EL PIRÓMANO BOMBERO

 

 Artículo de Alfonso Basallo en la revista “Epoca” del 30-8-07

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Nada más patético y frustrante que un pirómano bombero. No hace falta ir al frenopático: lo estamos viendo todos los días desde que ETA rompió la paz-trampa.

Patético: el Gobierno tratando, a la desesperada, de parar el golpe de la bestia terrorista que él mismo desató. Y frustrante, sobre todo para los bomberos (las fuerzas de seguridad, cuyo comportamiento está siendo ejemplar). Ellos con la lengua fuera y el Nerón del Bierzo apurando agosto y durmiendo como un bendito, mientras el incendio de la amenaza terrorista se propaga y amarga las vacaciones a los españoles.

 

Frustrante también para Rubalcaba, un profesional en todas las acepciones del término. Si en lugar de partidos políticos estuviéramos hablando de empresas o clubes de fútbol, todos querrían ficharlo y el currículo del ministro estaría plagado de cambios. Por eso está en Interior, con un Gobierno que un día se toma un pacharán con los gánsters y al día siguiente los persigue. Por eso está penando en su purgatorio privado, viviendo en carne propia las terribles contradicciones del Ejecutivo más errático y desnortado de la Historia de la democracia, puesto ahora en jaque por Josu Ternera, el de la teoría (y práctica) de los ataúdes blancos. Como Pedro Solbes, el otro profesional, dos islas en un mar de incompetencia, improvisación y folclore. Y los dos sufriendo.

 

No son los únicos. Una parte importante del electorado y del Partido Socialista echa de menos la cordura y la solvencia. Cierto: Felipe González no fue una hermanita de la Caridad y su historial es fino… pero, al menos, no les hacía pasar vergüenza ajena. El portazo (anunciado) de Rosa Díez y el germen de esa tercera vía es un síntoma más del malestar y el hastío de la izquierda moderada ante los errores y horrores del quinceañero de La Moncloa.

 

Como las dos Españas de las que habla Machado, hay también dos izquierdas. Por un lado, la que apuesta por una regeneración de la democracia y el fortalecimiento de la unidad nacional frente al desmadre centrífugo; la izquierda de la eficacia y el patriotismo. Por el otro lado está... Zapatero.

 

La sensatez frente al desvarío. Por simplificar, estamos ante los nietos de Besteiro y los de Largo Caballero.

 

El camino de la moderación… y la vieja tentación radical de aliarse con el lado oscuro (y el totalitarismo con diversos pelajes). El primero implica construcción, consenso, concordia y fue el que, entre otros factores, hizo posible la Transición. El segundo conduce invariablemente a la destrucción (Revolución de Asturias, Guerra Civil, o los insensatos coqueteos con ETA y la cesión de la soberanía ante los nacionalismos vasco y catalán).

 

La pirómana gestión de Zapatero y sus mariachis ha puesto frente a sus contradicciones a un PSOE que no acaba de encontrar su lugar en la democracia moderna y que está haciendo con España lo que Pepe Gotera y Otilio hacían a domicilio.

 

La gran pregunta es dónde se sitúa en 2007 la izquierda sociológica