VUDÚ EN LA UNIVERSIDAD
Artículo de Ignacio Camacho en “ABC”
del 14 de abril de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web
La universidad
española se ha convertido desde hace tiempo en refugio de radicales de toda
condición, donde cualquier alboroto tiene asiento: abucheos a políticos,
algaradas extremistas, boicots a la libre expresión o exaltaciones del
fanatismo en sus diversas vertientes. Pero contemplar a todo un rector
magnífico -víctima reciente de un zarandeo multitudinario- ejerciendo de orgulloso
anfitrión de un aquelarre contra las instituciones del Estado aún constituye
una sorpresa capaz de desbordar la más holgada capacidad de asombro. No menos,
sin embargo, que el minucioso rito de vudú moral practicado con los magistrados
del Supremo por un ex fiscal tan riguroso que es capaz de acusarlos de
cómplices de tortura sin dar nombres. Después de semejante exhibición doctoral
en sede académica ya tardan en nombrarlo profesor emérito de la Facultad de
Derecho.
Si la
Complutense deseaba rendir homenaje a Garzón bien podría haberlo nombrado
doctor honoris causa o concederle cualquiera de las numerosas distinciones de
su repertorio de protocolo; al fin y al cabo salvo en lo concerniente al
Derecho procesal, en el que no parece exactamente un experto, la trayectoria
del juez más famoso de España ofrece perfiles lo bastante poliédricos -a veces
incluso contradictorios- para permitir cualquier reconocimiento de parte. Para
defender al magistrado en apuros existen sin duda argumentos más repetables y decorosos que el tiro de pichón dialéctico
contra sus juzgadores. Lo último que cabía esperar de la institución
universitaria era este destemplado exorcismo de aluvión, este conciliábulo mitinero en el que para apoyar al procesado sus abigarrados
participantes la han emprendido a navajazos retóricos, al grito de falangista
el último, contra el sistema judicial y hasta contra la arquitectura legal de
la democracia. Semejante deslegitimación institucional sería deplorable por la
relevancia de sus protagonistas incluso en el marco de una manifestación
callejera dominical, pero en el escenario de la primera universidad nacional
resulta sencillamente desolador. Si queda en el ámbito universitario un mínimo
de independencia moral es de esperar que el colectivo académico no apruebe con
su silencio resignado este verdadero linchamiento con birrete.
El
último objetivo de la izquierda radical, si es que va quedando alguna que no lo
sea, es la demolición de la justicia como un obstáculo para su proyecto
rupturista. Las apelaciones derogatorias de las leyes de la Transición, fruto
del consenso constituyente, fueron tan numerosas como explícitas en la arenga
asamblearia del Paraninfo Complutense. En este marco de presión se va a reunir
hoy el Tribunal Constitucional para fallar -es de esperar que no en doble
sentido- el recurso sobre el Estatuto de Cataluña. Ya pueden sus miembros tener
claro lo que va a pasar si se les ocurre pronunciarse a contracorriente de esa
marea.