¿OASIS O LODAZAL?
Artículo de José María Carrascal en “ABC” del 30 de octubre de 2009
Por su interés
y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio
web
Lo del
«oasis» no lo hemos inventado en Madrid. Lo inventaron en Barcelona, para
contraponer su forma civilizada y europea de entender la política frente a la
crispada y vociferante del resto de España. Ahora nos enteramos de que el tal
oasis era un espejismo o, mejor, una farsa, con muy diversos actores. De
entrada, los partidos, cubriéndose las vergüenzas unos a otros. Luego, unos
medios de comunicación que no investigaban, y si lo hacían, no informaban, al
tratarse de secretos de familia e incluso de Estado. Por último, una opinión
pública que tampoco pedía explicaciones ante las cosas raras que estaban
ocurriendo, porque «ya saben cómo somos los catalanes de respetuosos y
discretos». O sea que, unos por otros, y la casa sin barrer. Fue como aquella
denuncia del 3 por ciento que se estaba cobrando en las obras públicas, hecha
por Maragall en un calentón de boca, no volvió a repetirla ni nadie ha vuelto a
recordársela. Y como el Palau, de maravilla del
modernismo se convirtió en caja B para distribuir millones entre lo más granado
de Cataluña, con la disculpa de «fer naciò». Si bastantes de esos millones se quedaban en algún
bolsillo por el camino, ¡qué le vamos a hacer! Tampoco la gente va a trabajar
gratis. Pero para el sr. Millet,
nada de dormir en el calabozo. A la calle sin fianza.
¿Y
qué me dicen de lo del Carmel, que duró dos días en los titulares, para taparse
luego echándole mucho cemento, como a la galería desplomada? Así da gusto, no
como en Madrid, Valencia y el resto de España, con la matraca de los escándalos
semanas y meses. No, en Cataluña.
¿Qué
va a pasar con lo de Santa Coloma de Gramenet, donde han pillado a socialistas
y a ex altos cargos de CiU en negocios tan poco honorables como el cohecho,
blanqueo de dinero y tráfico de influencias, según el auto del juez instructor?
Por lo pronto, Pujol, como oliéndoselo, aconsejaba en vísperas de las
detenciones no tirar de la manta, «porque todos saldremos perdiendo», Montilla
ha pedido «contundencia contra la corrupción», pero no ha tomado medida alguna.
Mas ni siquiera intervino en el debate y Puigcercós
habló de la crisis económica. Mientras en la prensa catalana, junto a la
natural alarma en los titulares, conceptos en los comentarios que no necesitan
aclaración: «prudencia», «sentido común», «evitemos ser catastrofistas» y «no
nos ocurra lo que al escorpión y a la rana». Menos mal que el caso ha sido
trasladado al chabacano Madrid, porque de quedarse allí, ni nos enterábamos. Lo
malo es si cualquier día se cae la Sagrada Familia y nos llevamos el gran
susto.
¿Cuántos
Santa Colomas de Gramenet habrá en Cataluña?
Imposible saberlo, pero de oasis, nada de nada, más bien lodazal, como en el
resto de España. Y de hecho diferencial, sólo uno: aquí nos revolcamos en el
lodo; allí, lo meten bajo la manta. Adivinen qué es más europeo.