Artículo de Edurne Uriarte en “ABC” del 09
de julio de 2009
Por su interés
y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio
web
Después
de las elecciones europeas, escribí que UPyD había
alcanzado probablemente su techo electoral y apunté que sólo contemplaba una
hipótesis alternativa en caso de una severa crisis del PP o del PSOE. Pero
resulta que quien ha tenido la crisis es la propia UPyD,
que podría llevar a este partido a un futuro mucho más negro que el del
estancamiento electoral, el de la autodestruccion.
Y es
que el notable éxito mediático de UPyD se ha debido a
dos razones. A ser percibido como una partido defensor de la unidad de España y
de la fortaleza del Estado, por un lado, y como un partido alternativo a los
partidos tradicionales, por otro. Y es en este segundo elemento donde se ha
fabricado la magia de UPyD, su glamour
político. Su aura de contestación, de digresión, de ruptura, de cambio, de
alternativa. De superación de las estructuras y mecanismos viejos, burocráticos
y jerárquicos de los partidos.
Y,
por supuesto, se acabó la magia. Pero de una forma mucho más brutal de lo que
cabía imaginar. Una cosa es que UPyD sólo pueda ser
eficaz con un modelo de partido burocratizado, jerarquizado y con decisiones
basadas en la democracia indirecta, a semejanza del PSOE y del PP, que es lo
algunos pensamos. Y otra cosa es que UPyD haya
llevado lo de la burocracia y la jerarquía hasta extremos tan radicales. Y se
haya cargado el glamour en una semana y no en un
lento proceso de desencantamiento digerible para sus seguidores.
Una
crisis tan importante como la del PP en el último año no ha dado lugar a un
solo expediente disciplinario. Y UPyD se las ha
arreglado para abrir 14 él solito. Al margen de la cascada de dimisiones, sobre
todo, la de Mikel Buesa.
UPyD puede reconducir el embrollo con diálogo y un congreso
integrador el próximo noviembre. Pero lo de la magia se acabó definitivamente.
Para jerarquía y disciplina, la de UPyD.