POSTALES DE UNA ESPAÑA DE SALDO, DE UN ESTADO QUE SE
DERRUMBA
Artículo de Santiago Abascal en “El Semanal Digital” del 21 de octubre de 2009
Por su interés
y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio
web
El
abuelo de la niña Marta del Castillo cava una zanja desesperado, impotente,
para buscar el cuerpo sin vida de su nieta asesinada. Porque, digámoslo claro,
el Cuerpo Nacional de Policía ha sido incapaz de obtener una confesión de los
niñatos que la asesinaron.
Un fiscal camina hacia la Audiencia Nacional. En sus manos, un documento
destinado al registro. En el documento, la petición de archivo del caso Faisán,
el conocido chivatazo a ETA, la mayor traición cometida por una parte corrupta
de la policía y el gobierno contra sus propios compañeros asesinados, contra
las víctimas del terrorismo y contra España como nación.
Un hombre hace cola. Tras de sí una mujer mayor. Delante un joven. Es la cola
del paro. Donde se agolpan desesperados casi cinco millones de españoles, a
muchos de los cuales solo les queda otra cola, la de los comedores sociales, o
la beneficiencia de la institución más importante, eficiente y altruista de
este país: La familia.
Una señora deja un voluminoso montón de folios en un cajón. Los folios se suman
a otro montón aun más voluminoso. Cierra el cajón. Es la presidenta del
Tribunal Constitucional que lleva tres años de tormento, incapaz de decir la
verdad constitucional sobre un estatuto que además de inconstitucional y
antinacional es una soberana porquería.
Un hombre modesto y mayor, sentado en un banco cualquiera, abre un periódico y
lee rápido. Ya no ve titulares. Sólo palabras sueltas y alguna que otra frase.
Escuchas ilegales, Gürtel, juez acusado de prevaricación, fosas de la Guerra
Civil, tres millones de euros en metálico, pitada contra el himno, un ministro
de España se manifiesta contra la lengua española en Galicia, aborto.
Podríamos
seguir hasta escribir un libro devastador. Pero ¿para qué? Todo son signos de
fracaso institucional, de falta de representatividad de los partidos, de
corrupción ideológica, moral y económica, pinceladas de la descomposición –
quizá irremediable- del Estado.
La
crisis es devastadora. La metástasis afecta a todo el cuerpo institucional español.
En cinco, en diez, en quince años, la España que conocemos será otra, muy
distinta, pero a ésta le llega su fin. Entonces no valdrán las medias tintas; o
la corrupción será generalizada, el Estado confederal y el relativismo moral
absoluto; o tendremos una España más unida, con un Estado autonómico que solo
será una negra pesadilla, y se habrán hecho drásticas reformas en el sistema
político y trascendentales cambios en la realidad española. No sé qué será lo
que venga, pero será nuevo, y será distinto.
Tras un proceso de disolución, solo cabe su aceptación o un nuevo proceso
constituyente. Millones de españoles ya lo perciben y lo sienten, quizá en un
estadio semi inconsciente aun. Muchos se echaron a la calle el sábado en
defensa de la vida. Quizá ese sea el único camino para obtener representación:
pisar las calles. Hacer España al andar.