CIUTADANS DE CATALUNYA PIDE REEDITAR EL PACTO DE LA TRANSICIÓN
Noticia en “El Mundo” del 10-3-07
Vean la página de Ciudadanos de Cataluña y la nueva
DECLARACION DE CIUDADANOS DE CATALUÑA: "HACIA UNA NUEVA TRANSICION"
en esta misma página.
Barcelona.- Ciutadans de Catalunya, la plataforma de intelectuales que dio origen a Ciutadans-Partido de la Ciudadanía (C's), reclamó ayer, a través de una declaración, «reeditar» el «gran Pacto de la Transición» para superar el «sectarismo» político y restaurar el poder estatal mediante una «corriente centrípeta».
Ciutadans de Catalunya, que pocas semanas atrás se reactivó como asociación sociocultural nombrando como socio de honor al director teatral Albert Boadella, lamenta que los consensos de la Transición en torno al terrorismo, la memoria histórica y la organización territorial del Estado «se han acabado».
Según la asociación, «a causa de la falta de entendimiento y de los errores cometidos por los partidos hegemónicos, España está dividida en dos mitades bien diferenciadas» y «volvemos a las dos Españas».
«Cuando el Estado muestra su debilidad, el rencor, el resentimiento y el oportunismo ocupan la escena. El Gobierno, sea del color que sea, no piensa en los ciudadanos, sólo piensa en contra de la oposición», denuncia.
La plataforma, según informa Efe, advierte de que «la debilidad de los gobiernos permite errores como los pactos con CiU y el PNV para cambiar el modelo de Estado», así como la «legitimación del independentismo y el soberanismo, la proliferación de estatutos de autonomía incompatibles con el ordenamiento constitucional y la desarticulación de España».
HACIA UNA NUEVA TRANSICIÓN
Nueva Declaración de Ciudadanos de Cataluña del 10-3-07
Después de 30 años, los consensos de la
Transición parecen acabados. Asuntos fundamentales como la lucha contra el
terrorismo, la mal denominada memoria histórica y la organización territorial
del Estado no tienen, en este momento, un acuerdo suficientemente amplio por
parte de la ciudadanía española. Cuestiones que vertebran la actividad política
y moral de los ciudadanos están, ahora, huérfanas de respaldo social y político
suficiente para que nuestro país avance en el desarrollo de sus derechos y
libertades. Y lo peor de todo: por la falta de entendimiento y por los errores
cometidos por los partidos hegemónicos, España está dividida en dos claras
mitades. Volvemos, aunque sea metafóricamente, a las dos Españas.
Volvemos a ver el conflicto permanente entre ciudadanos. Las instituciones
políticas de los nacionalismos periféricos siguen propiciando una pedagogía del
odio contra todo lo español. La invención de “naciones” regidas por
nacionalismos identitarios, crea ciudadanos de primera y de segunda. Toda esta
ruptura de la unidad del conjunto elimina el pluralismo interno. La exaltación
de patriotismos locales, cerrados y excluyentes, es incompatible con la idea de
ciudadanía y de libertad, impulsa la creación, de nuevo, de una fractura
derivada de identidades artificialmente enfrentadas y la ruptura constitucional.
A esto debemos añadir el encarnizamiento entre los partidos hegemónicos y sus
respectivos acólitos. La demonización del contrario y de sus votantes como
estrategia política es una gran irresponsabilidad histórica de la que el
ciudadano tiene que pedir cuentas. Este estado de cosas ha llevado a situaciones
tan lamentables e insospechadas como el enfrentamiento entre víctimas del
terrorismo que están más unidas frente a determinados partidos democráticos que
ante sus propios verdugos. Cuando el Estado muestra su debilidad, el rencor, el
resentimiento y el oportunismo ocupan la escena. El gobierno, sea del color que
sea, no piensa en los ciudadanos, el gobierno sólo piensa contra la oposición.
Esta debilidad de los gobiernos permite errores como los pactos con CIU y el PNV
para cambiar el modelo de Estado; la idea de Confederalismo, el Estado
plurinacional; el bilateralismo, la insolidaridad; el vaciamiento del Estado; el
bloqueo del Estado de Derecho; la violación constitucional; la legitimación del
independentismo y el soberanismo; la proliferación de Estatutos de Autonomía
incompatibles con el ordenamiento constitucional y la desarticulación de España
en general. Todo ello nos dirige a un progresivo alejamiento de la realidad del
sentir de la ciudadanía mediante una política consistente en la creación de
nuevos problemas o en la agravación de los existentes. Esa debilidad no nos
permite atender a cuestiones urgentes como el terrorismo, el modelo de Estado,
la inmigración, la política exterior, la seguridad o la política económica.
Los consensos de la Transición fueron elaborados por personas que habían vivido
los desastres de la Guerra Civil y que, en gran parte, ya han desaparecido. Para
quienes hoy en día están en el poder, por su origen social y suelo cultural, esa
Guerra es casi un mito y nuestros principales políticos responden a una imagen
estereotipada de una generación española que no encuentra su acuerdo básico.
También corresponden a un perfil que guarda en sí el lastre de los peores
hábitos mentales del sectarismo: pensar que las cosas son más ciertas o están
mejor argumentadas si el que las propone es del propio partido o facción y
negar, de entrada, la del contrario. Ya decía Antonio Machado « ¿Tu verdad? No,
la Verdad/y ven conmigo a buscarla/La tuya, guárdatela», pero esta manifestación
de lucidez no ha permeado suficientemente y está volviendo a hacer pertinente
otra de sus denuncias: las dos Españas, cada una helando el corazón de la otra.
Nosotros, desde la Asociación Ciutadans de Cataluña, queremos promover el
pensamiento crítico y la razón como fundamentos de una nueva forma de acción
política. Sólo a partir de lo objetivable y mensurable, más que de etiquetas
apriorísticas, logrará este país el consenso entre ciudadanos. Sólo desde lo
objetivo lograremos la tan necesaria defensa de la verdad, instrumento
insustituible para eludir la plaga de una ambigüedad moral, de un relativismo
letal que nos está llevando a la errática flaqueza de la vitalidad pública. El
gran Pacto de la Transición superó las opciones particularistas y las posiciones
sectarias subrayando la lealtad entre españoles que deseaban convivir sin
excluir a nadie, y volvió a situar a España entre los países libres. Hay que
reeditarlo urgentemente.
Desde Ciutadans de Cataluña abogamos por la definición de las competencias
irrenunciables del Estado y defendemos los principios de pluralismo, libertad e
igualdad. Por todo ello, contribuiremos a la creación de corrientes centrípetas
que acaben con la centrifugación endémica del sistema, restaurando el equilibrio
entre el centro y la periferia y apoyaremos, en resumen, aquellas políticas que
se basen en la razón, la unidad y el consenso, elementos indispensables para
fortalecernos ante los nuevos retos políticos y sociales de este SXXI.