ALEMANIA ES CULPABLE
Artículo de José María Carrascal en “ABC”
del 16 de junio de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Dejémonos de lamentos y
de echar las culpas de nuestros males a los demás, uno de nuestros deportes
favoritos
¿A qué
tanto jaleo con lo que difunden el Frankfurter Allgemeine Zeitung y el Financial Times, a qué tanto enfado con las declaraciones
de Ángela Merkel, si lo que dicen podemos oírlo, sin
conocer alemán e inglés, en nuestro idioma? Francisco González, presidente del
BBVA y único banquero español que llama a las cosas por su nombre, acaba de
declarar: «Los mercados han retirado su confianza a España. Para la mayor parte
de las empresas y entidades financieras españolas, los mercados internacionales
de capitales están cerrados». La consecuencia es meridiana: si los mercados
internacionales de capitales están cerrados a las empresas y entidades
financieras españolas, éstas no tienen más remedio que acudir al Banco Central
Europeo para cubrir sus necesidades crediticias. Que es lo que han dicho el y el . Así que dejémonos de
cuentos, de lamentos y de echar las culpas de nuestros males a los demás, uno
de nuestros deportes favoritos. Aunque el principal de ellos es creer las
mentiras que nos cuentan, por ser más fáciles de digerir que las verdades.
¿Recuerdan
cuando Zapatero nos decía que la banca española era la más sólida del mundo?
Pues ya ven, no encuentra quien le fíe. ¿Vamos a seguir con la cabeza metida en
la tierra, como el avestruz, para no ver la realidad que nos rodea? ¿Van los
sindicatos a seguir convocando huelgas que no resuelven nada y dañan mucho? ¿Va
el Gobierno a seguir posponiendo la toma de medidas claras, duras, tajantes que
le piden no ya los mercados y los socios europeos, sino los propios prohombres
de su partido, como Solchaga —«la actitud del gobierno
de posponer la toma de decisiones hace que la credibilidad de España sea
pequeña»— o el propio Felipe González, exigiendo un ajuste «duro y urgente»?
Llega la
hora de la verdad y tenemos al frente a un hombre alérgico a ella. El
presidente del Gobierno prefiere perderse en la nube de las consideraciones
socio-culturales, mezcladas con adjetivos rimbombantes y adverbios terminados
en «mente», que en sus labios producen un efecto letárgico. Así hemos pasado
dos años y medio, pensando que la crisis no iba a afectarnos demasiado y que
empezábamos a salir de ella cada seis meses más o menos, según los cálculos de
nuestro timonel. Cuando la realidad era que, pese a los cuatro millones largos
de parados, la crisis de verdad no había llegado aún a España.
Es ahora
cuando llega, cogiéndonos a todos, Gobierno, sindicatos, empresarios, bancos y
común de los españoles, con los pantalones bajados, como vulgarmente se dice.
Claro que siempre nos queda la excusa de echar la culpa a los alemanes.