Artículo de Ignacio Camacho en “ABC” del 01 de octubre de 2009
Por su interés
y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio
web
Un fantasma
recorre Europa, dice The New York Times, y no es la
gótica alma en pena de un Zapatero en horas bajas que busca en el extranjero el
cariño que pierde en España; es el fantasma del colapso del socialismo,
ideología que la biblia del periodismo liberal americano añora tanto en el
viejo continente como rechaza en el nuevo. Tras la victoria de la derecha en
las elecciones de junio a la Eurocámara, Angela Merkel ha vapuleado a los
socialdemócratas y el contrito laborista Gordon Brown se está afeitando el
pescuezo para ponerlo bajo el hacha de los tories en el patíbulo del Bridge Tower. La paradoja de este retroceso de la izquierda es que
sólo nuestro ZP aguanta medianamente el tipo, junto al portugués Sócrates, en
medio de una debâcle sin precedentes; la recesión que
teóricamente han causado los neoliberales los está catapultando al poder porque
la gente confía más en sus recetas que en las de una socialdemocracia que no
encuentra el discurso ni las ideas.
El
caso es que Zapatero, vapuleado por propios y extraños de fronteras adentro,
emerge como icono continental de una izquierda dolorida y en retroceso, justo
cuando se dispone a alzarse como líder planetario en el turno presidencial de
la UE. El presidente español busca oxígeno en el exterior para recomponer su
imagen maltrecha por las improvisaciones y contradicciones de una política
liviana y hueca que los ciudadanos europeos rechazarían de plano si conociesen
en detalle. Pero la política internacional es un espejo complaciente que sólo
proyecta vagos reflejos benévolos, y nuestro primer ministro cree haber
encontrado un escenario en el que aún le pueden funcionar trucos que a nadie
engañan ya en su propio terreno. Idolatrado en Italia, donde Berlusconi se pasa
por la piedra a la sinistra como si fuese una velina de alquiler, se ha permitido ir a Inglaterra y darle
consejos a Brown pasándole la mano por el lomo: el británico está ya listo para
el descabello, como quedó Segol_ne Royal después de
cantar a dos voces la Marsellesa junto a un Zapatero infalible que en vez de
transfundir carisma, como Obama, deja a todo el que
toca imbuido de la melancolía del fracaso. Picoteando inminencia de derrotas de
flor en flor, el jefe del socialismo español ha logrado emerger como referente
posmoderno de una izquierda transida de tristezas.
En el
semestre de presidencia comunitaria nos esperan jornadas de gloria. Todo el
arsenal de mantras gastados y gestos vacíos que ya no cuelan en el desolado
solar celtíbero va a brillar bajo los focos de la escena europea. La alianza de
civilizaciones y el cambio climático volverán a la retórica estelar de una
agenda trufada de oquedades. Europa aún no sabe hasta qué punto la va a
recorrer un fantasma disfrazado con la sábana de la gran esperanza
socialdemócrata. Si éste es el mejor, cómo serán los malos.