HACIA UNA ESPAÑA FEDERAL
Artículo de FRANCESC DE CARRERAS en “La Vanguardia” del 11/12/2004
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
Sin grandes alardes
propagandísticos, el Gobierno Zapatero está llevando a cabo, con inusitada
rapidez, importantes cambios para consolidar definitivamente a España como un
auténtico Estado federal.
El federalismo de hoy combina tres principios de naturaleza distinta: autonomía,
participación y colaboración. Hasta ahora, el principio más desarrollado de
nuestra organización territorial ha sido el de autonomía al dotar de poderes y
funciones a las comunidades transfiriéndoles competencias estatales. Ello era,
sin duda, la prioridad principal para transformar a fondo un Estado hasta
entonces tan absolutamente centralizado. A lo largo de más de veinte años estos
traspasos de competencias han sido de una enorme envergadura, con la
consiguiente pérdida de facultades legislativas de las Cortes Generales y el
adelgazamiento en número de funcionarios y en capacidad de gasto de la
Administración estatal. Hoy puede decirse que, a falta de cuestiones menores,
dentro del actual marco constitucional esta fase ha terminado.
En cambio, durante estos años se ha postergado la puesta en práctica de los
otros dos principios. Sin embargo, para el buen funcionamiento tanto del
conjunto del Estado y como también de cada una de las comunidades autónomas, es
imprescindible instrumentar las técnicas necesarias para desarrollar la
colaboración y la participación. Efectivamente, en el federalismo actual la
autonomía no debe limitarse al mero ejercicio de las propias competencias dentro
del ámbito territorial respectivo sino que, dada la creciente interrelación de
sus actividades, se hace necesario que las comunidades participen en actividades
estatales, colaboren entre sí y con el Estado para compartir responsabilidades
conjuntas. No se trata, pues, que el Estado y las comunidades se limiten sólo a
ejercer sus propias competencias sino también que todos cooperen para ejercer
mejor sus funciones.
Desde esta filosofía federal, el actual Gobierno ha efectuado ya importantes
reformas. Primero, tuvo lugar la conferencia de pPresidentes, órgano clásico de
la necesaria colaboración entre comunidades al más alto nivel, con la finalidad
de trasmitirse experiencias comunes y estudiar conjuntamente problemas que a
todos conciernen. A estos efectos, ya existe un calendario de las próximas
reuniones. Segundo, el presidente del Gobierno ya ha cogido el hábito de
convocar a las reuniones con los presidentes de los Estados fronterizos a los
presidentes de las comunidades lindantes. Ejemplo de ello ha sido esta semana el
encuentro con Chirac en Zaragoza. Tercero, y más importante, reunidos el jueves
pasado el Gobierno y las comunidades autónomas, se decidió por unanimidad la
participación de éstas en la elaboración de la política de la Unión Europea. Con
este objetivo, dos representantes de las comunidades autónomas formarán parte de
la representación permanente de España en Bruselas y también las comunidades
estarán representadas, por razón de sus competencias, en determinados Consejos
de Ministros europeos. Finalmente, la futura reforma constitucional del Senado
culminará todos estos nuevos y necesarios mecanismos de colaboración y
participación.
Prescindiendo de las constantes estridencias mediáticas, el ministro Sevilla
está haciendo una seria y callada labor para configurar definitivamente el
Estado de las autonomías como un Estado federal.