LA MAYOR PRIMA DE RIESGO
Editorial
de “ABC” del 05 de
junio de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web
Cabe que
nos encontremos al borde de algo realmente serio. Allí donde centremos nuestra
atención, los síntomas que se aprecian son de fuerte deterioro de confianza. En
términos financieros, se mide en tecnicismos propios de la jerga económica,
como diferenciales del coste de la deuda frente a Alemania, o de los costes de
asegurar nuestras emisiones contra el riesgo de impago. Son sólo formas en las
que se manifiesta en tiempo real el deterioro de las constantes vitales de una
economía. De nuestra economía. Y la economía es hoy la preocupación fundamental
de los españoles. De todos los españoles. Ya no se puede ocultar a nadie que
España se enfrenta a un escenario de enorme complejidad. Prácticamente
dilapidado el margen de maniobra de la política económica, nos quedan cada vez
menos recursos para evitar convertir a España en una economía subsidiada y
tutelada por nuestros socios europeos.
A la luz
de los riesgos que los indicadores financieros advierten esta semana, ya no hay
margen para el error, y por supuesto menos aún para la demagogia. Puede que la
política sea el arte de lo posible, pero estamos cerca de necesitar de la
política lo que hace apenas semanas parecía imposible. Si el Gobierno, que es a
quien corresponde tomar decisiones en un entorno de fuerte desconfianza, no
gestiona eficazmente el escaso capital de credibilidad que le resta, de poco
servirá que acuse a supuestos especuladores, porque habrá perdido
definitivamente el control de nuestro inmediato futuro económico. Si tal circunstancia
ocurre, el panorama que nos espera no puede ser más sombrío. No conviene
engañarse en esto. Es momento de acelerar las reformas comprometidas, de
cumplir los compromisos alcanzados y de demostrar a los acreedores que pueden
seguir prestándonos su dinero. Hemos llegado tarde, y ahora tenemos que darnos
prisa. La debilidad del euro, la reacción de los mercados al nuevo episodio de
incertidumbre desatado por Hungría, cuyo recién estrenado gobierno acusa de
manipulación de las cuentas públicas al anterior, se suma a la sequía que de
nuevo se adueña del mercado interbancario. Volvemos a una situación similar a
los peores momentos del estallido de la crisis tras la quiebra de Lehman Brothers, pero en este
caso en su versión más española. Esto nos da una idea de las consecuencias del
precioso tiempo perdido. Pueden no haberse cerrado aun todas las puertas, pero
si las circunstancias finalmente nos sobrepasan, estaremos ante un nuevo fuerte
ajuste económico y social, que será el precio a pagar por la ausencia de rigor
en política económica del Gobierno de Rodríguez Zapatero.