RUIDO DE SEDICIÓN EN LAS CALLES DE BARCELONA
Barcelona ha vivido
este miércoles un escenario casi de guerra. Casi un millar de 'indignados' se
han dado cita a las puerta del Parlamento catalán para
impedir la celebración de un pleno en cuyo orden del día destacaba el debate a
la totalidad de los presupuestos de 2011. El presidente de la Generalitat, Artur Mas, y la presidenta del Parlamento catalán, Núria de
Gispert, llegaron esta mañana en un helicóptero de
los Mossos d'Esquadra
mientras que otros diputados han sido increpados a su entrada.
Informe de Manuel Abizanda en “El Imparcial” del 16 de junio de 2011
Por su interés y relevancia he
seleccionado el informe que sigue para incluirlo en este sitio web.
De un movimiento ciudadano, el 15-M, pacífico y portavoz de una gran mayoría silenciosa descontenta con la situación política, económica y social de España, se ha pasado a uno de los mayores actos de desobediencia civil contra las instituciones democráticas. Y Barcelona ha sido el escenario de la mayor revuelta social contra una sede parlamentaria en la Historia de la democracia. El debate sobre los presupuestos de la Comunidad autónoma en el Parlamento catalán se ha convertido en una auténtica batalla campal, en la que 2.000 de los “indignados” han efectuado un cordón para impedir la entrada de los diputados a la sesión. Helicópteros con cargos de la Generalitat a bordo, entre ellos el propio presidente Artur Mas o la presidente de la Cámara han tenido que llevarlos hasta el Parlament para evitar el bloqueo.
Escenario casi de guerra. Barcelona ha vivido y sigue soportando a la hora de escribir esta crónica una situación de violencia en las calles que no se había registrado en nuestro país desde hace décadas . La degeneración del movimiento del 15-M que empezó a registrarse tras la celebración de las elecciones del 22-M, según fuentes políticas consultadas por “El Imparcial”, ha tenido este miércoles su culmen en la Ciudad Condal. Pero la preocupación es que los que ha pasado ahí, se extienda por otras ciudades españolas. La situación de caos absoluta que han provocado los “indignados” en la capital catalana demuestra que lo que queda del movimiento está fuera de control, según medios de las Fuerzas de Seguridad del Estado.
La
“mano blanda” decidida por Alfredo Pérez Rubalcaba en las ciudades con
competencias de las Fuerzas de Seguridad del Estado y por las autoridades
autonómicas que tienen transferido el control del orden público, Cataluña, por
ejemplo, en la actuación de la Policía para acabar con los campamentos ilegales
previos al 22-M y la disolución de las concentraciones ante organismos públicos
como el Congreso de los Diputados o las Cortes valencianas han dado alas a los
grupos radicales y antisistema que al final se han
adueñado del 15-M
La
primera consecuencia de esa falta de iniciativa policial se ha visto este
miércoles, según las fuentes consultadas. Los Mossos d´Escuadra se han visto desbordados por el intento de 2.000
radicales de impedir la entrada en el Parlamento catalán a los diputados. El
colmo de la ironía de esta situación ha sido el intento de robo del perro guía
de un parlamentario ciego de CiU por parte de “los pacifistas y contrarios a la
violencia”. Pero más allá de esta desgraciada anécdota, la Policía catalana se
ha visto desbordada para garantizar el acceso de los parlamentarios a la sesión
en la que se debían debatir los presupuestos de la Comunidad.
Los Mossos han debido cargar para intentar abrir un mínimo
pasillo por el que los diputados pudieran acceder a la Cámara. Los altos
cargos, Mas a la cabeza, han llegado y salido de la sesión en helicóptero.
Imágenes y escenas filmadas y fotografiadas que están dando la vuelta al mundo.
Los violentos han ido más lejos. Tras el bloqueo del Parlament
su nuevo objetivo ha sido esta tarde la sede la Generalitat, en la Plaza de San
Jaime.
“La
permisividad ha dado alas a los violentos”. Esta frase, pronunciada por un alto
cargo policial a este diario, empieza a ser admitida por los propios políticos
que han permitido esta situación. El presidente del Gobierno, que mostró su
compresión por los acampados antes de las elecciones del 22-M e incluso lanzó
mensajes para conseguir su voto, ha admitido este miércoles que “me preocupa el
uso de la violencia” y ha condenado los incidentes de Barcelona. El presidente
de la Generalitat catalana, Artur Mas, ha dicho que
los indignados “han pasado las líneas rojas”.
El
temor es que lo sucedido en Barcelona se extienda al resto de España. Las
fuentes policiales consultadas por este diario señalan que “ya es hora de que
toda la información recogida durante el último mes se use para practicar las
detenciones correspondientes ante un proceso de sedición que puede correr como
un reguero de pólvora por todas las ciudades de nuestro país”.