LA CONJURA DE LOS IMBÉCILES
Artículo de Pepe Álvarez de las Asturias en “El Semanal
Digital” del 09 de febrero de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web
Pepiño se ha
desatado con esto de la conjura internacional contra su presidente. Sigue
sorprendiendo hasta dónde pueden llegar con tal de no asumir culpas ni
responsabilidades.
Este Pepiño es un genio. Hemos pasado
en dos días de la confluencia planetaria a la confabulación planetaria. Lo
importante para él es, en un alarde de responsabilidad infinita, que la culpa
siempre es de otros. Da igual si es del Financial Times, del Independent o del Liberation; de Aznar, de Reagan, de Franco o de Marco Tulio, puestos a remontarnos; de
la transparencia oral de Corbacho ("podemos casi afirmar que estamos ya casi
probablemente en el ajuste final y habría que ver si puede producirse". Y
este tío es ministro), de la patronal corrompida y capitalista o del traidor
que maneja las encuestas del CIS. Da igual de quién, mientras la culpa sea de
los demás. Y si es del PP, con más razón: "el PP encabeza el desprestigio
de España en el mundo" con el objetivo de "destruir la imagen del
Gobierno". Con un par.
Ahora
resulta que, según afirma el estadista Pepiño, existe una especie de complot exterior contra España
cargado de "comentarios apocalíticos
que en nada benefician a nuestro país"; una campaña "perfetamente definida para demonizar al
presidente del Gobierno"; y añade: "algunos han llegado a la
conclusión de que sólo pueden ganar las eleciones destruyéndolo
personalmente"; y como no estaba del todo satisfecho, ahondó más en la
cosa: "nada de lo que está ocurriendo en el mundo, incluido las
editoriales de algunos periódicos del estranjero,
es casual o es inocente; todo responde a un ojetivo;
en este momento estamos viendo que hay… eh… una, un ataque –hay que hablar con
claridad- al euro, y hay que dar una respuesta"; y de paso, denunció
"maniobras turbias y resistencias claras" por parte de los
especuladores internacionales, que no quieren que se regulen los mercados
"ahora que ven que estamos saliendo de la crisis". O sea, que el
mundo entero se ha confabulado contra Mister Paz como antes los necios se
confabularon contra Ignatius J. Reilly: "Cuando un verdadero genio aparece
en el mundo, lo reconoceréis por este signo: todos los necios se conjuran
contra él" citaba John Kennedy Toole a Johnatan Swift en su inmortal La conjura de los necios.
Y eso es lo que nos cuenta Pepiño: que la Prensa internacional (económica y generalista), el
Gobernador del Banco Mundial, el Comisario Europeo de Competencia (compañero de
Partido), el Gobernador del Banco de España, los Ministros de Finanzas
europeos, el FMI, el FBI (el de la peluca-Llamazares), la CIA, el MI-6, el
Mossad, The Fellowship (los del Desayuno Deuteronómico), el Vaticano,
Intereconomía, Vocento, Planeta, Prisa (a ratos), hasta Barreda (el muy Judas)…
o sea, todo el universo menos la SGAE, se ha confabulado contra el presidente
del gobierno español y de la UE en una conjura de destrucción selectiva
orquestada desde Génova 13. ¡Y luego dicen que Rajoy no tiene carisma!
O sea, que los 4 millones y pico (creciente) de parados, el 19,5% de tasa de
desempleo, el déficit del 12%, la deuda pública estratosférica, el despilfarro
autonómico y astronómico, la desconfianza extrema del mercado, las medidas
anticrisis inexistentes o de cortísima duración (un par de horas o así), la
ruina del campo, la farsa de la gripe A y los millones gastados en vacunas y
mascarillas, las peligrosas tonterías de Garzón, el caos legislativo, el caso
Faisán, lo de Benicassim, la ´colada´ de Mr. Bean, el arbitraje anti Barça, la
lesión de Nadal…
todo todito todo es consecuencia de la conjura peperocapitalista. La
conspiración judeomasónica, a su lado, cosa de niños; como jugar a los clics,
vamos.
Pero la conjura de los necios contra el genio Mister Paz se me antoja más la
conjura del imbécil y sus imbéciles contra esta España que heredaron sanísima y
ahora tienen ingresada en la UCI; y además de sus evidentes semejanzas con el
estrambótico, inútil y desesperante Ignatius, yo le añadiría a nuestro genio
particular la infantil estupidez de Mr. Bean, la simplonería mal interpretada
de Mister Chance (Chancey Gardiner) y la torpeza mental del inspector Clouseau. Y puestos a
comparar con los geniales personajes del genio Peter Sellers, al fiel Pepiño,
el genio propagandístico del presidente del gobierno, lo que le va es el Dr.
Strangelove de Teléfono Rojo, ¿volamos hacia Moscú? (S. Kubrick, 1964), el tenebroso y
antipático asesor del presidente… y ex científico nazi. Aunque sólo sea por el
dominio que tiene Pepiño de los famosos Principios de la Propaganda que definió,
y tan bien manejó, su tocayo Joseph Goebbels. Por ejemplo:
Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un
único símbolo. Individualizar al adversario en un único enemigo. (O sea, el PP.
Ni los nacionalistas radicales, ni los islamistas, ni los talibanes, ni
siquiera ETA. El PP, sólo el PP y nada más que el PP)
Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o
defectos, respondiendo el ataque con el ataque. "Si no puedes negar las
malas noticias, inventa otras que las distraigan." (La culpa del paro la
tiene el PP porque no arrima el hombro; la crisis económica es culpa de Aznar y los neocón; todo es un
invento del Financial Times, etc.)
Principio de la transfusión. Por regla general, la propaganda opera siempre a
partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo
de odios y prejuicios tradicionales. Se trata de difundir argumentos que puedan
arraigar en actitudes primitivas.
(Para los nazis fueron los judíos, para el PSOE todo lo que huela a
"conservador").
Pues
eso.