NO A LA ESTAMPITA DEL 9-M
Artículo de Dante Pombo de Alvear en “Ciudadanos en la Red” del 23 de diciembre de 2007
PUBLICADO POR CIUDADANO EN LA RED EL 31 de agosto de 2009
Por su interés
y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio
web
Faltan dos meses y medio para las elecciones generales. Presentadas como el
mayor evento político de 2008, no son más que un espejismo y un anzuelo.
Volvamos la vista atrás y repasemos algunos acontecimientos y fenómenos del año que termina:
La política del gobierno español, entre delirante y conscientemente destructiva de la Nación, ha alcanzado grados de contradicción insalvables, incluso para mentirosos y miserables tan poco escrupulosos como quienes oKupan ministerios y palacios. Necesitan aire, y Eta se lo ha dado, a su manera, matando pero sólo un poquito y "sin querer". ¿Qué son dos ecuatorianos y dos números de la Guardia Civil comparados con las ansias de paz? Los recogenueces también le han dado el oxígeno necesario, votando presupuestos y otras menudeces a cambio de lentejas moquetadas de rojo. Para todos ellos, asesinos, separatistas, antiespañoles o delincuentes de la izquierda oficial, el nuevo Rubicón es el 9-M. Pasarlo sin demasiada corriente, quizás de noche y sin ruido, les permitirá, eso piensan, fumar la pipa de la rendición e iniciar la segunda fase de la ruptura de España. La primera parte se ha logrado en parte, poniendo al PP a menudo contra las cuerdas, pero se ha estrellado contra millones de huéspedes de la calle, inesperados y sorpresivos: quiénes, de la mano de AVT y Foro Ermua, han dicho que NO.
Sin embargo, la anti-España ha logrado grandes victorias:
Por ejemplo, resquebrajar el frente político democrático, nacional y patriótico, defensor de las libertades, encarnado a priori por el PP, en la medida en la que recibió un encargo de diez millones de votos para tal fin. Hoy, ante la satisfacción de Rubalcaba, se prepara para las elecciones una oposición dubitativa, acomplejada y con miedo a perder, pero también a ganar. Rajoy cristaliza perfectamente la indefinición y la flaqueza del proyecto que encarna el PP, a todas luces insuficiente para enfrentar el desafío histórico que se avecina.
Otros ejemplos: los microproyectos entre cívicos y psicológicos, plasmados en Ciutadans primero, y en UPD después. Con matices (pues uno ha desaparecido ya estrepitosamente por ineficiencia y traición a los principios que lo sustentaban, y el otro es un andamiaje precario que se desbarata en estos días ante nuestros ojos), ambos han fracasado. Tendré la oportunidad, en un futuro cercano, de analizar con distancia y frialdad el porqué, aunque el componente táctico y de distracción, destinado a neutralizar energías ciudadanas rebeldes y democráticas, cobra cada día más fuerza en mi comprensión de uno de los timos más significativos de nuestra estampita democrática.
Por consiguiente, no hay alternativa político-electoral para
salir de la crisis histórica, de cara a la cita del 9 de marzo. ¿Por qué?
Porque soluciones que consistan en regresos a consensos constitucionales, con
eventuales rectificaciones de "errores" y reformas homeopáticas no
están a la altura de los daños causados durante estos tres años, por no decir
durante buena parte de la transición, desde la llegada al poder de un PSOE corrupto,
atraído por el terrorismo de estado, la muerte de Montesquieu
y la estética PRI. Y porque el error quirúrgicamente incorregible de la dinámica
autonomista, que entregó las escuelas y los fondos públicos del mangoneo local
a nacionalistas iletrados y malignos, fanáticos en su identificación con
patrias impaginarias, ha desembocado en una situación
político-administrativa incontrolable desde el Estado, tal y como está
conformado y funcionando hoy, tanto en Zarzuela como en Moncloa o en la carrera
de San Jerónimo.
Llego pues a la conclusión de que la ruptura con el régimen de 1978 es
inevitable. Puedo entender, pero les digo que se equivocan, a quienes se
aferran de buena fe a la Constitución, frente a quienes ya han emprendido
tareas de demolición para edificar no sé qué modelo de co-soberanía,
disfraz del separatismo aprovechado, pues el mercado de lo que quede de España
seguirá siendo apetecible, y dinero, mucho dinero, es y será necesario para
perpetuar en el poder y en sus respectivas provincias a los hijos del racista
Arana, del criminal Companys o del cretino Infante,
por citar sólo a algunos padrecitos de minipatrias.
Más allá del modelo de estado stricto sensu, llega la hora,
cuando pase el bulo del 9-M, de la reconstrucción democrática de España. Supone
decir NO a todos los partidos y propuestas que se harán en estas
elecciones-trampa, pero exige ver más allá, y decir NO a los territorios
étnicos que se vienen consolidando, a sus cortijos lingüísticos, a la tiranía
de los partidos y de sus componendas de sinvergüenzas, pactadas por los
pasillos del congreso con el máximo desprecio hacia la gente, esos españoles
que sólo sirven para costearles el sueldo, las dietas, el canon y la vanidad.
Llega la hora de la res publica como sujeto de soberanía y de poder
democrático, lo que supondrá, por las buenas o por las malas, echar a los
mercaderes que humillan la Nación y ensucian nuestros espacios institucionales
con sus excrementos progres y/o nacionalistas.
La verdad, la justicia y la libertad, amenazadas y maltratadas desde el felipismo, y particularmente en estos tres últimos años, no
las va a defender nadie en las próximas elecciones: ni Rajoy, por cobardía y tacticismo cedista, ni Rosa Díez
y sus lobos socialistas vestidos de corderos transversales, ni mucho menos los
traidores y sus colaboradores, desde Ajuria Enea hasta San Jaime, pasando por
Ferraz o los seminarios de la iglesia vascoetarra.
La palabra la tenemos nosotros, más que nunca. Millones de personas salieron a la calle desde 2004, muchas de ellas nunca se habían metido en política. La indignación frente a la injusticia y el apego a España, garantía de libertad y de democracia, les ha movido, y sólo es el comienzo. Se llama movilización popular.
Dante Pombo de Alvear