RAJOY, ZAPATERO Y LAS ENCUESTAS
Artículo de Luis María ANSON en “El Imparcial” del 05 de febrero de 2011
Por su interés y relevancia he seleccionado
el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Con un breve comentario al
final:
PERO RAJOY ADOLECE DE
LIDERAZGO
Luis Bouza-Brey (5-2-11,
8:00)
"Sacamos 18 puntos al PSOE -ha declarado Mariano Rajoy-, porque yo no me estoy dejando radicalizar por ciertos medios de comunicación ni por algunos militantes de mi partido". Pues no. El PP se ha encaramado en las encuestas porque los despropósitos de Zapatero han calado en la opinión pública. Son los errores zapatéticos, sus debilidades, sus contradicciones, sus ligerezas, sus improvisaciones, los que han provocado una reacción cada vez más intensa del ciudadano medio y esa reacción se refleja en las encuestas.
Ciertamente, Rajoy, que será un excelente presidente del Gobierno y que es solo un discreto candidato, mantiene una posición moderada y prudente, alejándose de los extremismos a los que quieren conducirle algunos medios de comunicación. Eso es verdad y el presidente popular hace muy bien en subrayarlo. Pero el retroceso en las encuestas de Zapatero no deriva de ahí sino de los errores zapaterescos. A escala nacional, a escala internacional, la gente en los más varios niveles ha perdido la confianza en el faro de la Alianza de las Civilizaciones, cuya luz se hace cada día más cenicienta.
Si Zapatero no hubiera cometido tantos errores, Rajoy continuaría a su zaga. El presidente popular debe reflexionar que las mismas encuestas que otorgan al PP 18 puntos de ventaja sobre el PSOE sitúan a Zapatero por encima de Rajoy en aceptación ciudadana. Rajoy fue un ministro 10 y, por fortuna para España, si como es de prever se instala dentro de un año en Moncloa, será un magnífico presidente de Gobierno, gracias a su mesura, su prudencia, su experiencia, su capacidad para la gestión y su inteligencia política.
Luis María ANSON, de la Real Academia Española
Breve comentario final:
PERO RAJOY ADOLECE DE
LIDERAZGO
Luis Bouza-Brey (5-2-11,
8:00)
Vaya por adelantado que en las próximas
elecciones votaré al PP…para mandar a Zapatero y al PSOE a la oposición por
algunos años, para que tengan tiempo de reflexionar sobre lo que son y lo que
deberían ser…si son capaces de ello.
Pero aunque votaré al PP, lo haré sin una
gran confianza en que vayan a hacer lo que hay que hacer, que no sólo es sanear
y gestionar bien la economía, sino también reformar el sistema político,
resolviendo la crisis institucional y constitucional del país que es la que nos
ha llevado al caos y el desgobierno imperantes.
Y para ello hace falta liderazgo, capacidad
para detectar los problemas globales e impulsar las soluciones a los mismos: y
lo cierto es que el sistema político del 78 está derrumbándose ante nuestros
ojos, no sólo a causa de la crisis económica, sino a que sus elementos básicos
de configuración y funcionamiento han dejado de ser viables:
1.- El sistema de representación provincial
de listas cerradas y bloqueadas produce perversiones letales en la
representación, pues los representantes no lo son de los ciudadanos, sino de
las cúpulas de los partidos, al mismo tiempo que otorga sobrerrepresentación a
minorías que se transforman en imprescindibles para que la mayoría pueda formar
gobierno, deformando la voluntad popular a base del chantaje a los partidos
mayoritarios y la perversión de la voluntad general.
2.-
El modelo de Estado autonómico diseñado en la Constitución ha quedado inacabado
y abierto, permitiendo a los partidos nacionalistas, con la ayuda del sistema
electoral, sacarlo de quicio, impulsándolo hacia una Confederación generalizada
que vacía el Estado de legitimidad, autoridad y competencias, por obra de la
carrera de todas las Comunidades hacia la obtención de recursos de poder, en un
juego de suma cero que destruye el Estado. La carrera hacia la nada de
soberanistas y taifales debe ser frenada y revertida
hacia el modelo de autonomía generalizada diseñado inicialmente.
3.- La excesiva prudencia de los constituyentes ha llevado a que el modelo constitucional se haya transformado en un corsé demasiado ajustado que ahoga la participación popular y oligarquiza el sistema, dando un poder antidemocrático a las cúpulas de los partidos. Ya he comentado la deficiencia básica del sistema electoral, pero también contribuyen a esta patología la estructura interna no democrática de los partidos políticos, no controlada por ningún poder jurisdiccional. A ello se añade la concentración de demasiado poder en un Presidente del Gobierno situado por encima del Parlamento y al que los rígidos mecanismos constitucionales de confianza y censura hacen intocable. Igualmente, dificultan o esterilizan la participación democrática la ausencia de mecanismos auténticos de participación del pueblo en las decisiones, pues ni existe referéndum de iniciativa popular, ni la iniciativa popular legislativa tiene ámbitos de decisión ni capacidad decisoria relevantes.
4.- Finalmente, la idea de que “Montesquieu había muerto” ha llevado a limitar en exceso la
independencia de la función jurisdiccional, lo que junto con la lentitud
endémica del proceso judicial han transformado a nuestro sistema en un ente alejado
del Estado de Derecho: los jueces son poco operativos en la defensa de los
derechos de los ciudadanos, en el control del poder y en la erradicación de la
corrupción.
Creo, para concluir, que el sistema
democrático del 78 ha tocado suelo, está colapsado, y necesita un proceso de
revisión a fondo de sus elementos constitutivos. Se hace necesaria y urgente
una revisión constitucional que revitalice la democracia, y ello sólo se puede
realizar mediante un liderazgo potente y constructivo, que se oriente por
objetivos globales de cambio, en una situación en la que la gestión eficaz de
la economía ya no basta para salir del hoyo en el que nos ha metido el
liderazgo destructivo de Zapatero.
Hemos llegado a una situación de
crisis global a consecuencia del empeño de Rodríguez Zapatero en reabrir las
brechas históricas que nos habían conducido a una guerra civil, mediante una
coalición frentepopulista especializada en la tensión
y la división del país, consiguiendo destrozar los fundamentos de consenso y
cooperación en que se había fundamentado el sistema del 78. La consecuencia ha
sido la violación de la Constitución, la cesión de autoridad y hegemonía a los
enemigos de la unidad el país, la ruptura del consenso con la mitad de los
españoles en asuntos políticos básicos, y la fijación durante siete años de la
agenda del país en objetivos superficiales y propios de grupos minoritarios que han desenfocado la atención
de los problemas reales de España y sus Ciudadanos, hasta llegar a una
situación final de crisis global derivada del desgobierno, la frivolidad, la
mentira constante y la propaganda desaforada.
Todo ese proceso degenerativo
necesita ser superado de raíz mediante un liderazgo potente y global que
impulse una Regeneración Democrática sin la cual seguiremos hundiéndonos sin
solución en el nicho del basurero de la Historia y en la marginación con
respecto al proyecto europeo que le daba fundamento. Es preciso que el PP y el
probable gobierno de Rajoy impulsen la aprobación de un PACTO DE ESTADO entre los
dos grandes partidos, y aquellos otros que quieran sumarse, con el fin de
reconstruir la democracia española, saliendo de una crisis global que es
también moral. Sin un liderazgo potente, seguiremos perdiendo un tiempo que es
vital para el futuro de España.