señalo este
episodio para reiterar que el ultraje es un delito y que los tribunales ya nos han
hecho caso con anterioridad.
En
cualquier caso, bien harían los representantes ordinarios del Estado en el País
Vasco y Cataluña, López y Montilla, ambos socialistas, en desmarcarse públicamente de tan
abyectos comportamientos y en mostrar sus adhesión institucional al himno
nacional. Y el Gobierno de la Nación, bien haría en mostrar las agallas de Sarkozy que, ante una pitada
similar a la Marsellesa en Francia, amenazó con suspender los actos públicos en los
que se ofendiera al himno francés. Y la broma se acabó. Como se acabaría en
España si se demostrara determinación en la aplicación de la ley y si la espada
de Damocles de la suspensión del evento planeara sobre el estadio. El público
acallaría a los silbadores con tal de no perder el dinero de la entrada o tener
que volver sobre sus pasos unos cientos de kilómetros sin la fiesta empezada.
Otro gallo nos cantaría.