LA CUENTA ATRÁS HA COMENZADO
Artículo de Biante de Priena en “Ciudadanos en la Red” del 11 de diciembre de 2008
Por su interés y relevancia
he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
El partido que ocupa el Gobierno se ha cargado muchas cosas en nuestro país, su propósito es desestabilizar a la población. Los ciudadanos están tensos, crispados. Cada día hay más parados, más comercios que se cierran. Hoy un taxista me ha dicho que a este paso se va todo a la mierda, han disminuido un 50 % sus ingresos en relación al año pasado. Las actividades comerciales han descendido en un 30 %. Las fábricas de vehículos a motor están despidiendo gente, no hay ninguna empresa importante en el país que vaya bien. Vamos hacia los cuatro millones de parados, cifra jamás alcanzada en nuestro país.
Los
profesionales están que trinan, los médicos españoles, por ejemplo, han
visto como su poder adquisitivo se ha convertido en el más bajo de la zona
euro, los más jóvenes están emigrando a otros países europeos, las prestaciones
están disminuyendo en su calidad por escasez de personal, lo que hará que las
listas de espera crezcan, y posiblemente las estadísticas sanitarias se
distrofien definitivamente. Las enfermeras y enfermeros sufren el mismo
problema. Además, en nuestro país, el 31 % del personal sanitario es eventual,
el doble que los países de nuestro entorno.
En la justicia hay amenaza de huelga general por primera vez en nuestro país.
Las diferencias salariales entre comunidades son impresionantes. Las cargas de
trabajo también. Hay millones de pleitos retrasados.
En el orden público las huelgas recientes han expresado el malestar entre
trabajadores de cuerpos nacionales y autonómicos de seguridad. Ser policía
nacional está penado, al igual que ser guardia civil en comparación con los
cuerpos autonómicos de seguridad.
En educación los problemas crecen por la fuerte presencia de población
inmigrante que requiere homologación, los conflictos económicos también son
importantes en sus diferencias salariales entre autonomías. Las tasas de
eventualidad van en aumento.
En la administración pública hay graves problemas organizativos por la
injerencia de los políticos en las actividades de los funcionarios. Las
diferencias salariales entre distintas comunidades también son extraordinarias.
Hay departamentos sobrealzados por intereses políticos y otros infravalorados,
cuando son los que se ocupan de los problemas que acucian a los ciudadanos. La
ley de dependencia no se aplica en su plenitud por falta de recursos.
En numerosas comunidades, a pesar de la escalada de impuestos, las deudas se
han incrementado hasta convertir a los gobiernos autonómicos en deudores de
varios meses a los proveedores y de partidas concretas a sus propios empleados.
Las obras públicas han sufrido un estancamiento por la crisis. La construcción
ha disminuido su actividad en un 60 %, las obras proyectadas han incrementado
sus presupuestos en cerca de un 20 %.
Con la escalada irrefrenable de la desocupación, la población inmigrante
comienza a retirarse a sus países de origen. El sector hostelero,
extraordinariamente importante en nuestro país, ha disminuido sus ingresos en
más de un 20 %. Muchos negocios están cerrando sus puertas y despidiendo a sus
empleados.
Los sindicatos de clase, CCOO y UGT, no dicen ni palabra, porque el PSOE, que
les subvenciona está en el Gobierno. Los empresarios de la CEOE tampoco dicen
mucho esperando inversiones. Sólo los de las Pymes han manifestado su
descontento, porque son los que más están pagando la crisis.
Mientras tanto esa “eminencia” que ocupa el Ministerio de Sanidad, se dedica a
dar conferencias sobre la necesidad de legislar el suicidio asistido. El
ministro Bermejo reta a los jueces a que se atrevan a ir a la huelga. La
ministra de educación permite las barbaridades de los nacionalismos en las
comunidades secesionistas.
El Estado español está en quiebra técnica, con un déficit galopante, y una
economía atormentada por sus problemas estructurales, derivados de la
incapacidad y negligencia de los dirigentes políticos de la administración
pública estatal y autonómica, que ni tienen formación, ni vergüenza. Estamos en
el epicentro del caos, y Zapatero trata de hipnotizarnos con sus promesas, una
vez más.
Ahora ya sabemos de lo que es capaz el PSOE cuando está en el Gobierno, peor no
se puede hacer ni queriendo. Se han cometido graves errores, negligencias,
excesos y hay que exigir responsabilidades cuanto antes mejor, para salvar lo
que se pueda antes del naufragio definitivo del Estado.
Es hora de presentar una moción de censura contra este gobierno, hay que
echarlos como sea, antes de que nos arruinen a todos. Si hablamos de futuro con
rigor, todo menos el PSOE en el Gobierno. Y el negro futuro que nos van a hacer
vivir no lo van a arreglar sacando a la calle a los titiriteros de la ceja, a
los del pásalo, a los del “nunca mais”, a los del estatut, o a los del
referéndum inconstitucional, o a los sindicatos, que han sido cómplices del
desastre.
Zapatero ha dejado España a los pies de los caballos de los jinetes del
Apocalipsis, con el propósito de buscar la confrontación abierta y en todos los
frentes de los españoles. La tensión que le prometió a Gabilondo se le ha
escapado de las manos. Ya no pueden seguir engañándonos, no pueden controlar la
situación en la que estamos, ni van a poder hacerlo, no tienen margen de
maniobra alguno, porque han llevado al extremo de sus delirios la realidad de
nuestro país, y ahora les está pasando la factura completa.
Cada día que Zapatero permanezca en La Moncloa, siete mil españoles se irán al
paro, cerrarán 500 negocios autónomos, así como varias industrias, y los
servicios se seguirán deteriorando hasta que sea insoportable su descalabro.
Primero se cargaron el superavit, y ahora se están cargando el Estado de Bienestar,
lo siguiente será la estructura social del país, y después los conflictos se
harán violentos.
Estamos en la cuenta atrás, y el reloj no se detendrá con Zapatero en el
Gobierno. Moción de censura, y convocatoria de elecciones generales inmediata,
es lo único que puede salvarnos, al menos provisionalmente, porque del pozo en
que nos han metido vamos a tardar muchos años en regresar a la normalidad,
posiblemente lo vean nuestros hijos.