POLÍTICA ESQUIZOFRÉNICA
Artículo de José María Carrascal en “ABC”
del 25 de enero de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web
Eso de
exigir a los ayuntamientos empadronar a los inmigrantes ilegales y, al mismo
tiempo, ordenar al Ministerio del Interior devolverlos a sus países de origen
resume una política gubernamental que vamos a llamar extravagante, por no
llamarla sencillamente tramposa. Como enviar navíos de la Armada a defender
nuestros pesqueros, y prohibirles que disparen contra los piratas. O liderar la
recuperación europea siendo los últimos que vamos a recuperarnos. O lanzar
planes de investigación, y recortar el presupuesto de investigación. O
despachar un buque-hospital a Haití, faltando camas en nuestros hospitales. O
tantas otras incongruencias, contradicciones e incompatibilidades de un
gobierno cuya única política es, por un lado, presumir y por el otro, mentir.
Claro que, si no miente, ¿cómo va a presumir? Ahí tienen a la vicepresidenta
acusando al PP de «oportunista» y «malintencionado». ¿Hay alguien más
oportunista y malintencionado que quien sigue negociando con ETA tras haber
cometido ésta dos asesinatos, por citar sólo un ejemplo de la
doblez y estulticia de un gobierno que, a estas alturas, lo único que hace es
tratar de resolver los problemas que él mismo ha creado?
El mayor
oportunista en España hoy es José Luis Rodríguez Zapatero, que igual aprueba
las leyes más permisivas de aborto para presumir de progresista y acude al
Desayuno de la Oración para estrechar la mano de Obama.
Que lo mismo monta un cordón sanitario en torno al PP para excluirle de la
escena política española, que reclama su ayuda cuando se encuentra entre la
espada y la pared. Que duda de la existencia de la nación española en Cataluña,
y se envuelve en la bandera española en Madrid. Que presume de «política
social», cuando su única política social consiste en dar subsidio de desempleo
a los que antes ha enviado al paro.
He
calificado esa política de «esquizofrénica», y me arrepiento. La esquizofrenia,
a fin de cuentas, es una enfermedad, y las enfermedades, por lo que tienen de
involuntarias, requieren comprensión y compasión. Pero la política de nuestro
presidente es voluntaria, buscada, planeada incluso. Su cara amable es sólo la
tapadera de la otra cara mendaz y sin escrúpulos, que viene practicando en
España desde hace cinco años ahora intenta exportar a Europa con la misma
desfachatez. Menos mal que los europeos están curados de este tipo de
gobernantes nigromantes, y ya le han dicho que mucho cuidadito con los cuentos.
¿Tiene cura? Difícilmente. Va con el carácter, y el carácter, por mucho que se
intente cambiar o enmascarar, permanece, marcando nuestra conducta, queramos o
no.
Pocas
veces habrán ido más del brazo la incompetencia política y la maña para
venderla. ¡Dios mío, qué hemos hecho para merecer esto!