LOS SOCIALISTAS CATALANES; ANTES NACIONALISTAS QUE
DEMÓCRATAS
Artículo de Carlos Abella en “El Imparcial” del 26 de diciembre de 2009
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web
En
Cataluña acaban de pasar en los últimos meses muchas cosas que me han recordado
a esas claves históricas del origen de nuestro sistema. Los socialistas
presumen mucho de aquella transición, pero hoy en día el PSC, Partit Socialista
de Cataluña, los socialistas catalanes, han preferido ser nacionalistas antes
que demócratas, gobernar con el independentismo catalán antes que renunciar a
ello, compartir el gobierno de la Generalitat con el extremismo radical de
izquierdas y republicano. Toda una traición histórica a unos principios.
Recuerdo que cuando esta deriva se hizo muy evidente, en el mandato de Pascual
Maragall —por el que siento personal simpatía aunque fuera un nefasto President
de la Generalitat, - los voceros de ZP nos decían que no nos preocupáramos
porque en el PSC mandaba Montilla y en privado susurraban “ese es
constitucionalista y español y ¡de Córdoba!”. Y claro cuando ZP nombró a
Montilla ministro de Industria, lo primero que hizo fue trasladar un organismo
regulador a Cataluña, a gorrazo limpio, y tratar de hacer una operación mercantil
contraria al derecho y a la razón para que una empresa de capital mayoritario
catalán se quedara con otra de capital mayoritario español. ¡Y eso que era el
que marcaba a Maragall! Poco después, dijeron:”No os preocupéis por el tema del
Estatut. Montilla reconducirá la situación”. Efectivamente. Ahí le tienen,
proclamando cada minuto el derecho a ser una “nació”, clamando en el oasis
catalán su anhelo independentista y en todo caso su “cobarde “sumisión ante los
que cada día le dicen lo que tiene que decir y hacer. El que era “de los
nuestros”. A su lado, como Flotats marcaba a Di Estefano, Carod Rovira, el gran
“pacificador” del terrorismo en Cataluña. Y ZP de testigo impasible, de turista
accidental.
“Amnistía
y Estatut de Autonomía” clamaban las pancartas de los años de la transición.
¿Se acuerdan? Pues el Estatut de 1978 o 1979, ya no vale; en solo treinta años
se ha acabado el fin perseguido. Y lo de la amnistía “dejémoslo correr” que
dicen los catalanes, porque los mismos que pedían amnistía son los que ahora
han puesto en marcha la venganza de la memoria histórica. El Estatut de
entonces ya no basta. A Carod, no le bastaba. Dice que “Cataluña” no se siente
“cómoda” en esta España. A los verds y los ex comunistas no les era suficiente
tampoco aquel marco de autonomía. Y el gran apoyo a ese nuevo marco jurídico y
económico ha sido ¡el propio presidente del gobierno de España! Hoy el Estatut
es un chantaje al Estado que tiene por reivindicador principal al presidente de
la Generalitat, Montilla, y a quienes no le dejan ni a sol a sombra: Carod,
Saura, Puigcercós y su propio partido, convertido en la gran traidor de estos
treinta años. Del calificado como “anecdótico” referéndum de hace un par de
meses en Arenys de Munt hemos pasado a los ciento dieciséis de hace un par de
domingos; poco importa que la participación haya sido solo del 25%. Todavía
están calientes las frases de los socialistas ante el primer referéndum en
Arenys: “es una pachanga”, “no hay que alarmarse”, “no hay que dramatizar”, “no
vamos a mandar a la guardia civil”, acusando de paso a los que si nos alarmamos
—porque vemos con claridad el insaciable afán independentista de cada paso dado
por el desgraciado Tripartit- de agoreros, cuando no de querer simplemente
atajar por la fuerza lo que era o es solo un divertimento municipal. Para
justificar esa diversión ya está La Vanguardia que tituló algo parecido a
“Cataluña manda un mensaje cívico”. ¿Cuál es el civismo? ¿La insurrección? ¿La
burla del mecanismo constitucional del referéndum? Poco les importa la lectura
política de la escasa asistencia a votar. Lo importante es quienes están a
favor
Ellos
no son demócratas. Ellos son nacionalistas. Ese es el drama. Su traición no
tiene penalización en los medios “progres”, su actitud no tiene “castigo” en
las cinco o seis televisiones que controlan- publica o privadamente-; su
vergüenza pública no es denunciada ni por El País, ni la Vanguardia, ni el
Periódico. Hoy España es “el estado”, una suerte de ente administrativo, una
estructura residual de competencias. La verdad es que una minoría tanto en el
Parlament como en el Congreso, “manda” en la agenda de España, le marca a
Zapatero el ritmo de los acontecimientos. Si. Y ahora han sido los toros. ¿Para
qué? Solo para demostrar a España que no quieren nada que huela a España, a lo
que- ellos, solo ellos- creen son signos de identidad compartida. Y falsamente
“franquistas” porque los toros no tienen nada que ver con el régimen de Franco.
Y el presidente del Gobierno -“del estado” — mudo, sin hacer nada, dedicado a
embaucar a quien se deja, encantado de la vida y creyendo que “hablando se
entiende la gente”. ¡Que se lo digan a Carod, a Mohamed VI, y Al Qaeda!