INTEGRACIÓN
EN EL GONZALATO :EL ORÁCULO IBARRIENSE
Artículo de Emilio Campmany en “Libertad Digital” del 02.05.08
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
El único consuelo que
nos cabe es esperar a que en este caso ocurra como en tantos otros, que, para
que las cosas se pongan bien, hace falta que antes se hayan puesto muy mal.
Ya
retirado, Rodríguez Ibarra quiere ser la sibila de Ferraz, la más preclara de
las pitias progres, una que se exprese con palabras turbias que sólo los
iniciados sepan desentrañar.
Su
última profecía, oscura como una sima, ha sido revelada desde el templo
prisaico: "Existe una derecha montaraz (...). [Pero,] afortunadamente
existe otra derecha que sí quiere jugar –y ganar limpiamente– al juego
democrático. Conservadores democráticos, modernos, europeístas y respetuosos
con las reglas. Esos conservadores, que tienen todo el derecho a alternarse en
el poder, deben ser los que se impongan en la definición de un partido de
centro-derecha (...). Para ello se tienen que olvidar de la pretensión que el
PP tuvo en la legislatura pasada de romper las reglas del juego con las que
hemos llegado hasta aquí. (...) Esa derecha moderna, democrática, europea, y
eso dependerá mucho de quien la lidere, tiene la oportunidad de demostrar a los
ciudadanos que vuelve a jugar limpio con el deseo de gobernar en España sin
romper nada".
El
oráculo es opaco, pero no tanto como para no ser descifrable. Sólo los
conservadores democráticos, modernos y europeístas tienen derecho a alternarse
en el poder. Los otros, montaraces, cavernícolas y de escasas luces, que creen
en la igualdad de todos los españoles, en el imperio de la ley y en la nación
española, no merecen el Gobierno y han de ser aislados y apartados.
Por
lo tanto, la pitonisa viene a decir: sed como nosotros, que en el pasado
combatimos a los terroristas asesinando y secuestrando y hoy negociamos con
ellos el futuro de España; que en otro tiempo incautamos empresas privadas y
hoy las vendemos a los nacionalistas; que ayer perseguimos a nuestros
adversarios y hoy excarcelamos a los amigos del poder. Cuando seáis como
nosotros, podréis volver a sentir como el cuero de vuestros zapatos acaricia
las moquetas de los edificios oficiales. Ay de vosotros si no lo hacéis, pues
entonces nunca se os dará ver la tierra prometida.
A
la derecha no se le pide que acepte un nuevo régimen, se le exige que se
integre en el que ya está creado, el que fundó Felipe González Márquez y que
Amando de Miguel bautizó con el celebrado nombre de Gonzalato, ese que Aznar no
quiso o no supo desmantelar. El de la Transición, que tanta libertad trajo,
murió poco a poco, en su cama, abandonado por todos.
Al
fin es posible discernir a qué se debe la melancolía y pesadumbre que embarga a
los corazones de la derecha: hicieron la vista gorda con el GAL, consintieron
la incautación de Rumasa y transigieron con la politización de la Justicia. El
régimen que permitió aquello sigue intacto para seguir tolerando dislates como
el estatuto de Cataluña, la negociación con ETA o la recientísima genuflexión
ante los piratas somalíes. La alternativa es seguir tragando o el Aventino.
Ya
estamos peleándonos por el agua. Me gustaría ver qué cara se le queda a la
pitonisa extremeña cuando, por mor de las balanzas fiscales, este régimen que
tanto ayudó a engendrar haga que catalanes, mallorquines, valencianos y
madrileños se nieguen a pagar los subsidios de extremeños y andaluces.
El
único consuelo que nos cabe es esperar a que en este caso ocurra como en tantos
otros, que, para que las cosas se pongan bien, hace falta que antes se hayan
puesto muy mal. Lo más probable es que, en efecto, las cosas se pongan muy mal.
Que eso ayude a que se pongan bien, no me lo parece tanto.