OTRA VEZ ESPAÑA INVERTEBRADA
Por su interés
y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio
web
Zapatero I el de las mercedes ha convertido el Estado de las Autonomías
en las Autonomías sin Estado. El espectáculo produce vergüenza ajena. El
presidente circunflejo, asustado por las cifras electorales de las europeas, se
fue a su granero de votos -Cataluña- a prometer el oro y el moro. Carod-Rovira
se esponjó de satisfacción. Pero en toda España se escuchó el grito de
Andalucía, el otro cesto de los votos zapaterescos, bien untado con los mimbres
del PER, las subvenciones, los patrocinios, los enchufes y las prebendas.
Y, claro, Zapatero se precipitó a abordar el Falcon y trasladarse a Sevilla para prometer lo mismo que en Barcelona pero un poco más. Se cabrean entonces las otras Autonomías y se arbitran medidas para todas que dejan al Gobierno deshuesado. La desvertebración de España es ya un hecho. El Estado no puede con las Autonomías. Es incapaz de imponer criterios comunes ni en la educación ni en la fiscalidad ni en la economía ni en nada. Dentro de muy poco tiempo no existirá otra cohesión nacional que El Corte Inglés.
Desde
hace varios años vengo insistiendo en una reforma constitucional imprescindible
si queremos salvar la idea de España. Es necesario introducir en la
Constitución de 1978 un artículo que cierre el Estado de las Autonomías: ni una
transferencia más y recuperación de la competencia plena en materia de
educación. Ortega y Gasset, la primera inteligencia del siglo XX español, se
quedaría perplejo ante esta nueva España próspera e invertebrada. Próspera
hasta que la deuda agigantada de las Autonomías, el frenético despilfarro de
las Comunidades, zarandee la entera vida de la nación. Unas Autonomías
reguladas y embridadas significaban una solución certera para la diversidad de
España. Se están consolidando, sin embargo, 17 países de pitiminí que juegan a
la política más o menos soberanista, mientras una parte de la clase política se
enriquece por los caminos generosos de la corrupción.
Zapatero
contempla extasiado el esplendor del incendio. Aquí no pasa nada. Todo va de
puta madre. España es un fulgor. Vamos a sobrepasar a Francia. Sólo los
catastrofistas cabroncetes ven problemas. Pero el voluntarismo político conduce
al desastre. El tren de España ha descarrilado. No será fácil devolver los
vagones dispersos a la vía y proseguir serenamente el camino de nuestra
Historia. Hoy por hoy, el Estado ni es locomotora ni es coordinador ni tienen
autoridad real ni se muestra capaz de poner orden sobre el territorio nacional.
Luis
María Anson es miembro de la Real Academia de la Lengua.