CAROD-ROVIRA: «MATAD EN ESPAÑA, PERO NO EN CATALUÑA PORQUE CATALUÑA NO ES ESPAÑA»

 

 Artículo de Luis María ANSON, de la Real Academia Española,  en “La Razón” del 12.10.05.

 

 Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

Carod-Rovira no engaña a nadie. Dice lo que piensa con la desfachatez del  preuniversitario que pega sus panfletos en los periódicos murales. En 1991 publicó en el diario «Avui» un artículo, reproducido en su día en La Razón, que decía, en  resumen, refiriéndose a Eta: «Matad en España, pero no en Cataluña porque Cataluña no es España».

Después de entrevistarse clandestinamente como conseller en cap de la Generalidad con Josu Ternera, Eta anunció que había decidido no asesinar en Cataluña pero sí en el resto de España. La entrevista se celebró en Perpiñán, ese Walhall etarra con Hagen escondido, hijo de Elfo y de los poderes del anillo robado, ante los ojos atónitos de Ibarreche y Setién, que es extasían contemplando el esplendor del incendio, sin darse cuenta de que a la postre el Walhall en llamas terminará carbonizándoles a todos.

Con relación al Estatuto, Carod-Rovira ha declarado: «No quiero un Estatuto, quiero una Constitución ». Así, con claridad, sin eufemismos, sin maragallismos. El Estatuto es sólo un paso. El Diccionario de la Real Academia Española, define nación como «colectividad humana asentada sobre un territorio definido y con una actividad

soberana que emana de sus miembros, constituyendo por tanto un Estado». Carod-Rovira y Maragall le sacaron a Zapatero I el de las mercedes el apoyo al término nación, peldaño para subir, en unos años, la escalinata del Estado e independizarsede España, fracturando la unidad nacional de un país que la alcanzó y mantiene desde hace 500 años.

A nadie engaña Carod-Rovira. Sus propósitos están claros. Controla la Generalidad catalana y con sólo el 2’5 por ciento de los votos condiciona el Gobierno de Zapatero que depende, para mantenerse en el poder, de las atrocidades políticas del líder independentista.

El presidente por accidente todavía no se ha dado cuenta de esto: lo que hay que reformar no es el Estatuto de Cataluña sino la Constitución para establecer entre otras cosas un sistema electoral en el que las mayorías, socialistas o populares, no dependan del chantaje de nacionalistas, independentistas y comunistas. Que ahí es donde se ha enroscado el cáncer de la política española.