¡CABREAOS!
Artículo
de Pepe Álvarez de las Asturias en “El
Semanal Digital” del 28 de abril de 2011
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Los españoles tenemos
razones más que sobradas para indignarnos, rebelarnos, movilizarnos,
revolucionarnos y cabrearnos hasta la médula.
¡Cabreaos con este iluminado que lleva siete años siete
arruinando España y despelotándose de los españolitos en nuestras propias
narices!
Ha
llegado a esta Ezpaña nuestra con pretensiones de best-seller revolucionario, de espoleta político-social
para concienciar/despabilar/movilizar a la divina juventud, que antes era
rebelde porque el mundo la había hecho así, pero ahora parece ser que ni
rebeldía ni estudio ni trabajo ni pensamiento ni etc. (los ninininis
y etc.). Será que están tan parados que resulta complicado moverlos siquiera un
poquitín.
La
cosa revolucionario-despabiladora en cuestión se llama "¡Indignaos!" y lo ha escrito un tal Stéphane Hessel, 93 años, diplomático
francés de origen alemán, superviviente del campo de concentración Buchenwald-Dora (del que escapó heroicamente), ex embajador
en Naciones Unidas, alumno del simpático Sartre, funcionario colonial en
África, precursor y/o impulsor de comisiones y fundaciones varias dedicadas a
las buenas causas y a recibir generosas subvenciones del Estado galo y otros
Estados igualmente desprendidos. Ah, y defensor a ultranza del Gobierno de Hamás en Gaza, buena causa a la que ha dedicado los últimos
años de su longeva y fructífera (sobre todo para él) existencia.
El
susodicho "¡Indignaos!" que ha escrito el tal Hessel es una suerte de breve pero intenso panfleto de 32 páginas, escritas con
juvenil pasión, en las que condensa la ideología completa de la nueva
izquierda, o sea, la progresía oficial también conocida por hipogresía.
Rabioso anticapitalismo, vuelta a la asfixiada Europa
de posguerra, redistribución de la riqueza a la fuerza, defensa a ultranza del
medio ambiente y construcción inmediata del Estado Palestino (que no viene a
cuento, pero como ya tenía el capítulo escrito, pues aprovecha, como es
lógico). Total, que la cosa queda en una especie de indignado sermón laico a
los jóvenes progres del mundo para que protagonicen una insurrección popular y
pacífica (¡menos mal!) contra "los medios de comunicación dominantes en
manos del capital o del poder, que sólo empujan a los ciudadanos hacia el
consumo, el desprecio a la humildad y la cultura, el olvido generalizado y una
competición despiadada de unos contra otros". O sea, el mundo occidental
en general, versión reduccionista. Pues camino de superventas va el "¡Indignáos!" éste, también aquí. Dicen.
Y
digo yo, ¿no tendremos en esta Ezpaña nuestra razones más cercanas, más concretas y de bastante
mayor fundamento para indignarnos, rebelarnos, movilizarnos, revolvernos,
revolucionarnos y cabrearnos hasta la médula contra, por ejemplo, quien nos ha
colocado en la pole position del desastre? Que monsieur
Hessel y sus compatriotas adoptivos se indignen con
quien les salga de las balles, pero aquí hay que
cabrearse con quien hay que cabrearse. Y el responsable del hundimiento del titanic patrio no es otro que mesié
Zapatero
-capitán, timonel y jefe de máquinas-, secundado por su tripulación en pleno,
la que está y la que estuvo (9 gobiernos y 38 ministros, ahí es nada): desde Pajín, Rubalcaba, Blanco, Sebastián, Chaves o Espinosa hasta Solbes, Aído, de la Vega, Maleni, Bono y demás oficiales,
oficialas, grumetes y grumetillas.
Así
que, ¡cabreaos por los 5 millones de parados de quien prometió el "pleno
empleo"! ¡Cabreaos por el regreso de las dos Españas que nos hielan el
corazón de la memoria histérica y la exclusión nacionalista! ¡Cabreaos por las
mentiras-racimo en el Parlamento, ruedas de prensa, medios, corrillos,
pasillos, mítines y atriles varios! ¡Cabreaos por la indigna negociación con
ETA, antes, durante y después de "accidentes" mortales! ¡Cabreaos por
el pestilente faisanazo, por el repudio a las
víctimas, por la legalización de la serpiente y la gran evasión de los
asesinos! ¡Cabreaos por las guerras eufemísticas, vestidas de paz pero
manchadas de muerte! ¡Cabreaos por el precio guinness
de la gasolina, por la subida indecente de la luz, por los impuestos
sangrantes, la expropiación de las pensiones! ¡Cabreaos por los tirantes de Botín y los pisos de Bono y los hijos de Chaves y los padres de la Pajín y los eres y los tú eres más y...! ¡Cabreaos por el inconmensurable
despilfarro autonómico, por la corrupción omnipresente y descarada, por la
decadente e indolente casta política! ¡Cabreaos por la España multisubvencionada! ¡Cabreaos con los sindicatos de boca
chica y mano ancha!
¡Cabreaos
por el ridículo internacional, por el liderazgo de la champions
league de tercera regional, por el Mister Bean de las cumbres mundiales! ¡Cabreaos por el pertinaz prohibicionismo, los
decretazos, las patadas a la Constitución, la guasa de la justicia! ¡Cabreaos
por la eutanasia indisimulada de Montesquieu! ¡Cabreaos por el
radicalismo anticatólico disfrazado de laicismo, por la fanática intolerancia
de los predicadores del talante! ¡Cabreaos por los miles de seres vivos –y
humanos- condenados a pena de muerte por decreto, por derecho y por no haber
nacido! ¡Cabreaos por la ruina económica y moral, por la decadencia y el
retroceso, por 7 años de plagas y vacas flacas! ¡Cabreaos por la crisis negada
setenta veces siete, por las ocurrencias improvisadas, por los remedios
letales, por la aplastante losa del endeudamiento sobre las generaciones
venideras! ¡Cabreaos por la falta de futuro de los jóvenes y la falta de
presente de los mayores! ¡Cabreaos con esta suerte de iluminado Nerón que ve cómo arde España
mientras, perdido en su alucinancia, compone una
desafinada oda a su postrera hazaña (con ´h´)! ¡Cabreaos, porque nadie os ha
hecho tanto daño en tan poco tiempo!
Tenéis infinitas razones para cabrearos. Así que, ¡¡cabreaos, joder, cabreaos!!