EL GOBIERNO OFRECE UNA PLAZA EN EL TC AL INSTRUCTOR DE
LA QUERELLA CONTRA GARZÓN
Informe
de Nieves Colli | Madrid en “ABC”
del 25 de enero de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el informe que sigue para incluirlo en este sitio web
Luciano Varela
ha recibido la jugosa oferta de ser miembro del Constitucional, según algunas
fuentes a cambio de no llevar a juicio al juez de la Audiencia Nacional
Luciano
Varela, el magistrado del Tribunal Supremo (TS) que instruye la querella contra
Baltasar Garzón por la causa sobre la memoria histórica, ha recibido del
entorno del Gobierno la apetitosa oferta de ser miembro del Tribunal
Constitucional. Diversas fuentes consultadas por ABC sostienen que, a cambio,
se habría sugerido a Varela que no lleve a juicio al juez de la Audiencia
Nacional, sobre el que pesa la acusación de haber cometido un delito de
prevaricación durante la investigación de las desapariciones de la Guerra Civil
y el franquismo.
A
finales de año, las vacantes en el Tribunal Constitucional ascenderán de las
cinco actuales a ocho. A las cuatro que llevan pendientes de renovación en el
Senado desde hace más de dos años, se suman la causada por el fallecimiento de
Roberto García Calvo y las otras tres cuya renovación deberá producirse también
el próximo mes de noviembre en el Congreso. Si bien ya hay precandidatos para
las plazas del Senado, todas las quinielas están abiertas para la tanda de la
Cámara Baja. Sin embargo, PSOE y PP no han empezado aún a negociar.
Tras el verano
Pero las
maniobras del Ejecutivo, que habrían comenzado a la vuelta del pasado verano
-coincidiendo o justo después de la declaración de Garzón como imputado-, no se
habrían limitado a eso. Los medios antes citados aseguran que, antes de optar
por ofrecerle ese «premio», el magistrado del Supremo habría recibido diversos
mensajes provenientes, al parecer, del entorno de los Ministerios de
Presidencia o de Interior.
En la
actualidad Garzón instruye un procedimiento de gran interés para el Gobierno,
de ahí que las fuentes consultadas crean que la estrategia de Moncloa pase por
evitar que la causa penal contra el juez siga adelante. De no ser así, Garzón
sería suspendido y apartado del juzgado.
El
procedimiento en cuestión es el del «chivatazo» a ETA de una operación contra
la red de extorsión de la banda que operaba en el bar «Faisán» de Irún. En mayo
de 2006 fue interceptada una conversación telefónica en la que Imanol Elosúa, propietario del citado bar y jefe de una de las
redes de cobro del chantaje etarra, le decía a su yerno que un «madero» le
había avisado de que iba a ser detenido. Este episodio habría sido utilizado
por el Gobierno en los contactos que mantuvo con ETA en el verano de ese mismo
año.
Parte de
las diligencias de investigación abiertas sobre el «chivatazo» han permanecido
bajo secreto de sumario hasta fechas recientes y, según las acusaciones
personadas -la Fiscalía ha pedido el archivo-, Garzón las habría «dejado dormir
en un cajón durante meses». En la actualidad, la Sala Penal tiene en sus manos
un recurso de Dignidad y Justicia y, en gran medida, la llave para que la causa
siga adelante o sea archivada. Además, hay otra parte que sigue bajo secreto
sumarial, toda vez que contiene, entre otros asuntos relacionados con el «soplo
policial», material sensible para la lucha antiterrorista. Algunas fuentes
señalan que entre ese material podrían encontrarse grabaciones que fueron
realizadas durante la última tregua de ETA y el proceso de negociación con la
banda.
Fuentes
del TS creen que las «presiones» recibidas por Varela bien podrían ser la causa
principal -aunque quizás no la única- de su tardanza en tomar una decisión
sobre el archivo o no de las tres querellas presentadas contra Garzón. Máxime
cuando, al poco tiempo de la admisión a trámite por la Sala Segunda de la
primera de ellas -la de Manos Limpias, luego vendrían las de Libertad e
Identidad y Falange Española de las Jons-, Varela
afirmó delante de muchos de sus compañeros su intención de resolver rápidamente
el asunto y, casi con toda seguridad, de llevar a juicio al querellado. El
escrito de Manos Limpias fue admitido a trámite el 27 de mayo de 2009, pero al
instructor le faltaba escuchar la versión de Garzón.
Los casi
ocho meses de instrucción de esta causa parecen excesivos no sólo a la defensa
del magistrado de la Audiencia, que ha llegado a sostener que está siendo
«injustificadamente retardada», o a la Fiscalía, que el jueves pasado reiteró
su petición de archivo por no haber delito y advirtió de «la necesidad de poner
fin a la investigación».
También
en medios del Supremo se considera excesivo el tiempo empleado por Varela en un
procedimiento en el que, junto a la declaración de Garzón (el 9 de septiembre
de 2009) y la comprobación de los hechos (el contenido de las resoluciones
supuestamente prevaricadoras), no es necesaria la práctica de muchas más
diligencias de prueba. A día de hoy, Luciano Varela sigue «investigando».
Entre
sugerencias y ofertas de futuro, el Gobierno ha situado al magistrado del
Supremo en una situación aún más «incómoda» que la provocada por la propia
naturaleza del procedimiento. Distintos medios judiciales coinciden en que la
posición de la Fiscalía -que defiende la inocencia de Garzón y el archivo- es
otro de los factores que podrían estar retrasando la decisión final de Varela.
Los únicos que acusan al juez son los querellantes, Falange, Manos Limpias y
Libertad e Identidad, de un perfil político afín.
Incómoda situación
La de la
memoria histórica no es la única causa penal a la que se enfrenta Garzón. En el
TS se tramitan otras dos, aunque ninguna de ellas ha sido admitida a trámite
por la Sala Segunda. Se trata de dos querellas: la primera por las subvenciones
con las que se financiaron los cursos que el juez impartió en Nueva York y la
segunda por las intervenciones telefónicas que ordenó practicar a varios
imputados del «caso Gürtel» durante las
comunicaciones con sus abogados. Si cualquiera de estas dos querellas fuera
admitida a trámite, Varela se vería liberado de la responsabilidad de «abrir la
veda» contra un juez de gran prestigio internacional y que ha prestado
servicios como abrir la vía de la ilegalización de Batasuna y otras
organizaciones de ETA.