AZNAR, VENCEDOR ESPAÑOL DE LAS ELECCIONES AMERICANAS
Artículo de Luis María ANSON, de la Real Academia Española, en “La Razón” del 04/11/2004
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
La mayoría de los ciudadanos norteamericanos ha
tenido la desfachatez de no seguir dócilmente las instrucciones del diario «El
país» y la radio adicta. Hay que ser muy cabrones para no aceptar la
superioridad moral del célebre grupo español, faro de la conciencia occidental,
sol rojo que ilumina los corazones de los hombres todos de progresista voluntad.
«El país» y los gabilondos se lanzaron hace dos meses a una frenética campaña en
favor de Kerry, satanizando a Bush y explicando al mundo entero, desde el olimpo
de su gran sabiduría, que era imposible una victoria del presidente, el cual ha
abrumado a Kerry con cuatro millones de ventaja en el voto popular.
A mí, Bush II me toca los dídimos, igual que Kerry. Tal para cual. En esta
columna he subrayado, semana tras semana, los errores y la inextinguible
mentecatez del presidente. Anticipé la equivocación que cometía el César al
desencadenar la guerra de Iraq, sin calcular la posguerra. Recogí uno a uno los
chistes que sobre él se hacían en el Congreso de los Estados Unidos. Hace años,
tuve ocasión de conocer a Bush I. Le considero un hombre muy inteligente, lúcido
en el análisis político, deslumbrante en el conocimiento internacional. Bush II
me parece un percebe. Se trata de una opinión personal, claro.
Pero una cosa es subrayar la mediocridad de Bush II y otra estar ajeno a la
realidad del pueblo americano, mayoritariamente religioso, mayoritariamente
patriota, mayoritariamente solidario, mayoritariamente en contra de las
intimidaciones y amenazas terroristas. Como ocurrió en las recientes elecciones
australianas, el pueblo americano, desoyendo de forma intolerable las enseñanzas
del diario «El país», votó por lo que Bush II, a pesar de su irrelevancia
personal, representa: los valores tradicionales del mundo occidental. De ganar
Kerry, por cierto, la política norteamericana hubiera sido muy parecida.
A pesar de que los dos candidatos norteamericanos no son otra cosa que ambas
caras de una misma moneda, se comprende el desmelenamiento de nuestro Gobierno
socialista y del grupo mediático adicto al poner en marcha una campaña sin
mesura en favor de Kerry y en contra de Bush II. Se comprende, sí, porque la
victoria del actual presidente significaba para la opinión pública en nuestro
país el éxito de José María Aznar, que es el indiscutible vencedor español de
las elecciones americanas.