LA TERCERA ESPAÑA.
Artículo de Rosa Díez en su blog de “¡Basta Ya!” del 12.11.07
Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que
sigue para incluirlo en este sitio web.
Con un comentario al final:
¡NO A LAS FRACTURAS ARTIFICIOSAS! ¡SOLDEMOS LOS ESPIRITUS, SOLDEMOS
LOS TERRITORIOS!
Luis Bouza-Brey, 12-11-07, 7:00
No es la primera vez en nuestra historia que es necesario
apelar a la voz de la tercera España; en un pasado no tan lejano personalidades
como Ortega, Madariaga, Sánchez Albornoz, Machado, Galdós, Unamuno, Besteiro o Marañón alertaron sobre las consecuencias de una
división entre españoles que podría tener –como de hecho tuvo—graves
consecuencias. Y a una tercera España que sufría las consecuencias de un
enfrentamiento esteril, artificial y peligroso; una
tercera España que no se sentía representada por los protagonistas políticos de
aquellos tiempos.
Hoy no estamos, afortunadamente, en circunstancias similares.
España forma parte de la Unión Europea, hay una democracia asentada, hay
millones de ciudadanos españoles que han nacido en democracia. Estas
circunstancias nos protegen de consecuencias dramáticas como las que dieron al
traste con la Segunda República. Y como las que se produjeron
después. Pero es también cierto que llevamos demasiado tiempo
cavando entre nosotros una sima artificial que cada vez se hace más
profunda y más infranqueable. Quiero destacar lo artificioso-- y lo
irresponsable-- de la división que se está fomentando desde el poder
político entre ciudadanos españoles. Entre nosotros no existía un ánimo
revisionista, ni rupturista. La inmensa mayoría de españoles no sentíamos
necesidad ninguna de ahondar en nuestras diferencias, de buscar elementos --en
el pasado y en el presente-- que nos dividieran como conciudadanos de un mismo
país, de un estado de Derecho llamado España.
Sin embargo hemos llegado a una situación en la que todo aparenta
estar partido por la mitad. No hay nada, ni sustancial ni adjetivo, en lo que
parezca que nos podemos encontrar. Desde el modelo territorial, hasta la
política antiterrorista, pasando por la política exterior, la fiesta de los
toros, el cambio climático o las visitas de los Reyes a cualquiera de los
territorios que configuran nuestro país, nada encuentra espacio para el
consenso. En nada estamos de acuerdo; y si parece que es posible tejer algún
acuerdo, pues nos lo cargamos y basta.
La situación de confrontación que estamos viviendo no se ha
producido por generación espontánea; es la consecuencia de una estrategia
diseñada por el PSOE dirigida a dividirnos, a partir España en
dos; una estrategia acariciada desde antes de llegar al
gobierno y que tuvo su desarrollo perfectamente definido y calculado desde el
mismo momento en que ganó las elecciones. El PSOE decidió garantizarse sus
futuras mayorías haciendo una política que expulsase al PP del consenso
constitucional; por eso el Partido Socialista renunció a ser un partido que
vertebrara España, a defender un mismo proyecto para todo el país. Y así
perdió la seña de identidad más característica de toda su
historia. Y en coherencia con ese nuevo diseño, perdida su condición
de partido de Estado, puso en marcha una serie de alianzas con los
nacionalistas para garantizarse sus apoyos tanto en el Gobierno de España como
en todos los ayuntamientos y/o comunidades autónomas; el espíritu del Pacto del
Tinell se extendió a toda España y a todas sus
instituciones. Al mismo tiempo y desde el gobierno de la Nación
decidió impulsar todas aquellas leyes que --o bien por la forma de
presentarlas o por el alcance y/o la ideologización del tema a
regular-- forzaran al PP a rechazarlas, excluyendo de facto al principal
partido de la oposición, al único partido que, hoy por hoy, es alternativa de
gobierno, a quedar excluido de cualquier acuerdo. Recuerden la soflama triunfal
que los dirigentes del PSOE y del Gobierno han repetido a lo largo de toda la
legislatura: "Se han quedado otra vez solos". Sí, solos con diez
millones de ciudadanos a los que también se les ha castigado con su
exclusión.
.
El PSOE ha diseñado una estrategia de confrontación con el PP, de
bronca continua, de provocación, en la que la mayor parte de las veces éste cae
de cabeza. Es verdad que en muchas ocasiones el Partido Popular no hace
otra cosa que defenderse; pero es también cierto que en otras muchas se deja
llevar por la diversidad de intereses que anidan en sus filas, por la táctica
que le van marcando sus baronías territoriales y por el vértigo que le produce
no tener ningún aliado para un futuro gobierno. De ahí la debilidad que
muestra, por ejemplo, al entrar a negociar nuevos textos estatutarios que
no preocupan a nadie y que legitiman la posición del PSOE en la implantación de
un nuevo modelo territorial del Estado. El último ejemplo de
esta debilidad y de esa táctica errática del PP son las recientes
declaraciones de su líder catalán, Sirera, que se
muestra partidario de que el Constitucional no modifique el texto del Estatuto
que ellos mismos como partido político han recurrido…
Pero el responsable de esta ruptura, de esta bronca
, de esta confrontación que soporta la sociedad española es el PSOE y su
gobierno, que han hecho de llevar al extremo todas las posiciones su principal
fondo de negocio. Pero ideologizar hasta el extremo cualquier propuesta, hasta
los temas que son propios de pactos de estado, no sólo ha producido una ruptura
con el Partido Popular; esa forma de hacer política ha conseguido que la
mayoría de los ciudadanos empiecen a estar completamente hartos de este clima
irrespirable y, por ende, de la política. Claro que esto no le preocupa al
PSOE: el partido del gobierno cree que en la bronca gana, que la
respuesta que consigue del PP con sus provocaciones hace que la gente olvide
quien es el que provoca, que la “sonrisa” de Zapatero les permite hacer videos
insultantes o declaraciones sobre “la autoría intelectual del atentado del
11M”, como las que hizo José Blanco, quedando el PSOE como el agredido y el PP
como el radical y el agresor. Eso es al menos lo que ellos y sus expertos
electorales calculan. Y como ya no hacen política sino que se dejan guiar sólo
y exclusivamente por la demoscopia, pues así siguen.
Otro ejemplo de la estrategia de ruptura llevada a cabo por el
Partido Socialista es el debate de estos días en la asamblea de la Federación
de Municipios y Provincias: cuando el PP propone que se obligue a los ediles a
cumplir la Ley de Banderas, la respuesta del PSOE --esta vez por boca de un
alcalde del País Vasco, el de Vitoria, Patxi Lazcoz— es que “no se pueden imponer los sentimientos a
millones de ciudadanos”, como si cumplir la ley dependiera de los sentimientos;
pero observen la táctica: el PSOE, tolerante con los “sentimientos” de los
ciudadanos; el PP “dando con el palo de la bandera” a quienes no la
sienten… Y así, suma y sigue.
Pues bien, creo que ha llegado el momento de reivindicar esta
tercera España, que es la de la mayoría, la de los ciudadanos que no se sienten
enemigos de sus vecinos, que se saben unidos por mucho más de aquello que les
puede separar; es el momento de reivindicar ese espacio de entendimiento, de
concordia; es el momento de defender lo que nos une, de hacerlo juntos, al
margen y por encima de la ideología de cada cual. Es el momento de apelar
a personas de nuestra historia como Marañón y Besteiro,
un liberal y un socialista, españoles cabales, hombres honestos, demócratas sin
limitaciones, objetores de los extremismos y de la contienda. La
reivindicación de ese espacio común en el que estamos la inmensa mayoría de los
españoles es estrictamente necesaria; y urgente. No es una reivindicación
ideológica; ni electoral. Es una reivindicación de sentido común y de sentido
democrático. Hoy no estamos en aquella circunstancia dramática en la
que esos defensores del entendimiento fueron arrollados por el choque de
trenes de los extremismo; pero es igualmente urgente
alzar la voz para evitar que las cosas lleguen más lejos. No nos lo
podemos permitir. Y nuestros hijos no se lo merecen.
Comentario final:
¡NO A LAS FRACTURAS ARTIFICIOSAS! ¡SOLDEMOS LOS ESPIRITUS, SOLDEMOS
LOS TERRITORIOS!
Luis Bouza-Brey, 12-11-07, 7:00
¡Es eso, Rosa, es eso! El
país necesita cerrar las brechas artificialmente reabiertas por la coalición
demencial del extremismo irresponsable del gobierno del PSOE, apoyado en IU,
con el radicalismo nacionalista dispuesto a dar la batalla final del soberanismo y la independencia.
La situación actual de
España suscita la imagen de aquel procedimiento de tortura consistente en
tensar con cuatro caballos las extremidades de un infeliz en las cuatro
direcciones del espacio simultáneamente.
Me interesa añadir el
matiz de la ruptura motivada por la brecha nacionalista, porque es la que hace
doblemente peligrosa la situación: el extremismo izquierdista no tiene muchas
posibilidades de éxito aisladamente, en un país integrado en Europa con altos
niveles de vida y desarrollo industrial, pero si este extremismo se apoya en
las tendencias particularistas obtusas de ruptura de la unidad de España, esta
coalición demencial puede resultar ---está resultando--- explosiva.
Porque al oportunismo estafador de la izquierda oficial, que deja inerme
la unidad esencial del país, se une el empuje destructivo que transforma el
pluralismo estructural del país en particularismo rupturista, obtuso, balcanizante y antieuropeo. El nacionalismo periférico ha
transformado la necedad en virtud, con la eficaz ayuda de los partidos de la
izquierda oficial, a fin de conducirnos a todos los demás al suicidio
colectivo. Cada vez estamos más lejos de la idea europea de pluralismo
integrado, libertad y democracia, y de la España exitosa de los pasados años
del logro incrementado de la igualdad, el progreso y la libertad.
Tenemos que soldar las
brechas si queremos hacernos dueños de nuestra Historia y garantizar la
esperanza en el futuro: socialistas auténticos y liberales progresistas y
conservadores, tenemos que unirnos frente a la izquierda obnubilada y el
nacionalismo delirante, que están desmembrando el país. Tenemos que frenar el
izquierdismo sectario y el nacionalismo obtuso, los dos actores que reabren
brechas insolubles para la salud pública del país.
Creo que hay mucha gente
en España que puede entender esto si se le hace llegar la conciencia del
peligro de la situación y de la sensatez de la solución. ¡Preparemos un
gobierno de gran coalición para salir de los potros de tortura o acabaremos
hechos trizas!