AZNAR CREE QUE EL ACTUAL ESTADO ES «MARGINAL» Y, COMO TAL, «INVIABLE»

«España no da para tener 17 instituciones que hacen las mismas cosas», dijo el ex jefe del Gobierno en un acto del PP«Nuestro país está intervenido de hecho y se debate si de derecho también»

 

Reportaje de Cristina de la Hoz / Leon  en “ABC” del 15 de enero de 2011

Por su interés y relevancia he seleccionado el reportaje que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

El ex presidente del Gobierno, José María Aznar, no defraudó a los que ayer le escucharon durante su intervención en la I cumbre del PP Exterior, celebrada en la ciudad de José Luis Rodríguez Zapatero, León, y tierra por la que pasaba mucho el propio Aznar «en mi anterior vida» como presidente del Ejecutivo de Castilla y León. El ex líder popular ejerció, —como él mismo admitió, no sin un punto de ironía— de Aznar; esto es, hizo un análisis demoledor de la realidad y le puso deberes a su partido, unos deberes que coinciden en este caso con el discurso que Rajoy desarrolla en los últimos meses sobre el estado de las autonomías.

Aznar dijo que el PP debe pensar muy bien «lo que la mayoría de los españoles ya intuye, y es que el Estado es un estado marginal y los estados marginales no son viables». Agregó que una cosa es tener un estado unitario, descentralizado, federal o autonómico «y otra cosa es tener un estado marginal. Y España hoy tiene un estado marginal donde cualquier gobierno, incluso uno que tenga buenas intenciones y que tenga buenas políticas, tendría dificultad para sacar adelante algunas iniciativas».

En un discurso no leído, poco habitual en él, pero por ello de tono más relajado, agregó que un estado con tal grado de «debilidad» tiene que ser «en alguna medida reformado, no solo en cuanto al gasto, sino en cuanto a la ordenación de aquello de lo que es responsable cada uno, porque España no da para tener 17 instituciones que hacen las mismas cosas». En definitiva, el ex presidente del Gobierno cree que nuestro modelo, tal y como está configurado, «es políticamente no viable y financieramente absolutamente inviable. Y alguien le tiene que poner el cascabel al gato y ese va a ser el Partido Popular», por entender que es la única manera de afrontar la crisis económica y social.

«Corregir los excesos»

En parecidos términos se manifestó la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, que hizo tándem con Aznar en la inauguración de la cumbre, clausurada hoy por Rajoy. La «número dos» del PP entiende que «hace falta corregir los excesos que hemos vivido estos años con el Estado de las autonomías», y agregó: «Hay que saber muy bien lo que es el Estado de las autonomías y la lealtad constitucional», en una velada alusión no sólo a los nacionalistas sino también al Gobierno del PSOE. También el vicesecretario de comunicación popular, Esteban González Pons, se sumó a esta idea y pidió en Menorca un pacto de estado para que se recuperen algunas competencias autonómicas.

Las reflexiones de Aznar sobre la viabilidad de nuestro modelo organizativo estuvieron precedidas de otra no menos importante para su partido. Así, abogó por la necesidad de que el PP consiga una «gran mayoría electoral» en las elecciones generales al objeto de que no desvíe sus prioridades: «El Gobierno no puede estar entretenido en negociaciones de menor cuantía o en conflictos territoriales o en pequeñas rencillas de ventajas de pequeños partidos nacionalistas si quiere afrontar realmente la crisis de España», dijo el ex inquilino de la Moncloa pensando quizá en su mayoría absoluta del año 2000, cosa no improbable para 2012 habida cuenta de que todos los sondeos sobre intención de voto dan a Rajoy hasta una diferencia de 18 puntos sobre el PSOE.

No ahorró tampoco críticas Aznar al Gobierno, al que dedicó epítetos como «incompetente, incapaz e insolvente», o al que acusó de ser el peor de la democracia y de «hacer daño diariamente a los intereses de España». Todo ello ha conducido a una crisis en la que nuestro país se ha convertido «en un país intervenido de hecho y se debate si de derecho también». Tras comparar la intervención con una declaración de incapacidad, comentó que la cuestión «es si se puede evitar ser intervenidos de derecho» cuando somos «un país mirado con lupa por la falta de confianza en la capacidad de gobernarse».

«Mandato claro»

Así, dando por hecho que el PP gobernará a partir de las próximas elecciones, alertó de que «deberá tomar decisiones muy importantes» para superar una situación «límite y crítica» «de la que no debemos pensar que vamos a salir fácilmente», advirtió. No tiene duda en considerar que la herencia que pueda recibir Rajoy es más difícil que la que él recibió de manos de Felipe González en 1996, pero ahora, igual que entonces, «sabemos que lo podemos hacer porque ya lo hemos hecho».