GUIÑO AL TIBIO
Los populares se dieron un baño de moral con el apoyo de la derecha europea y Rajoy probó con un tono muy mesurado para abrirse nuevos horizontes electorales
Informe de Ángel Collado en “ABC” del 06.03.06
Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
MADRID. Mucha moral para la militancia, expreso apoyo de los colegas europeos
del centro derecha pasmados ante el proceso de autocuestionamiento en que se
mete España, devoción por la imagen de unidad, alguna propuesta concreta -rebaja
de impuestos- y otras más difusas -derecho al voto municipal para los
inmigrantes- y un discurso de Rajoy frío y moderado, en el intento de empezar a
captar el favor del electorado más tibio. La Convención Nacional del PP, que en
algún momento pareció un congreso prematuro porque pueden faltar hasta dos años
para las próximas elecciones, terminó con balance de paréntesis de afirmación
interna y primer amago -corto- de abrir una nueva etapa de oposición igual de
combativa pero más positiva (doctrina Acebes).
Rajoy prefirió el tono de hombre de Estado al de mitin para cerrar una asamblea
con algunas claves para el futuro inmediato:
Mucha moral. Después de la derrota en las urnas del 14-M, fueron las bases
indignadas con el PSOE y su habilidad para aprovechar el 11-M para «robarles la
cartera» -el poder- las que empujaron a Rajoy y su equipo a seguir adelante. Son
ahora los dirigentes y cuadros los que parecen pletóricos de moral al considerar
que la victoria es posible. La huida hacia adelante de Zapatero y los resultados
de las encuestas les animan.
La marea del centro derecha. Con Angela Merkel de canciller en Alemania, figura
señera ya de toda la política europea, y Sarkozy en puertas de encabezar la
renovación de la derecha francesa en el poder, el PP quiere sumarse al ascenso
de sus ideas en toda Europa y ve complacido que cuentan con él para ese proceso.
Complicidad absoluta. Sarkozy: «Creo en la unidad de España por que es una una
gran nación».
La búsqueda de la ancha base. En el PP creen superada la fase de sostener y
movilizar a los sectores sociales más afines -Zapatero ha contribuido en grado
sumo con sus políticas- y consideran que ha llegado la hora de atraerse al
electorado más tibio que pudo votar al PSOE y empieza a estar inquieto con la
inestabilidad política y las cesiones al nacionalismo. Es la doctrina Arriola
que impregna buena parte del discurso de Rajoy, ya más de «hombre de Estado» que
de feroz opositor. De ahí lo de ofrecerse al electorado socialista para mantener
al menos el orden constitucional y la unidad de España.
La unidad ante todo. En la riada de discursos de la asamblea hay un común
denominador: la unidad interna. La obsesión por conjugar y encajar cada idea y
cada mensaje en un conjunto armónico se ha hecho patente. Dicen en la dirección
del partido que si hoy el PP está en condiciones de disputar el poder al PSOE en
unas hipotéticas elecciones generales y el éxito en las próximas autonómicas y
locales de mayo de 2007, es porque se ha mantenido unido, salvo en los episodios
protagonizados por Josep Piqué.