ICETA, O EL RUPTURISMO DEL "PLAN MARAGALL"
Artículo de Diego Luis Baño en “El Semanal Digital” del 19/02/05
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
19 de febrero. El PSC ha salido al paso de aquellos que le acusaban de falta de
ambición en los contenidos del nuevo Estatut d´Autonomía, y lo ha hecho
presentando un informe en el que deja claras sus intenciones al respecto. El
informe, elaborado por el ponente estatutario Miquel Iceta, no se queda corto en
sus pretensiones y recoge propuestas como la definición de Cataluña como nación,
la creación de una agencia tributaria propia o la imposición forzada del dominio
del catalán, en una clara agresión a la mayoría castellano parlante de esta
comunidad. Y por si fuera poco, los socialistas catalanes confirman su apuesta
por un "Estado federal plurinacional" y definen a España como "nación de
naciones", en una afrenta directa al ordenamiento constitucional, fundamentado
en la realidad histórica de la nación española.
No obstante, si hay algo que agradecer a dicho informe es que los socialistas
hayan dejado claras de una vez sus intenciones. Definitivamente el PSC se ha
instalado en la senda del rupturismo constitucional apostando por un modelo
estatutario de corte radical. Un Estatuto que por ahora no se queda muy atrás
respecto al Plan Ibarretxe, ya que también plantea un conflicto de competencias
con el Estado que no tiene nada que envidiar a su homólogo vasco. Pero ya se
sabe que a diferencia del Estatuto presentado por la Cámara vasca, éste cuenta
con la protección y la bendición del gobierno de Zapatero. José Montilla ya se
encargó el pasado lunes de recordar al presidente del Gobierno su compromiso de
aprobar "la propuesta que salga del Parlament". Lo cual quiere decir que aunque
salga un Estatuto equivalente al vasco en sus contenidos y pretensiones será
respaldado por el Gobierno con la única condición de que sea aprobado por el
Parlament. Ni tan siquiera se exige que sea por una amplia mayoría, sino tan
sólo que sea aprobado, algo que ya ocurrió con el Plan Ibarretxe y en cambio fue
rechazado entre otras causas por falta de consenso. De este modo podría darse la
paradoja de que el mismo Gobierno que rechazó la propuesta vasca apruebe la
catalana aun siendo muy similares en sus contenidos y teniendo un respaldo
parlamentario similar. En caso de llegar a consumarse produciría una honda
contradicción en el Gobierno, además del incumplimiento del pacto PP-PSOE por el
modelo territorial.
Por ahora el curso de los acontecimientos nos señala un futuro lleno de
incertidumbre respecto al porvenir de España, el cual está en manos de un
Gobierno débil que no parece estar por la labor de asegurar su existencia. A
España sólo le queda ya la lealtad comprometida de Mariano Rajoy al frente del
PP, único bastión de defensa de la nación española.