EL DESAFÍO DEL PLAN IBARRETXE SALE ADELANTE GRACIAS A ETA Y OBLIGA AL GOBIERNO A APOYARSE EN EL PP
Rajoy habló ayer con el jefe del Ejecutivo para ayudarle a afrontar el desafío independentista y le recomienda el recurso urgente al Tribunal Constitucional
Informe de “ABC” del 31/12/04
Por su interés y relevancia, he seleccionado el informe que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
MADRID. El visto bueno de la banda
terrorista ETA al plan secesionista de Ibarretxe, plasmado ayer en el Parlamento
vasco al permitir que el proyecto se aprobara con mayoría absoluta gracias al
apoyo de tres de los seis diputados que el brazo político de la banda tiene en
la Cámara autonómica, deja en evidencia toda la estrategia de cesión,
apaciguamiento y «buen talante» ante el PNV seguida por el Gobierno de Zapatero
desde que llegó al poder.
En su afán de acercar posiciones al partido de Ibarretxe, los socialistas
vascos, al menos su secretario general, Patxi López, habían asumido oficialmente
postulados nacionalistas en su propuesta de reforma del estatuto presentada este
mismo mes. El giro del PSE, aunque sancionado desde la Moncloa, había caído mal
en muchos sectores del PSOE, incluidas las direcciones del partido y del grupo
parlamentario, bien por su inoportunidad o por ir contra la tradición de la
organización socialista, como han destacado Alfonso Guerra o Nicolás Redondo.
Frente a la estrategia tejida en los últimos meses de marginación del PP y
acercamiento a todos los grupos nacionalistas e independentistas del arco
parlamentario, Zapatero tendrá que apoyarse ahora en el PP para rechazar,
previsiblemente antes de las elecciones vascas, el plan Ibarretxe en el Congreso
de los Diputados. De este modo, el PSOE no podrá presentarse en esas elecciones
como punto equidistante entre nacionalistas y populares, que incluían incluso la
posibilidad de buscar después un acuerdo con el PNV, previa renuncia al plan
Ibarretxe, con la reforma de estatuto como alternativa negociable para los
nacionalistas.
Zapatero, que ayer volvió a guardar silencio pese a la magnitud del reto lanzado
por el presidente del gobierno autonómico con el respaldo esta vez de una banda
terrorista que ha asesinado a cerca de novecientas personas, ha impulsado una
reforma del Código Penal para evitar que Ibarretxe tenga que enfrentarse a una
pena de cárcel si convoca, como ha anunciado, un referéndum sobre su plan,
asunto para el que carece de competencias. Era una medida puesta en marcha por
el Ejecutivo del PP para frenar el plan Ibarretxe.
El dirigente nacionalista vasco, al margen de todo procedimiento oficial, cerró
ayer su intervención con el anuncio de que iba a llamar por teléfono a Zapatero
para abrir «un proceso inmediato de negociación formal al que iremos con un
espíritu y talante abierto». El presidente del Gobierno atendió su llamada y
quedaron en volver a hablar el día 7 para buscar una fecha.
Mientras ERC, los principales aliados parlamentarios del PSC, se congratulaban
de que los nacionalistas vascos hubieran provocado «el primer conflicto
institucional real» en el sistema democrático, el presidente del principal
partido de la oposición, Mariano Rajoy, llamó a La Moncloa para cerrar filas
ante el reto de Ibarretxe y pedirle una entrevista personal que se celebrará
también después del 6 de enero. En la breve conversación, ambos políticos
hablaron de la gravedad del problema, pero no de respuestas conjuntas por falta
de tiempo, aunque Zapatero quedó en informar a Rajoy de la cita que vaya a dar a
Ibarretxe. Moncloa no quiere que el lendakari centre el debate político hasta
las elecciones autonómicas y saque rédito con ello.
En paralelo y mientras el Gobierno eludía dar respuesta concreta alguna al
desafío salvo recordar que el proyecto será rechazado en el Congreso, el
secretario general del PP, Ángel Acebes, exigía al Ejecutivo que planteara un
recurso al Constitucional por la vía del artículo 161.2 que permite la
suspensión de las disposiciones adoptadas por órganos de las Autonomías.
Fiel oposición
El aparente desconcierto del gabinete de Zapatero aumentó la inquietud en el PP
tras comprobar que la política de cesiones ante los nacionalistas en general
aplicada por sus sucesores en el poder, lejos de frenar los planes
independentistas, los han acelerado con un inesperado protagonismo para ETA en
el caso vasco. No obstante, en el PP aseguran que se mantendrán en su papel de
fiel oposición para apoyar al Gobierno en todas las medidas que habrá que tomar
ante el desafío planteado ya formalmente al sistema democrático, a la unidad de
España y a los derechos de los ciudadanos en el País Vasco.
En la última reunión del Pacto Antiterrorista, Rajoy recordó al Gobierno que
debía instar al Fiscal general del Estado para que recurriera el archivo de la
causa abierta contra Atutxa por desobedecer al Tribunal Supremo en amparo de
Batasuna, pero hasta el momento ni el Ejecutivo ni el fiscal han dado paso
alguno en ese sentido.
El plan Ibarretxe llegará al Congreso la próxima semana para su tramitación.
Cuenta con el rechazo anunciado de PP, PSOE e IU -el noventa por ciento de la
Cámara- e incluso puede ser rechazado en la Mesa por su evidente
inconstitucionalidad y no ser admitido para debate en pleno.
EL GOBIERNO NO PERCIBE «MIEDOS» NI «PELIGROS» PARA LA UNIDAD DE ESPAÑA
El Ejecutivo y el PSOE denuncian que el lendakari se haya dejado caer en los brazos de Batasuna, ilegalizada por ser una organización terrorista
MADRID.
Horas antes de que el plan Ibarretxe recibiera luz verde en el Parlamento vasco
y muy pocos días después de que el líder del PP, Mariano Rajoy, advirtiera al
Gobierno -precisamente desde el País Vasco-, de que no permitirá la ruptura de
la unidad de España, el Ejecutivo reiteró ayer su llamamiento a la
«tranquilidad». Lo hizo la vicepresidenta primera, Teresa Fernández de la Vega,
tras la reunión del último Consejo de Ministros del año aseverando que el
Ejecutivo no percibe los «peligros» y «miedos» de desmembramiento que denuncian
«otras voces».
El Gobierno mantiene que «no hay ningún problema de peligro territorial» y se
reafirmó en su mensaje de que el plan Ibarretxe no tiene ningún futuro ya que,
pese a su aprobación por el Parlamento vasco, no superará el filtro del Congreso
de los Diputados. De la Vega fue taxativa al respecto: «No hay nada nuevo. Nada
ha cambiado. El plan Ibarretxe está fuera de la Constitución y, por lo tanto, no
puede ser aprobado. Esta es la posición que ha mantenido, mantiene y mantendrá
el Gobierno».
De la Vega defendió «el modelo de Estado que ha venido funcionando durante 26
años dándonos estabilidad». Esto es, defendió la Constitución como el «límite»
que no deben rebasar las reformas de los Estatutos. «Ahora hay Comunidades
autónomas que consideran necesario revisar sus Estatutos... y estamos en esa
fase, que hay que ver en positivo porque ha de servir para mejorar el
funcionamiento de nuestros sistemas legales, políticos y de cooperación». Por
ello, el Gobierno dijo ver esos procesos «con tranquilidad, sin peligro y de
forma apasionada, sabiendo que los límites están puestos; y por mucho que haya
voces que quieran transmitir miedo o peligro, nosotros no los vemos».
Declaración institucional
Unas horas después, una vez que quedó confirmado que el PNV se entregó a los
proetarras para sacar adelante el plan secesionista al menos en el Parlamento
vasco, fue el ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, el encargado
de leer una declaración institucional por la que el Ejecutivo rechaza de plano
las pretensiones independentistas de Ibarretxe y sus aliados. Desde La Coruña,
Sevilla, erigido en portavoz del Gobierno -Zapatero no habló-, mantuvo que el
plan «no tiene ninguna posibilidad de ser aprobado ni aplicado» y lamentó que
«al reclamar el voto de Batasuna», Ibarretxe «no sólo ha incumplido su
compromiso, sino que también ha dado al entorno de los violentos un papel
decisivo en la vida política vasca». Para el Gobierno, no es factible plantear
iniciativas sobre la base del apoyo de quienes respaldan a los terroristas y
tildó de «inadmisible» un plan que «no respeta las reglas del juego».
También el PSOE se apresuró a emitir una nota tras la votación del Parlamento
vasco en la que denuncia que el plan Ibarretxe es una «propuesta de ruptura de
la convivencia política plural en Euskadi» que nace «con el estigma de los votos
de Batasuna».
BATASUNA ESGRIME UNA CARTA DEL ETARRA «TERNERA» COMO AVAL AL PROYECTO DE IBARRETXE
El apoyo de tres de los seis parlamentarios batasunos al plan secesionista fue acogido con alborozo por Egibar mientras el presidente del PNV, Imaz, guardaba silencio
VITORIA. La
aprobación por mayoría absoluta, con los votos del PNV, EA, Ezker Batua y el
grupo heredero de Batasuna, de la propuesta de «libre asociación» del lendakari
aboca al País Vasco a un referéndum soberanista que el propio Ibarretxe situó
ayer en «un futuro inmediato». El grupo batasuno, sin embargo, advirtió al PNV
que su apoyo no es gratis y le dio el aval de ETA al leer, desde el escaño, una
carta del parlamentario huido, en busca y captura, José Antonio Urrutikoetxea,
alias «Josu Ternera».
Cuando la expectación comenzaba a apagarse tras ocho horas de debate, el
portavoz del grupo batasuno, Arnaldo Otegi, anunciaba desde la tribuna, en el
momento de defender la enmienda a la totalidad al plan, que tres de sus
parlamentarios votarían a favor para dar un «»sí» a Euskal Herria, a la
autodeterminación y a un gran acuerdo que permita abrir las puertas para superar
el conflicto». Mientras, los otros tres restantes votarían en su contra como un
«»no» a los errores de hace 25 años», en referencia a la aprobación del Estatuto
de Guernica.
ETA pone precio a su apoyo
Para reforzar la postura del brazo político de ETA, Otegi leyó una carta del
parlamentario huido y al que fuentes antiterroristas sitúan en la actual
dirección de la banda, «Josu Ternera». En ella, el miembro de ETA dice que los
votos al plan es la aportación de la izquierda abertzale para poner las bases de
un proceso que tendrá como objetivo «dar la palabra y la decisión al pueblo».
Por si el mensaje no quedó claro, Otegi advirtió al lendakari que no utilice el
apoyo de los proetarras para «trapichear un nuevo estatuto» porque esa
posibilidad «alargará el conflicto». De manera explícita, afirmó que «esos 39
votos no son para que vaya a decirle a Zapatero que tiene que aceptar este
estatuto», sino para que apueste, con Batasuna, por «abrir una dinámica de
diálogo y acordar entre todos la pregunta del referéndum».
Superada la incógnita de Batasuna, y al cumplirse más de diez horas de debate,
el Parlamento vasco aprobó, mediante votación nominal, el plan Ibarretxe con 39
votos a favor del PNV, EA, Ezker Batua y tres parlamentarios del grupo batasuno,
frente a 35 en contra, del PP y el PSE y los tres parlamentarios restantes de
Socialista Abertzaleak. Los tres votos que Batasuna presto a Ibarretxe fueron
los de Arnaldo Otegi, Joseba Permach y Jon Salaberria, el llamado núcleo duro.
Con mayoría absoluta, la propuesta de nuevo estatuto político que, según su
articulado, derogaría de manera automática el estatuto de Guernica y obliga a
reformar la Constitución, será enviado a las Cortes Generales.
«Proceso negociador con el Estado»
Al finalizar el p4leno, el lendakari tomó la palabra y sin hacer valoración
alguna del apoyo de Batasuna, anunció que, cuando saliera del hemiciclo,
llamaría al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para «abrir
un proceso de negociaciones de forma inmediata y formal». También convocó, de
forma extraordinaria, al consejo de gobierno, e informó que entre ayer y hoy
cerraría con los partidos políticos una ronda de reuniones para «conducir este
proceso negociador» con el Estado.
Reacción dispar en el PNV
En un primer momento, el apoyo de Batasuna dejó, gráficamente, mudos a la
mayoría de los dirigentes nacionalistas como el presidente del PNV, Josu Jon
Imaz, presente en el hemiciclo. «No hablo hasta el final», declaró a ABC.
Tampoco hizo declaraciones, el delegado del gobierno, Paulino Luesma. En la
tribuna, entre los más de doscientos invitados, la esposa y el padre del
lendakari asistieron a la aprobación del plan mientras la presidenta del PP
vasco, María San Gil, pasó buena parte de la sesión con gesto de enorme
preocupación sentada al lado de Josu Jon Imaz. El rostro sombrio de éste
contrastaba con las declaracioens de Joseba Egibar, artífice del pacto de
Lizarra y uno de los más firmes defensores del plan Ibarretxe dentro del partido
-y rival de Imaz en las pasadas elecciones a la Presidencia del PNV- que
reconocía, sin tapujos, que no podía expresar «con palabras» lo que sentía en su
interior, «una alegría tremenda», dijo. El respaldo de los proetarras al plan
Ibarretxe obligará al PNV a reformar su estrategia política, reconoció Egibar,
que afirmó que «no hay marcha atrás».
Fuentes próximas al lendakari, por su parte, aseguraban en declaraciones a ABC,
que la postura de SA no tiene por qué modificar la estrategia del lendakari que,
a finales de febrero o principios de abril, convocará elecciones, y que pensaba
hacer de su propuesta el «núcleo» de su programa electoral.
En cualquier caso, el apoyo de Batasuna a la propuesta del lendakari supone un
«regalo envenenado», ya que Ibarretxe se comprometió a no llegar a acuerdos con
esta formación ilegalizada hasta que no renunciara a la violencia, algo que no
ha hecho. Tampoco ETA ha abandonado la actividad terrorista, por lo que también
está en entredicho su promesa de celebrar el referéndum soberanista en ausencia
de violencia. Mientras, desde Ezker Batua, tercera pata del Ejecutivo de
Ibarretxe, apenas se pudo ocultar su contrariedad, ya que en sus cábalas no
estaba que este proyecto de nación vasca asociada llegara, finalmente, al
Congreso, donde defienden el federalismo.
«No hay vuelta atrás»
Al inicio de la sesión, el lendakari Ibarretxe dejó abierta la puerta al apoyo
de SA al invitarles, hasta el último momento, a apoyar su propuesta, aferrándose
al derecho de autodeterminación y situando el referéndum «en un futuro cercano e
inmediato». «El camino iniciado» no tiene «vuelta atrás», sentenció el
lendakari.
RAJOY EXIGE A ZAPATERO UNA REUNION INMEDIATA Y LA UMPUGNACION ANTE EL TC
Acebes leyó una declaración de su partido en la que señala que «ETA ha obtenido en sede institucional aquello por lo que ha matado tantos años»
MADRID. El líder de la oposición, Mariano Rajoy, telefoneó al jefe del
Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, instantes después de que el Parlamento
vasco aprobase el plan Ibarretxe por mayoría absoluta. Durante la conversación
-que se prolongó por espacio de unos minutos-, el presidente del Partido Popular
reclamó al líder socialista una reunión inmediata para analizar la situación,
así como la impugnación del proyecto secesionista ante el Tribunal
Constitucional. Fuentes del principal grupo de la oposición explicaron que el
presidente del Gobierno transmitió a Rajoy que aceptaba mantener el encuentro.
Los populares señalan ya la vía que tiene el Ejecutivo socialista para proceder
a la impugnación: el artículo 161.2 de la Carta Magna. «El Gobierno podrá
impugnar ante el Tribunal Constitucional las disposiciones y resoluciones
adoptadas por los órganos de las Comunidades autónomas. La impugnación producirá
la suspensión de la disposición o resolución recurrida, pero el Tribunal, en su
caso, deberá ratificarla o levantarla en un plazo no superior a cinco meses»,
establece el citado artículo de la Constitución.
«Ni un paso atrás»
Así lo expresó ayer el secretario general del PP, Ángel Acebes, que -con una
declaración de su partido leida en la sede popular de la calle Génova- ofreció
todo el apoyo de los populares para «terminar con la grave amenaza» que
representa el plan Ibarretxe y «preservar el marco de convivencia
constitucional» tanto frente a ese proyecto secesionista como a «otros que están
en marcha».
El principal partido de la oposición basa su petición al Ejecutivo de que
impugne el plan Ibarretxe en la sentencia que dictó el Tribunal Constitucional
cuando el Gobierno del PP recurrió el proyecto antes de que fuera tramitado en
el Parlamento vasco. El Alto Tribunal resolvió que no cabía recurso hasta que
fuera norma y tuviera efectos jurídicos. Los populares entienden ahora que, con
su aprobación ayer, el proyecto secesionista ya es norma y, por lo tanto, cabe
un recurso.
Además, el «número dos» de los populares garantizó que su formación va a hacer
todo lo que está en su mano para evitar que el plan se apruebe en las Cortes
Generales, que el lendakari celebre un referéndum ilegal sobre su proyecto
soberanista y que «se imponga la discriminación entre los vascos y se ultraje la
memoria de las víctimas». Acebes arremetió contra los tres partidos que
conforman el Ejecutivo de Vitoria (PNV, EA e IU) por haber iniciado «un proceso
para la independencia» del País Vasco y concedido a la banda terrorista «lo que
ETA les había pedido». «Desde hoy llevan la responsabilidad histórica de poner
en grave riesgo la convivencia», sentenció.
Para los populares, «el plan Ibarretxe es también el plan de ETA», pues la banda
terrorista «ha obtenido en sede institucional aquello por lo que ha matado
tantos años: un proyecto nacionalista radical de ruptura de España y de fractura
y exclusión en la sociedad vasca».
Horas antes de la votación en el Parlamento vasco, Acebes señaló en rueda de
prensa el rechazo absoluto de su partido al plan Ibarretxe y las dudas sobre la
actitud del Gobierno socialista para hacer frente al proyecto secesionista del
PNV. Los populares no se fían de los socialistas y temen que el Ejecutivo de
Zapatero trate de minimizar el riesgo del plan Ibarretxe. «Nos preocupa mucho
que, ante una amenaza seria y cierta, tengamos un Gobierno complaciente con los
nacionalistas. Esa complacencia hace que tengamos dudas sobre la reacción que
pueda tener el Ejecutivo socialista», subrayó el secretario general del PP.
«En manos de los nacionalistas»
Acebes quiso expresar de esa forma la preocupación del PP por el hecho de que el
Gobierno se encuentre «en manos» de partidos nacionalistas, que -como ERC- no
dejan pasar un sólo día sin manifestar su «odio por España». Los populares ven a
esas fuerzas nacionalistas como «malos socios» para el Gobierno de Zapatero en
un momento en el que «las amenazas son reales».
Por contra, Acebes subrayó que el PP tiene «muy claro» cómo hacer frente al plan
Ibarretxe. Los populares -dijo- no van a dar «ni un paso atrás» en la defensa de
la Constitución ante «quienes pretenden la ruptura y la desestabilización». «Ése
es el objetivo que algunos tienen en estos momentos en España. Que nadie se
engañe, porque esta es realmente la pretensión y el fin último», advirtió el
«número dos» del PP. Además, Acebes avisó al Ejecutivo de Zapatero de que los
nacionalistas vascos intentarán por «todos los medios posibles» imponer sus
aspiraciones e hizo hincapié en que para hacerles frente es necesaria «la mayor
fortaleza para defender el marco de convivencia que nos hemos dado».
El principal patido de la oposición considera el plan Ibarretxe «un atropello al
ordenamiento jurídico, a la Constitución y al Estatuto» que obedece a «un
delirio soberanista».