UN «TINELL» CONTRA EL TC
Editorial
de “ABC” del 29 de
abril de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web
LA clase
dirigente catalana ha vuelto a ponerse de acuerdo en un nuevo gesto frentista
que recuerda al «Pacto del Tinell» que llevó en 2003
a los socialistas al poder autonómico de la mano de la extrema izquierda y los
independentistas, agrupados en torno al derrocamiento de CiU y, a escala
nacional, a la política de exclusión del PP. Tampoco faltaron los convergentes
a aquella subasta de excesos con la tristemente famosa firma de Artur Mas ante notario para exhibir su repudio a los
populares. Ahora, la víctima de esta concertación social-nacionalista es el TC,
contra el que el Parlamento catalán aprobará hoy una resolución que pide mucho
más que una obvia renovación. El tripartito y CiU buscan formalizar el proceso
de deslegitimación del TC para privar de cualquier valor político -porque el
jurídico será incuestionable- la sentencia que se pronuncie sobre la
inconstitucionalidad del Estatuto catalán. El desmarque de ERC resulta
irrelevante: aunque no suscriba el documento, porque se le queda corto, lo respalda
inequívocamente.
La
resolución del frente social-nacionalista catalán se introduce en el absurdo al
reclamar del TC que se declare incompetente para resolver los recursos de
inconstitucionalidad contra el Estatuto. La negación de esta competencia básica
del TC es una manera nada sutil de defender la intangibilidad del Estatuto y su
condición igualitaria a la de la propia Constitución. En definitiva, para el
tripartito y CiU el Estatuto es una expresión de soberanía de Cataluña que
ningún órgano del Estado puede revisar. Este planteamiento es inaceptable, y
debería ser el Gobierno la primera voz en denunciar la estrategia desleal de
los promotores de esta resolución. Por eso también ha sido muy desafortunado el
apoyo dado por Patxi López a su colega Montilla. Si
alguien debería estar interesado en la fortaleza de las instituciones del
Estado frente a los embates del nacionalismo soberanista es el lendakari
socialista, cuyo acceso al poder autonómico gracias al PP se produjo como
reacción frente a la deriva ultramontana del PNV. La papeleta de Rodríguez
Zapatero no es fácil, pero es la que se ha buscado por querer jugar
simultáneamente a agitador del nacionalismo y a jefe del Gobierno de la Nación.
En Las Cortes, donde Montilla le va a plantar la resolución contra el TC,
Zapatero tendrá que retratarse y elegir qué papel quiere asumir.