LA MARATÓN, SEGÚN RUBALCABA
Alguien con capacidad
no ya para una reformulación del socialismo en crisis sino para una tarea tan
perentoria como recomponer el tinglado
Artículo de César Alonso de los Ríos
en “ABC”
del 04 de junio de 2011
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
La solución Rubalcaba era la mejor que podía tener el PSOE después de la gran derrota electoral. Alguien con capacidad no ya para una reformulación del socialismo en crisis sino para una tarea tan perentoria como recomponer el tinglado. El partido como tinglado de intereses, como aparato, como gran familia sustitutoria del Estado. Sin grandes inventos teóricos. Mediante la recuperación de los votos suficientes para formar gobierno en 2012 con nacionalistas y regionalistas. Hace tiempo comparé a Rubalcaba con Fouché. Por su desdén hacia los principios y los valores. Por su capacidad para aguantar en la sombra. Por su identificación de moral y poder. Rebotado del franquismo familiar, tan acendrado, no tuvo que sacrificar nada al acercarse al PSOE. En absoluto vivió un compromiso político que hubiera podido llevarle a un simple procesamiento, como ha tratado de insinuar recientemente al referirse al final trágico de Enrique Ruano y a su toma de conciencia política. Pragmático hasta la náusea, tiende de modo natural a desacralizar las grandes cuestiones. Por ejemplo la idea misma de España.
Así, en Educación no le tembló el pulso al aceptar que el Ebro nace en Tortosa ni, con el asesoramiento de expertos en pedagogía y altas traiciones, en diseminar el estudio de la Historia en los textos de Ciencias Sociales. Enemigo de los grandes principios, reduce la igualdad al igualitarismo y de este modo premia la mediocridad. No le gusta hablar de «la paz» pero no duda en venderla como pago a la legalización de Bildu. Rubalcaba es un corredor de cien metros capaz de sumarlos todos hasta convertirlos en una maratón política. Así, ha sido el único político socialista que ha conseguido sobrevivir a González, ser admitido por Zapatero (con la ayuda de José Blanco), convertirse en su mano derecha y sucederle como presidenciable. ¿Será capaz Rajoy de impedir que la maratón sea una suma de carreras de cien metros como quiere Rubalcaba?