ENTREVISTA A JAIME MAYOR OREJA, EX MINISTRO DEL INTERIOR Y PORTAVOZ DEL PP EN EUROPA,
«Habrá tregua si ETA ve cerca la ruptura y al PSOE rendido. El Estatuto catalán es el primer pago»
en “La Razón” del 23.05.05
Por su interés y relevancia, he seleccionado la entrevista que sigue para incluirla en este sitio web. (L. B.-B.)
C. Morodo
Madrid- Mayor Oreja valora la nueva etapa en la política antiterrorista desde la
misma atalaya de escepticismo con la que gestionó, como ministro del Interior,
la tregua de 1998. Hace unos días llamó a José María Aznar para ponerse a su
servicio frente al intento socialista de hacer creer que lo que se propone ahora
es una continuidad de lo que hizo el PP.
– En las conversaciones con ETA de Argel y Zúrich, el Gobierno contó con el
apoyo de la oposición. La gente se pregunta por qué ahora no.
– Pues porque no caben comparaciones entre esta
situación y la del 98. Ahora, la estrategia antiterrorista es diametralmente
opuesta a la del PP ya que hay un proceso político de pagos a ETA sin que ésta
cambie nada.
– ¿Y qué pagos se han hecho ya?
– El de Perpignan, el pacto político con
Carod-Rovira, el de no ilegalizar a Tierras Comunistas, la aprobación de la
resolución del Congreso sobre la oferta de negociación... Aquí no hay sólo un
diálogo del Gobierno con ETA, sino un proyecto de ruptura constitucionalista que
viene a ser el precio por un supuesto proceso de paz.
Reunión de Zúrich.
Desde esa estática desconfianza, ¿por qué entonces acudieron ustedes al encuentro de Zúrich?
– Aquellas fueron conversaciones exploratorias
de un Gobierno con la conciencia muy tranquila porque antes había dicho
expresamente que no tenía nada que negociar. La reunión sirvió para comprobar
que ETA es una organización de máximos que nunca renunciará a su discurso de
siempre.
– A su juicio, ¿qué mueve a Zapatero en esta aventura?
– Aislar al PP. Ése es el punto de unión de ERC,
de Zapatero, de Batasuna, de ETA y el PNV. La primera transición la protagonizó
el centro-derecha y no estuvo ETA, y en esta segunda transición no tiene que
estar el centro-derecha y sí ETA.
– Usted sabe mejor que nadie que «jugar» con terroristas es demasiado
arriesgado como para que alguien se lance al agua sin un salvavidas cerca.
– Pero, ¿cuándo hay tregua con ETA? Pues cuando
el adversario suyo se rinde. En el 98 se rindió el PNV. ¿Qué pasó en Cataluña?
Pues que en Perpignan hubo otra rendición, la de ERC. Y ahora habrá tregua en la
medida que haya expectativa de ruptura y se piense que Zapatero ya se ha
rendido.
– Se ha rendido para conseguir qué.
– De momento, a ETA se le está devolviendo la
esperanza de que puede haber una rendición política.
– Bien, lo que le pregunto es hasta dónde puede llegar esa cesión.
– Eso es lo que ahora medirá ETA sobre la base
del precio político que le ofrece la vía catalana, de donde viene la ruptura
constitucional. ETA observará, mirará... y dirá si el pago le basta para abrir
un proceso de diálogo.
– ¿Su experiencia le indica que habrá pronto una tregua?
– Ése es el escenario previsible. Dejar abierto
un proceso para ver qué cambios constitucionales llegan de Cataluña de la mano
de su socio, de ERC. No hay un eje Gobierno-ETA sino un triángulo: un proyecto
de ruptura que procede de Cataluña y otro de paz con una dimensión vasca.
– Y en medio Rodríguez Zapatero.
– Sí. Y el PP en su sitio. La única esperanza
del sentido común en España es Rajoy y el PP porque los demás están en una
extraña aventura de mesas de tramposos, donde unos creen que pueden engañar a
ETA y otros, los nacionalistas, creen que van a engañar al Gobierno del PSOE.
– El problema es que las posiciones de principios no siempre son entendidas a
la primera por la sociedad y si el proceso es largo, podría llegar a tener un
coste electoral para el PP.
– Pero hay que asumirlo. Hay que luchar por la
libertad y no por una paz con una rendición política previa. Con una pandilla de
gánsteres en el barrio, uno puede pasar un par de años tranquilo si paga lo que
le exigen, pero eso no es libertad sino una falsa paz. Rajoy ha tenido el arrojo
de solemnizar en el Congreso no sólo la ruptura con Zapatero sino la soledad del
PP.
– Su partido niega ahora hasta la posibilidad de que haya gestos con los
presos. Pero si no recuerdo mal, durante la tregua del 98 ustedes llegaron a
trasladar hasta a 135 etarras.
– Nosotros nunca cambiamos la política
penitenciaria y precisamente de ahí vinieron las mayores tensiones con el PNV.
Hubo gestos, alguna aproximación, pero no hubo cambio y no escribamos la
historia al revés: fuimos prudentes y no pagamos ningún precio político. Si
modificas la política penitenciara, al final te llegará la autodeterminación.
Nuevo gobierno vasco.
Usted que se conoce bien el escenario vasco, ¿se atreve a decir cómo quedará el nuevo gobierno?
– De momento, ETA está ya demostrando su poderío
político en la elección del Parlamento. Lo lógico es que al final respalde a
Ibarretxe y que de un modo u otro le dé tranquilidad en el gobierno, pero siendo
un incordio. Lo lógico es un gabinete de amplia base nacionalista, con alguna
persona nueva procedente del mundo terrorista. ETA lo que quiere es asegurar el
proyecto que rompa más España y está decidida a ir a esa ruptura con ERC, PNV y
PSOE.
– No parece que se crea la tesis de que el «plan Ibarretxe» ha pasado a mejor
vida.
– No es el plan de Ibarretxe sino el de Estella
o el del Movimiento de Liberación Nacional Vasco, y claro que no ha muerto, sino
que Ibarretxe ha tenido un gran traspiés para liderarlo, lo que le obliga a
compartir mucho más su gestión con ETA.
– Si el nuevo Estatuto catalán es el principio del fin, ¿hasta cuándo debería
seguir sentado el PP en esa mesa de negociación?
– Respeto a mis compañeros y seguro que harán lo
más conveniente. Otra cosa es que ese estatuto está siendo ya el primer pago
político.
– ¿Qué le ha parecido el último episodio de Carod-Rovira con la bandera
española.
– La foto con la corona de espinas y Maragall es
el mejor resumen de todo: detrás de ellos podría haber estado perfectamente
«Ternera».
– Y a menos de un mes, unas elecciones a cara de perro...
– Las elecciones gallegas son muy importantes
porque Zapatero confía en que después de ellas resulte inevitable la negociación
política con los nacionalistas, la segunda transición.
– Bueno, por lo menos le veo satisfecho con que haya ganado el llamado
«sector duro» de su partido.
– Aquí lo que ha ganado es el sentido común. Mi
partido ha hecho lo que debía. ¿Quién puede creerse que dando la razón a ETA y a
los nacionalistas les vamos a cambiar?
En primera persona
Una de las primeras llamadas que recibió en 1996, sin todavía haber tomado posesión de la cartera de Interior, fue del hasta entonces titular de ese departamento, de Juan Alberto Belloch. Le pedía que diese autorización a la continuidad de una vía de «contactos» en la sombra con el mundo etarra bajo la protección de Pérez Esquivel. No sólo no la dio, sino que se estrenó en el cargo cerrando la política de «toma de temperaturas» e imponiendo una norma general de transparencia. Aguantó con paciencia estoica el temporal –externo y también interno, con duras discrepancias con asesores de Aznar como Arriola– por su posición catastrofista ante el alto el fuego «indefinido» de ETA. Tras más de un año de «tregua-trampa», los hechos le dieron la razón. Embarcado ahora en la aventura europeísta, su olfato de curtido y sufrido político vasco le pone de nuevo en guardia ante el espejismo de otra negociación con la banda terrorista. Teme que el precio de una «falsa paz» sea la humillación de millones de españoles.