RAJOY Y
RUBALCABA O LA POLÍTICA AVESTRUZ
Artículo de
Luis María ANSON en “El
Imparcial” del 13 de noviembre de 2011
Por su interés y relevancia he seleccionado
el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Con
un breve comentario al final:
AVESTRUCISMO,
¿TÁCTICA CONSENSUAL O ESTRATEGIA SUICIDA?
Luis
Bouza-Brey, 13-11-11
Este artículo de Luis
María Anson, publicado en el diario El Mundo, ha
tenido extraordinaria repercusión en medios digitales y audiovisuales. Lo
reproducimos a continuación para conocimiento de los lectores de El Imparcial.
“Ninguno de los dos
tuvo huevos para plantear ante la opinión pública algunos de los asuntos de
fondo que zarandean a la sociedad española. Escondieron las testas barbadas
como el avestruz. Ni una referencia en el debate a la reforma constitucional.
La regeneración de nuestra nación empieza por embridar el Estado de las
Autonomías. Y eso exige entrar a fondo en una parte sustancial del articulado
de la Constitución. No se trata de destruir las Autonomías; hay que mantenerlas
tal y como fueron concebidas. Su desbocamiento es lo que está fuera del
espíritu de 1978. La verdad es que hemos creado un monstruo voraz: 17 Estados
de pitiminí, todos los cuales despilfarran el dinero público y multiplican la
burocracia para desesperación de los ciudadanos que son los que pagan.
Imposible atender al derroche de esa caravana incesante de cargos dirigentes
manirrotos, de funcionarios innecesarios, de empresas públicas, de palacios
suntuosos, de edificios inútiles, de vacíos pabellones deportivos, de
auditorios gigantescos, de automóviles sin número, de viajes gratis total, de
embajadas y delegaciones, de banquetes y actos lúdicos. Además, no es eso lo
peor. Lo peor es que ciertos excesos en las transferencias, por ejemplo en
educación, fragilizan la unidad de España y emborronan la identidad nacional.
Lo peor es el tirón secesionista que enturbia el futuro de nuestro país.
Un debate serio, cara
a cara entre los líderes de los dos grandes partidos, exigía plantear la
reforma constitucional con la modificación del articulado de la Carta Magna
para que se termine con las transferencias innecesarias, para colapsar de una
vez el chantaje nacionalista en las investiduras y en la aprobación de los
Presupuestos Generales. Y, además, la recuperación plena de la educación, con
el fin de que de ella se ocupe íntegramente el Gobierno de la nación. Solo José
María Aznar se ha atrevido a denunciar públicamente estas cuestiones que
atenazan a la sociedad española.
Y vayamos al otro gran
tema, que es vital para la regeneración de España. Los partidos políticos, los
sindicatos y las organizaciones empresariales tienen que democratizarse internamente
y no deben gastar un euro más de lo que ingresen por las cuotas de sus
afiliados. Tal vez se les puede añadir el 0,7% que el contribuyente decida
aplicar libremente en el casillero correspondiente de la declaración de la
renta. En cien minutos de conversación insulsa y tórpida, calificada de debate
por el entusiasmo mediático, ninguno de los dos pichones de corbata azul y
maquillaje a lo Cantudo se atrevió a salirse de las
alas protectoras del sistema y plantear ante la opinión pública la financiación
de los partidos políticos, que están en el más absoluto de los descréditos.
Personalmente me hubiera reconfortado que Rubalcaba o Rajoy hubieran dicho: “Me
parece un escándalo lo que ha costado el circo este del debate. Se podría haber
celebrado gratis en Televisión Española”. No se puede hablar de austeridad y
sentarse para debatir sobre un montaje de despilfarro, en torno a los 600.000
euros según un diario digital, carísimo chocolate del loro, o de los loros,
como hubiera escrito Umbral. O sea. Claro que mayor es el escándalo del
derroche de la campaña electoral, tanto la del PP como la del PSOE, sufragadas
ambas con los impuestos con que el Estado del bienestar sangra a los
ciudadanos. Los viajes de varios dirigentes políticos nos están costando a 10.000
euros la hora de avión privado.
El lunes, en fin,
asistimos, una vez más, a unos carísimos juegos florales en los que quedaron
inéditos varios de los principales problemas con que se enfrenta España. La
regeneración democrática, que las nuevas generaciones exigen, empieza por la
reforma constitucional si no queremos que cualquier día estalle y se
descuartice un sistema ya agotado. Y para hacer una reforma constitucional
profunda y seria resulta imprescindible el pacto de Estado entre los dos
grandes partidos, así como el concurso general de la ciudadanía”.
Luis María ANSON, de la
Real Academia Española
Breve
comentario final:
AVESTRUCISMO,
¿TÁCTICA CONSENSUAL O ESTRATEGIA SUICIDA?
Luis
Bouza-Brey, 13-11-11
Debo confesarles que me encuentro desconcertado:
Estoy terminando de leerme los programas de los dos grandes partidos, sobre lo
que haré un comentario la semana que comienza, y no sé a qué atenerme, pues la
omisión de los aspectos clave de Regeneración del sistema, para evitar que éste
continúe hundiéndose, o es explicable como inepcia suicida de ambos líderes y
partidos, o solamente es explicable como táctica dilatoria para no impedir un
consenso posterior.
Desearía enormemente que la explicación del
comportamiento apajarado de PP y PSOE fuera una táctica, un comportamiento
elusivo consciente para evitar transformar los temas de la revisión
constitucional en materia de conflicto preelectoral, pero no sé si el motivo es
éste o se deriva de una pulsión suicida de los actores principales del sistema,
inconscientes de las ominosas consecuencias de la parálisis política para el
sistema del que forman parte principal.
El caso es que los programas de ambos
partidos son muy incompletos en sus propuestas de Regeneración: el PSOE habla
de modificar la ley electoral para instaurar un sistema similar al alemán, y de
ampliar los mecanismos institucionales de participación directa del pueblo
español; el PP habla de la necesidad de las reformas aceptadas hace dos
legislaturas como necesarias, tales como la denominación de las CCAA, y la
atribución de iguales derechos a las mujeres que a los hombres en la sucesión
en la Corona, y poco más, salvo la recuperación en la ley del recurso previo de
inconstitucionalidad ante proyectos de reforma de Estatutos de Autonomía, y la
modificación del procedimiento de designación de los miembros del Consejo
General del Poder Judicial.
Quizá lo que predomina en el comportamiento
atolondrado de ambos partidos con respecto a las medidas de Regeneración es la inercia,
aunque me queda la esperanza de que sean la astucia y la prudencia, para evitar
conflictos añadidos ante la prioridad de la resolución de la crisis económica
como objetivo de la próxima legislatura. Pero aún así me parece un error, pues
estos asuntos son lo suficientemente importantes como para que los electores
comiencen a percibirlos como asuntos nucleares de la supervivencia del sistema
político.
Pero si, finalmente, la motivación
subyacente a este atolondramiento es una estrategia inercial, a fin de evitar
plantear estos asuntos como dignos de ser incorporados en la agenda, si la
motivación es estratégica, el error será mortal para el sistema, pues la crisis
del mismo no encontrará tratamiento ni solución y el PP, como última esperanza
de Regeneración del país, pronto desilusionará a los que le voten, viendo
reducirse sus apoyos y dificultándose su mantenimiento en el poder ante un
acoso de intensidad creciente de la izquierda.